Lo
que la clase política se ve incapaz de resolver, le pasa a la ciudadanía “la
pelota” para que sean los que lo intenten
solucionar a través de nuevas elecciones. Claro así sucede que la pelota va
pasando de un “tejado” a otro sin demasiados cambios y lo que es mucho peor,
sin llegar a algún tipo de solución. Ello tiene repercusiones claramente
negativas en la economía y el bienestar social.
En principio se podría pensar que son
los políticos los que deben aportar soluciones a los diferentes problemas que
pueda tener la ciudadanía. Cada uno lo hará en función de su ideología y sus
propios criterios, pero no parece muy aceptable que se diga: “aquello que yo
soy incapaz de solucionar, soluciónelo usted”. Cabría decirles incluso aquello
de ¡para darme servicio y soluciones ya les pagamos!
En mi opinión la salida pasa por dar
cauce político e institucional a lo que es la voluntad popular. Las urnas por un lado han puesto de manifiesto la
necesidad de un cambio en las formas de
hacer política. Las elecciones no han respaldado la continuidad en las formas
de actuación. Sin embargo tampoco apoyan la ruptura con el modelo anterior, por
cuanto el PP sigue siendo el partido ampliamente mayoritario. Habrá que buscar
que en ese mosaico político español cada partido tenga la representación que le
dan las urnas sin fórmulas excluyentes y aceptando que no es posible imponer su
proyecto político a los demás. Hace falta mirar más al ciudadano y menos al
rival político de turno.