miércoles, 22 de julio de 2015

DE PODEMOS A PUEDO.


 

            Pablo Iglesias ya dio algún aviso cuando en las elecciones Europeas planteo una papeleta con su fotografía. En principio se trato de decirnos que no era un acto de soberbia sino una estrategia para identificar la marca “Podemos” con la persona que era referencia de debates televisivos en algunas televisiones privadas.

            Podemos se presentaba como el paradigma de la participación ciudadana. Tenían a orgullo diferenciarse en ello del resto de partidos y querían instaurar el régimen de “castas” en las que los demás eran “los intocables” (eso sí con derecho a mofa y escarnio) y ellos los elegidos.

            De su visión centralista de la política dieron un primer aviso al considerar de escaso interés las elecciones municipales y autonómicas, lo suyo eran las elecciones generales. Pero el paso definitivo lo han dado ahora en lo que es el modo de elegir a sus candidatos a esas elecciones generales. Lo hacen por lista única para toda España. Luego serán los que salgan en esa lista y en función del puesto en que salgan los que elegirán la circunscripción por la que se van a presentar. Vamos el centralismo más absoluto, que llevará a que alguien de Almería (pongamos por caso) se pueda presentar por León y el de León por Almería. La desconexión de representantes y representados será absoluta. El territorio de referencia importa poco o nada y con ello también las personas que residen en ella. Todos somos súbditos al servicio del líder. Así digo que hemos pasado del Podemos al Puedo.

            En su propia organización las provincias no existen y por ello mismo abogan por la supresión de las Diputaciones Provinciales. La sensibilidad hacia León y lo leonés es nula, no existe. Con Podemos las referencias a “lo leonés” y a la “identidad leonesa” desaparecen. Que esto se nos presente como un ejercicio democrático no deja de ser chocante.

lunes, 13 de julio de 2015

SI SOMOS (LEONESES), ESTAMOS


 

            A lo largo de muchos años (más de treinta) he tratado de difundir a través de mis escritos tanto lo que ha sido el proceso autonómico leonés, como la pervivencia de la identidad leonesa a lo largo de los siglos o dibujar los rasgos que en mi opinión vendrían a definir la personalidad leonesa. Diría que las cosas que se plantean en todos esos escritos apenas han sido objeto de discusión. Se admiten sus conclusiones, con lo que se reconoce que la existencia de una identidad leonesa ha permanecido a lo largo de los siglos hasta la entrada de la España de las Autonomías. También hay un consenso bastante generalizado en considerar que si hoy no se reconoce como tal esa identidad leonesa ha sido como consecuencia de un proceso plagado de irregularidades democráticas y contra la opinión de la ciudadanía y de sus instituciones (votación por 20 votos a 4 en la Diputación de León).

            El debate no se ha tendido a situar en si eso que decimos “es o no es” sino más bien si ante esa situación “se puede hacer algo o no hay nada que hacer”. Es decir entre si debemos permanecer en el actual marco autonómico aún a costa de considerar que es injusto (permanecer anclados en la injusticia) o si bien hay que ser rebeldes ante ella y recuperar los valores de la libertad y la dignidad. Es curioso comprobar que en ese debate se dan extrañas coincidencias entre lo que son las posiciones de partidos aparentemente contrapuestos como el PP y Podemos. Incluso en algún caso se apunta en avanzar en esa destrucción de la identidad leonesa eliminando las Diputaciones y con ello el propio concepto de provincia. Todos ellos comparten que para avanzar (sus líderes) en sus respectivos partidos deben someterse a aquello que le digan desde fuera del ámbito puramente leonés. He tenido la oportunidad de comprobarlo incluso en las últimas elecciones. Había líderes que te decían “yo soy partidario de una autonomía leonesa” pero es que mi partido al ser de ámbito nacional no se plantea estas cosas. Había una abierta discordancia entre el sentimiento individual de ese líder y el planteamiento al que le obligaba el partido. No había un respeto a la voluntad de aquellos que en territorio leonés demandaban sus propios afiliados.

            Este artículo quiere ser un alegato para decir que SI SOMOS, ESTAMOS. Es decir que mantener la identidad y la personalidad leonesa también es algo que depende de nosotros mismos. Defiendo hoy que “lo leonés” es hoy más que nunca una comunidad de sentimientos, y cuanto más extensa sea, más carta de existencia tendrá la propia condición de León como Región. Más allá de los valores identitarios, está es una lucha por la libertad y desde la libertad. Por no admitir la imposición que se hace a la ciudadanía sin ningún tipo de consulta y en abierta oposición a sus deseos. Es la defensa de la dignidad de ser lo que somos. Es como si a alguien que se llama Pedro (pongamos por caso) otro sin su consentimiento le pasase a llamar Federico y máxime sin pedirle permiso previamente.

            La administración puede fijar marcos territoriales, pero la libertad de ser lo que soy, es algo que cada uno sigue teniendo. Hay que ejercer esa resistencia desde la individualidad con el afán de que en algún momento la suma de individualidades tenga la fuerza suficiente como para cambiar las cosas también en el  ámbito administrativo. No es sostenible un marco territorial en abierta oposición a los sentimientos de las personas que conviven en él.