Diría que cada vez más la ciudadanía
está más pendiente de lo que son las realidades virtuales y deja de lado lo que
de hecho ocurre en el medio social más próximo. Vemos más pantallas y menos
personas. Nos inundan seres fantásticos que nos impiden prestar una mayor
atención al mundo real. El gran éxito de Pokemon Go claramente va en esta
dirección.
Esa ceguera social a la que alude este
artículo es tal (en los extremos) que
alguna persona (Jerson López en León de Guatemala) ha perdido la vida en su búsqueda de esos seres misteriosos. La
policía ya ha advertido de los riesgos que supone el fijar la atención en esas
realidades virtuales y desconectar totalmente de ese medio social (donde hay
semáforos, coches y hasta personas…).
Es posible que la realidad cotidiana
no nos este dibujando unos horizontes suficientemente “apetecibles” y que ello
favorezca el refugio en esas otras realidades virtuales más lúdicas. Sin
embargo para superar aquello que no nos gusta se hace necesario visualizarlo,
la técnica del avestruz no creo que sea la más conveniente para mejorar las
cosas.
Pero por otro lado la sociedad (en
general) evoluciona hacia parámetros de buscar mayor comodidad y minimizar los
esfuerzos. Tendemos a buscar que otros nos solucionen las cosas, evitando ser
protagonistas en encontrar salidas a los problemas. Esto nos lleva a una
dinámica imposible que lleva a intentar
buscar mejorar la situación sin que ello suponga algún tipo de coste social.
Habrá que dirimir donde aplicar ese coste pero no creo que sea posible el
evitarlo.