martes, 25 de octubre de 2016

RESCATAR LA HISTORIA


 

            He tenido la oportunidad de leer el último libro de Juan Pedro Aparicio sobre “nuestro desamor a España”. Yo diría que ese ensayo es ante todo un intento de rescatar la historia de España de aquellas versiones que se han basado más en la propaganda interesada que en el rigor. No deja uno de asombrarse que historiadores de reconocido prestigio hayan falseado la historia hasta tal punto que han cambiado los documentos originales y hasta la fecha en que se data para que todo se adapte a lo que son sus propios criterios . ¡Que la historia no se ajusta a mis planteamientos, pues nada cambio la historia y dejo a salvo mis propias posiciones!

 

          Ese “secuestro” de la historia de España, no es algo que se haya producido en el pasado sino que se extiende hasta nuestros días. Eso supone que hay villanos a los que se hacen héroes (El Cid por ejemplo) y héroes a los que se hacen villanos (como Bellido Dolfos). Se ha construido buena parte de nuestra historia sobre la base de unos cantares de gesta que estaban hechos para difundir las loas de alguien (podríamos decir que eran las campañas publicitarias de la edad media). El autor del cantar recibía la recompensa correspondiente de aquel al que se elogiaba. Vamos eran como la Fundación Villalar de hoy, encargada de glosar y difundir la interpretación de la historia que le dictan desde el poder autonómico. Los tiempos no han cambiado tanto.

          El libro de Juan Pedro nace desde la independencia y es todo un mérito que desde ella haya conseguido el reconocimiento del premio internacional de ensayo Jovellanos. La libertad de criterio ha tenido al menos una cierta recompensa.

          En la construcción de España ha habido dos modelos en lucha. Uno de ellos lo ha representado Castilla y ha estado amparado por el nacional catolicismo (como se explica en detalle en este libro). Es un modelo uniforme que rechaza la diversidad de culturas y desde luego de religiones. Que ha buscado el apoyo de la nobleza y que prima el valor de la espada como factor aglutinador. El pueblo  simplemente debe obedecer a aquellos a los que tienen las riendas del poder y las armas. Hay una verdad que el Papa define como tal  y todos los demás deben seguir esa doctrina (a riesgo de penas de excomunión como le ocurre a Alfonso IX). No difiere demasiado ese planteamiento del que tiene actualmente el ISIS. Ello explica entre otras cosas las cruzadas o el propio concepto de reconquista.

martes, 11 de octubre de 2016

INCOHERENTES.


 

        Cuando a algunas personas desde el leonesismo se les demanda un posicionamiento contrario a la actual autonomía de Castilla y León, resulta que responden diciendo que “ellos ya han nacido en este marco autonómico” y por ello lo asumen sin convencimiento pero con resignación (ya no sé si cristiana o atea pero vendría a ser lo mismo). Lo curioso es que esa afirmación la hacen gente que viene a ser simpatizantes de Podemos. Es decir la hacen los mismos que al prometer su acatamiento a la Constitución para acceder a sus cargos de diputados dicen hacerlo con el afán de cambiarla. También en ese caso podrían decir que “al haber nacido en ese marco constitucional lo acatamos sin más”. Si el argumento es válido en un caso también lo tendría que ser en el otro o no valer para ninguno de los dos. Pura incoherencia.

          Tampoco llego a entender que aquellos que dicen querer ser representantes de los segmentos sociales más débiles tengan como uno de sus lemas “quien tiene poder tiene derechos” y los que no tienen poder carecen de ellos. Así se reconoce “el derecho a decidir de catalanes, vascos o gallegos” pero no a los leoneses. Se puede decir la independencia de España pero no que la Región Leonesa sea un marco autonómico diferenciado dentro del mosaico español. El motivo es “el poder político que en esas comunidades tienen los partidos nacionalistas y las propias confluencias de Podemos. No puedo entender que se diga que el derecho a decidir es parcelado y que unos lo tienen y otros no. Una incoherencia más.

          Casualmente se reconoce ese “derecho a decidir” a las comunidades más ricas (como Catalunya y Euskadi) y se niega a las que tienen menos recursos. Para mí es incomprensible que desde posiciones teóricamente de izquierda se defienda que los recursos económicos de un territorio “rico” hay que evitar que vayan a colaborar a sufragar los gastos de otros más “pobres”. Que se asuma los conceptos de que un territorio es rico por trabajar mucho y que los otros son pobres por vagos. El principio de la solidaridad social debería ser básico en el pensamiento de izquierdas. Si se defiende la progresividad en el pago de impuestos en función de los ingresos de cada persona, no entiendo que este mismo principio no pueda aplicarse a nivel de territorio. Incoherentes.