Pablo Iglesias ya dio algún aviso
cuando en las elecciones Europeas planteo una papeleta con su fotografía. En
principio se trato de decirnos que no era un acto de soberbia sino una
estrategia para identificar la marca “Podemos” con la persona que era
referencia de debates televisivos en algunas televisiones privadas.
Podemos
se presentaba como el paradigma de la participación ciudadana. Tenían a orgullo
diferenciarse en ello del resto de partidos y querían instaurar el régimen de
“castas” en las que los demás eran “los intocables” (eso sí con derecho a mofa
y escarnio) y ellos los elegidos.
De
su visión centralista de la política dieron un primer aviso al considerar de
escaso interés las elecciones municipales y autonómicas, lo suyo eran las
elecciones generales. Pero el paso definitivo lo han dado ahora en lo que es el
modo de elegir a sus candidatos a esas elecciones generales. Lo hacen por lista
única para toda España. Luego serán los que salgan en esa lista y en función
del puesto en que salgan los que elegirán la circunscripción por la que se van
a presentar. Vamos el centralismo más absoluto, que llevará a que alguien de
Almería (pongamos por caso) se pueda presentar por León y el de León por
Almería. La desconexión de representantes y representados será absoluta. El
territorio de referencia importa poco o nada y con ello también las personas
que residen en ella. Todos somos súbditos al servicio del líder. Así digo que
hemos pasado del Podemos al Puedo.
En
su propia organización las provincias no existen y por ello mismo abogan por la
supresión de las Diputaciones Provinciales. La sensibilidad hacia León y lo
leonés es nula, no existe. Con Podemos las referencias a “lo leonés” y a la
“identidad leonesa” desaparecen. Que esto se nos presente como un ejercicio
democrático no deja de ser chocante.