sábado, 30 de julio de 2016

LA LEY FRENTE A LA ESPADA.


          En el 2.017 se conmemora el 1.000 aniversario del nacimiento del Fuero de León, que supone la primera recopilación de los fueros en la península ibérica. Ya ven el Reino de León que no es ni autonomía, tiene detrás  una trayectoria histórica que en nada tiene que envidiar a las que se dicen “nacionalidades históricas”. De hecho las 4 referencias “históricas” las marca el escudo de España a saber: Navarra, León, Aragón y Castilla.

          No voy a referirme en este artículo a los contenidos de ese Fuero, hay para ello personas especializadas que seguro van a tratar de difundir mucho mejor sus contenidos. Mi objetivo aquí es el dar un marco global de interpretación a los diferentes aconteceres que se fueron dando en el Reino de León y que se enmarcan en la peculiar caracterización de la personalidad leonesa.

          Ahora es la celebración del Fuero, pero hace pocos años lo fue la relativa  a la celebración de las Cortes Leonesas de 1188 por las que la Unesco nos ha reconocido como “Cuna del parlamentarismo”. En ambos casos el Reino de León suponen un alegato de defensa de un marco normativo, de la ley como reguladora de las normas de convivencia. No cabe el arbitrio que hay que asociar a las actuaciones indiscriminadas y al sometimiento de la voluntad general a la individual de un determinado poder. Las normas suponían una contención a los poderes reales o de los nobles en beneficio de la voluntad popular.

          Frente a esta concepción de “parlamentos” y “fueros” se contraponía otra que podríamos denominar “la ley de la espada” o “la ley del más fuerte”. El poder se ha basado no en la capacidad de convicción sino más bien en la fuerza para imponer aquello que se desea. En las tierras leonesas se conmemoran cortes y fueros, en Castilla la referencia son los héroes militares como El Cid Campeador. Castilla al fin y al cabo recoge en su denominación la de un recinto militar que le da nombre. En otras etapas de la historia se ha podido ver como Burgos o Valladolid han sido sedes de distintas regiones militares (en concreto la VI en Burgos y la VII en Valladolid). Fernando III es patrón de Castilla que destaca como referente en distintas órdenes militares y que lidera el avance militar en lo que se ha denominado “la reconquista”.

miércoles, 20 de julio de 2016

VOTAR LO QUE NO SE QUIERE.


 

          Hace unos días leía que las encuestas electorales de Estados Unidos indican que tanto Hillary Clinton como Donald Trump reúnen más opiniones contrarias que de aceptación. Es decir la elección se establece en función de la candidatura que suscite un menor rechazo y tal vez en ello parta con ventaja la candidata demócrata. Sin embargo esa falta de identidad con el líder no deja de ser un signo negativo para el país, implica desconfianza y este es un factor fundamental para afrontar los importantes retos que el mundo actual está planteando.

          Esta situación que describimos en las elecciones de Estados Unidos también se ha dado en otras partes del mundo. Así en Austria ha ganado el candidato ecologista por un muy estrecho margen al candidato de extrema derecha y ello habría que atribuirlo a que se consideraba la “opción menos mala”(aunque ahora parece que se ven en la necesidad de repetir las elecciones). En Francia también se ha aglutinado el voto en las elecciones regionales para evitar el acceso al poder del Frente Nacional. Habría más ejemplos pero ceo que ello nos da idea de que esto es un fenómeno global.

          Es verdad que este fenómeno político es más visible en aquellos sistemas electorales basados en una “segunda vuelta” que permite aglutinar el voto en las grandes opciones. En Estados Unidos más que segunda vuelta cabría hablar de un proceso previo de selección de candidatos.

