domingo, 16 de diciembre de 2012


DESDE LA RESPONSABILIDAD A LA PROSPERIDAD.

         Si hay algo que ha venido caracterizando nuestro medio social en los últimos años son las actitudes irresponsables que se han extendido a diferentes ámbitos. Tendemos a pensar que esto efectivamente es así, pero a continuación atribuimos esa irresponsabilidad  siempre al “otro”. Ello nos lleva a adoptar actitudes paralizantes por cuanto los cambios en los modos de conducta los deberá efectuar únicamente ese otro. Pero claro también a la inversa, y desde esa misma posición, ese otro va a esperar que sea yo el que rectifique. Así que “unos por otros, la casa sin barrer”.

            Sin embargo la gravedad de la crisis y la amplitud de la misma nos hacen sospechar que las irresponsabilidades son más bien generales y no se reducen únicamente a unas pocas personas. No son sólo de “ellos”, también son nuestras. El aceptar que esto es así, debe ser el principio para poder avanzar en mejorar nuestro medio social.

            Una de las lecciones que nos aporta la crisis actual es que la prosperidad económica depende en buena medida de la caracterización de las personas que componen esa sociedad. En esa caracterización cobra especialmente importancia lo que es la asunción de unos determinados valores. No es simplemente acumular conocimiento (que también) como la formación en valores y formas de conducta. En ese sentido la superación de la crisis actual deberá de ir acompañada de cambios en las conductas sociales que nos lleven desde la responsabilidad a la prosperidad.

martes, 11 de diciembre de 2012


EL ESTADO DE LAS AUTONOMIAS EN CRISIS.


            Si hay algo claro es que el Estado de las Autonomías tal y como fue planificado por Martín Villa se encuentra actualmente en una profunda crisis. Sus ineficiencias son manifiestas y se cuestionan no sólo desde los propios españoles sino también desde el conjunto de Europa.


            La división de tareas y funciones entre las distintas administraciones ha llevado a la duplicar y triplicar los organismos que desempeñan una misma función. La consecuencia es que los costes de sostener esa administración se multiplican y también la desorientación de la ciudadanía respecto de donde debe acudir para solucionar un determinado problema. Podemos poner como ejemplo las funciones relativas a la "defensa del consumidor" que uno las puede encontrar en el Ministerio correspondiente, en la Consejería de turno, en la Diputación o en el Ayuntamiento. Esta situación es irracional y habría que evolucionar hacia "una función, una institución". Hemos de avanzar en la organización del estado de modo que se evite el dilapidar el dinero público en tareas que no reportan beneficio alguno a la ciudadanía.


            También se hace necesario que los servicios básicos como pueden ser la sanidad se correspondan al conjunto de los españoles con independencia de la Comunidad Autónoma en la que residan. Así la atención al paciente se deberá prestar en el centro sanitario más próximo a su domicilio con independencia de que el mismo se encuentre en su Comunidad Autónoma o fuera de ella. No puede ser que la división de competencias provoque las tensiones actuales. Desde la racionalidad pero también desde la voluntad política habrá que buscar una cierta igualdad en la atención sanitaria que se reciba en las diferentes comunidades. Si la sanidad pública parte del concepto de la atención universal a todos los ciudadanos con independencia de sus ingresos, creo que ese mismo principio también hay que aplicarlo a nivel de territorios y Comunidades Autónomas. Los criterios de nivel de población y distancia al centro sanitario deberían ser aplicables por igual a toda España. Lo mismo cabría decir de otros servicios básicos.

domingo, 2 de diciembre de 2012


SOBRE LA DIFERENCIA ENTRE MANDAR Y DIRIGIR.


            Diría que en muchos casos tanto a nivel de la empresa como de la administración se manda mucho pero se dirige poco. El mandar se hace desde la demanda de una obediencia ciega a unos subordinados a los que se subestima y con los que no se establece ningún tipo de comunicación. Basta con conseguir que otros cumplan tus órdenes, tus mandamientos.


            Sin embargo dirigir es mucho más exigente en sus planteamientos. Se necesita marcar la dirección, los objetivos a alcanzar. En ese sentido es necesario definir tanto las estrategias, como los medios de cara a tratar de alcanzar esos objetivos..


            Dirigir implica también un ejercicio de la autoridad, al igual que mandar. Sin embargo en un caso se busca la implicación de las personas a las que se dirige en la consecución de los objetivos. Para ello se hace preciso la comunicación e incluso la capacidad de saber que siempre es posible encontrar parte de verdad en los demás. Ver como enriquecedor aquello que te pueden aportar las personas que están en mayor medida en contacto con las cosas. Ser incluso capaces de cambiar en función de las aportaciones que en un momento te puedan dar.