miércoles, 15 de mayo de 2013

DE PLATON AL WHATAPPS.


         No, no teman mi intención no es la de exponer ni las teorías de los filósofos griegos, ni tampoco hacer un discurso sobre las nuevas tecnologías. Soy sociólogo y este artículo no quiere ser más que una invitación a la reflexión sobre nuestro actual modelo social.
            Diría que hemos ido pasando de una sociedad del pensamiento a otra en la que prima la fugacidad del tiempo y la brevedad en las comunicaciones. Es la idea principal que quiere trasmitir este artículo desde su propio título. Claro, donde pone Platón podrían poner Kant o Hegel o Unamuno y donde pone Whatapps se puede incluir desde las redes sociales a los mensajes sms.
            Las nuevas tecnologías diríamos que son una invitación a no pensar. Hay que lanzar mensajes que “viven” en las redes por un tiempo muy corto al ser desplazados por otros en una vorágine sin demasiado sentido. Es muy complicado que un pensamiento se pueda exponer en unas pocas líneas. Los pensadores siempre han necesitado muchas páginas para exponer lo que son sus reflexiones, pero hoy ¿quién se muestra dispuesto a dedicar tiempo a leerlas? ¿En que medida el descenso en la lectura de periódicos está asociado a una cultura en la que sólo se prima el ocupar el menor tiempo posible?
            En general diríamos que en nuestra sociedad el tiempo es un recurso escaso. Sin embargo a la vez creo que también es algo que derrochamos. ¿Hasta que punto el tiempo que utilizamos para hablar por el móvil, en las redes sociales… es algo que  cada uno lo podría considerar como útil para el mismo?
            Podríamos tener la sensación que los propios vacíos personales se tratan de cubrir a través de los contactos virtuales. Pasamos de un contacto cara a cara a otro móvil a móvil o ordenador a ordenador. Sin embargo esto es algo que no nos llena de modo suficiente.
            No quiere ser este artículo un alegato contra las nuevas tecnologías. Creo que nos aportan muchas cosas interesantes. Simplemente hacemos referencia al uso que se hace de las mismas. Es un valor muy importante el que esas tecnologías nos permitan acceder a muchísima información o que podamos contactar en la distancia con seres queridos a los que podemos ver y además sin coste alguno. Lo que ya no tiene demasiado sentido, siendo algo que vemos muy frecuentemente, es que en la reunión de un grupo de amigos  en vez de hablar entre ellos, cada uno se relaciona con su propio aparato electrónico.
            Es posible que estemos pasando un sarampión tecnológico y que luego las cosas vuelvan a su cauce. Sin embargo podríamos decir que no nos podemos enfrentar a los problemas que padecemos con la exigencia de resolverlos en no más de dos líneas o con estímulos culturales y sociales que favorecen estos comportamientos. ¿Tiene sentido el proponer a alguien que nos aporte medidas contra la crisis pero en sólo dos líneas?

sábado, 4 de mayo de 2013

EL CAMBIO DEL RECAMBIO.


         Es un hecho que se ha venido repitiendo que el partido que estaba gobernando perdía las elecciones con independencia de la ideología que representase. Es el caso de España  al Gobierno del PSOE presidido por Rodríguez Zapatero, le sucede el del PP de Mariano Rajoy. Esta situación sucede en otros muchos países como Francia con la sustitución de Sarkozy por Hollande o en el Reino Unido donde a un gobierno laborista le sucede otro conservador. Los ejemplos podrían extenderse a muchos otros países.

            Uno diría que esa etapa ya ha pasado y que ahora estamos en la del "cambio del recambio". Los sondeos electorales apuntan a que la acción de gobernar ha empezado a desgastar el apoyo electoral del PP, pero es que en Francia sitúan a Hollande como tercero en intención de voto por debajo de Sarkozy y de Marine Le Pen. En el Reino Unido las últimas elecciones municipales marcan un descenso en el voto de los tories.

            En definitiva podemos decir que el respaldo a los partidos que en cada uno de esos países han representado el cambio de poder han ido perdiendo fuerza, es decir apoyo ciudadano. Sin embargo tal vez por cuanto aún pesa el pasado reciente el partido alternativo que estuvo anteriormente gobernando no sale beneficiado en ese proceso. En el caso español el último sondeo del CIS nos indicaba que incluso el descenso en intención de voto del PSOE era aún mayor que el que recibía el PP. En Francia es un hecho a considerar que la ultraderecha sea el segundo partido, mientras que el gran triunfador de las elecciones municipales inglesas sea un partido como el UKIP que se define como "nacionalista", "antieuropeo" y "anti emigración". El auge en Grecia de un partido con tintes neonazis como "Amanecer Dorado" que hace campañas de reparto de comida a los que demuestren, carnet en mano, ser griegos también iría en la línea de "antieuropeo" y "anti emigración" que se propugna desde el UKIP (salvando otras diferencias).  En España hoy por hoy el descenso electoral del PP y del PSOE lo parecen recibir tanto IU como UPyD.

            Es por eso que diríamos que estamos ante el cambio del recambio. Al perdurar la crisis parece que crecen los partidos antisistema sobre la base de la desesperación. Diríamos que esto ha sido siempre un grave peligro por cuanto hay que recordar que fue la gran crisis del año 29 la que alimentó el auge del nazismo.

            Creo que se hace necesario entender que la salida a la actual crisis no es algo que simplemente debemos pedir que otros (los políticos) nos lo den como algo hecho. La situación es tan complicada que se hace necesario entender que es algo que debemos buscar entre todos y que los cambios políticos no son suficientes. Es necesario un cambio social, algo que abarque al conjunto de las personas y no sea exclusivo de sus dirigentes. Es decir cambiar un líder por otro no nos soluciona el problema. Decir lo mal que lo hacen unos o lo han hecho anteriormente otros sólo contribuye a que las cosas se anquilosen ya que todo movimiento lo deberá hacer "el otro".

            Necesitamos líderes que sean capaces de generar ilusión y unidad desde la racionalidad. Hay que huir de aquellos que desde la demagogia exaltan las posiciones antisistema y que más que solucionar las cosas pueden contribuir a agravarlas aún más.

 

                                                           David Díez LLamas