          En estos procesos la unidad se establece como un intento de evitar que las posiciones radicales ocupen el poder. Hasta el momento es algo que se ha logrado, pero la alerta ya ha sonado hace tiempo. Los tiempos de crisis han impulsado siempre los extremismos y cuando han llegado a triunfar ello ha implicado graves consecuencias para el mundo.

domingo, 10 de julio de 2016

"LAS ENCUESTAS"


 

          Quiere ser este artículo un alegato contra la generalización. En mi opinión al hablar de "las encuestas" se hace uniformizando todo lo que se engloba en ellas sin hacer distinción entre unas y otras para asociarlas en su conjunto a valoraciones normalmente negativas. Admitiríamos sin dificultad que sería absurdo denostar a todos los cocineros o al conjunto de los hoteles. Aquí si somos capaces de establecer diferencias e incluso existen estamentos que nos indican la categoría asociada a cada establecimiento en función del número de estrellas. En las encuestas sin embargo las propias webs que las recopilan establecen un "poll of polls"  en función de las que van recopilando sin la menor diferenciación ya sea por muestra o por nivel profesional de cada empresa encuestadora. Se iguala todo y se le da el mismo peso. En mi opinión es como si damos la misma ponderación a la opinión de Arzak y al cocinero de un restaurante que da menús del día. Lo que en otras profesiones es extraño en el mundo de "las encuestas" es lo habitual.

          En las últimas elecciones hemos asistido a grandes despropósitos como el de hacer encuestas con una base muestral absolutamente insuficiente para luego incluso repartir escaños. He podido ver estudios que con 800, 1.000 o 1.500 encuestas daban reparto de escaños a los diferentes partidos. Pero claro los escaños se reparten por cada una de las provincias, entonces ¿con cuántas encuestas se ha hecho el reparto que le correspondería a Soria o a Almería? En el "todo vale" se ha buscado el titular con independencia de la fiabilidad del dato. Pero también ha habido otras empresas que han evitado dar ese reparto de escaños a sabiendas que con la muestra que disponían ese objetivo no contaba con la garantía necesaria. Es mejor "no tener información, que mala información", pero para tener buena información hay que invertir una cantidad de dinero suficiente (como en cualquier otra cosa).

lunes, 4 de julio de 2016

¿FUNDACIÓN VILLALAR O APAGAR INCENDIOS? (2)


 

          Hace unos meses había escrito un artículo con este mismo título. Los acontecimientos recientes con el incendio operado en las instalaciones de Embutidos Rodríguez me han llevado a retomar esas reflexiones con una “segunda parte”.

          Los recursos ya sean públicos o privados siempre son “finitos” aún cuando hay sectores de opinión que los vienen a considerar casi como inagotables. Habrá entonces que “evitar derrochar” ese dinero y “analizar lo que pueden ser las prioridades de inversión”. Ejemplos de lo que es “derrochar” el dinero público desgraciadamente puede haber muchos. Para mi uno especialmente evidente es todo lo que ha ocurrido y está ocurriendo alrededor del tren de Feve en la ciudad de León con la estación de Matallana. Se ha gastado ingentes cantidades de dinero no sólo para no mejorar el servicio sino para que sea mucho peor y se impida el acceso del tren al centro de la ciudad que ya tenía antes. Tampoco vemos justificado que se gaste dinero en peatonalizar calles que  ya tienen aceras suficientemente anchas (como Ordoño II).

          Aquí el criterio político de la Junta le ha llevado a destinar más de 3 millones de Euros anuales a la Fundación Villalar aunque luego no tengamos dinero para poder tener parques de bomberos comarcales que permitan una actuación más inmediata en s casos como el incendio ocurrido en las instalaciones de Embutidos Rodríguez. Es posible que una reacción con mayores medios y más rápida (por cercana) hubiera evitado daños lo suficientemente importantes como para justificar la inversión que se necesita para poder contar con ese parque comarcal de bomberos. Es decir los “menos daños” hubieran “pagado” el coste de este servicio.

          Tenemos tierras quemadas, pérdidas económicas muy importantes y aumento del paro, a cambio de contar con una institución que difunde la ideología oficial de “identidad castellano-leonesa”.  Uno diría, pues ¡buen negocio!