martes, 25 de julio de 2017

ESTIMACIONES DE CRECIMIENTO 2016 Y 2017. ELABORACIÓN PROPIA A PARTIR DE LOS DATOS DEL INFORME ESPAÑA DUERO.

ESTIMACIONES Y PREVISIONES DE CRECIMIENTO DEL INDICADOR SINTÉTICO DE ACTIVIDAD POR PROVINCIAS
Tasas de variación anual %
2016 (estimación) 2017 (previsión)
Fuente: Informe económico de Castilla y León de España-Duero en base a la Contabilidad Regional de Castilla y León e Ine.
2016 (est) 2017 (p)
ESPAÑA 3,2 3
CASTILLA Y LEÓN 3,2 2,5
VALLADOLID 3,2 2,5
SORIA 3 2,8
PALENCIA 3,3 2,4
BURGOS 3,4 2,6
AVILA 3,2 2,5
SEGOVIA 3,1 2,8
PROMEDIO CASTILLA 3,2 2,6
ZAMORA 3 2,4
SALAMANCA 2,8 2,2
LEÓN 2,9 2,1
PROMEDIO REGIÓN LEONESA 2,9 2,2
* En base a esos datos hemos añadido el promedio relativo a Castilla y a la Región Leonesa.

¿EL TURISMO UNA OPORTUNIDAD O UNA AMENAZA?


          Lo quiero dejar claro desde el principio, en mi opinión el turismo es mucho más una oportunidad que una amenaza. El verdadero riesgo es que los ingresos vía turismo desciendan ya que ello afectaría inevitablemente  al empleo y a las condiciones de bienestar. Algunos países como Egipto o Túnez lo han experimentado directamente  (muy a su pesar). El esmero por proteger al turista, concretamente en Egipto, ha hecho que desde hace años tengan su propia “policía turística”.

            Los “cuidadores de las esencias” son los que tienden a atribuir al foráneo la caracterización de “invasor”. Luego ya establecerá una diferenciación entre el tratamiento que se da a esa “especie invasora”. En unos casos se atenta directamente contra sus vidas, otros lo hacen con sus bienes y unos más simplemente lo rechazan como “visita no deseada”. Es una cierta concepción casi antropológica que lleva a considerar que todo contacto con el exterior es contaminante y por tanto algo a evitar. Se presume incluso de que la “pureza” de un determinado territorio se basa en un menor contacto con “los otros”, con cualquier tipo de visitante. Es un poco como el buen salvaje de Rousseau, el hombre que nace libre y “se contamina” en el contacto con otros. Yo sin embargo prefiero más las mezclas de culturas y personas, me parece mucho más enriquecedora.

            Entre aquellos que ven el turismo como una “amenaza” diría que también se deja ver un cierto comportamiento elitista y clasista. Se acepta la visita de los “vip”, pero se rechaza la visita “masiva” que es la de las clases populares. Desde esa concepción se rechaza a los que vienen a visitarnos, pero se reservan el derecho de ir donde les plazca. 

 

domingo, 16 de julio de 2017

DERECHO A DECIDIR, ¿DE QUIÉN?


 

          En mi opinión creo que últimamente estamos sustituyendo el pensamiento por los slogans. Ello podría ser extensible a diferentes campos, pero también al mundo de la política.

            En ese contexto algunas fuerzas políticas han hecho bandera del “derecho a decidir”. Es algo que suena bien y su simple enunciado tiende a tener una buena aceptación. Todos queremos tener en alguna medida las riendas de nuestro destino.

            Sin embargo si pretendemos ir más allá de ese slogan es cuando nos surgen muchas dudas. El debate no es tanto si se tiene o no derecho a decidir sino más bien sobre quién tiene ese derecho y sobre que cuestiones sería aplicable en cada caso.

            Es difícilmente comprensible que se diga “el derecho a decidir es mío, pero no tuyo”. “Yo tengo ese derecho, pero no tú”. Es el concepto de que “quién tiene poder, tiene derechos”. Algo que curiosamente apadrinan, entre otros, fuerzas políticas que se dicen de izquierdas.

            Para empezar habrá que convenir que el derecho a decidir no es universal, es decir no es aplicable a todo y a todos. Por poner dos ejemplos en el plano de las cuestiones  a dirimir no parece que pudiese entrar el que se paguen o no impuestos y en el plano territorial tampoco parece comprensible que cada municipio tuviese capacidad para decidir su pertenencia o no al conjunto de un estado.

martes, 4 de julio de 2017

ENTRE EL MIEDO Y LA ESPERANZA.


 
          En muchos aspectos de la vida nos movemos entre el miedo que nos paraliza y la esperanza que nos lleva a movilizarnos para alcanzar determinados objetivos.

            En la medida que interpretemos un futuro optimista tenderemos a arriesgar más para conseguir nuestras metas. Por el contrario si vislumbramos que las expectativas no son las mejores la posición entonces nos llevará a que “es mejor quedarse como estamos”. Incluso cuando interpretamos que la situación  que nos vaya a deparar el día de mañana no es clara, la tendencia será más bien a acentuar nuestras posiciones conservadoras. En definitiva podríamos decir que la confianza es motor de avance y la desconfianza nos paraliza.

            Diría que en estos momentos el factor dominante es más bien la desconfianza ya sea en el plano económico, político o en el medio social en su conjunto. Ello no sólo es aplicable a los planos más locales sino que se extiende al plano internacional. Nadie se fía de nadie. La falta de fiabilidad  sobre los que han hecho algún tipo de pronóstico sobre cómo iba a ser ese futuro, no ayuda a que se incremente la confianza. Nos habían dicho que el petróleo iba a cotizar por encima de los 100 dólares (y lo hace alrededor de los 45) o que no iba a producirse el brexit, que Clinton sería la nueva presidenta de Estados Unidos, que los mercados financieros españoles iban a terminar 2016 en positivo… Nada de eso se ha cumplido.  Con todo el caso más grave fue el de Lehman Brothers, en el que las agencias de calificación le daban la máxima puntuación en seguridad financiera, una semana antes de que esa firma quebrase. Esa circunstancia fue clave en la importante crisis económica que se desarrollo después. Sólo cabían dos posibilidades o esas agencias eran ineficaces en el desempeño de su labor o lo que era aún peor, mentían y engañaban. Todo ello recaía en las espaldas y en las economías de muchas personas. Ya no bastaba tener un producto “garantizado” (como pasaba antes) ahora había que preguntar quién lo garantizaba (más allá de la entidad que vendía o comercializaba ese producto).

            La desconfianza ha llegado a paralizar países (como Grecia) o entidades financieras ya sea en España como en otros muchos países. Ello obligaba a tener que vigilar donde se abría una cuenta corriente. El tan denostado “rescate” de algunas Cajas creo que ha ido más bien en la dirección de asegurar el dinero que los clientes tenían depositados en ellas.