En
unas pasadas declaraciones (con el PP en el Gobierno) el líder del PNV (presidente del EBB) Andoni
Ortuzar decía que "esperaba que a
Madrid se le pasase la fiebre del Cid Campeador" algo que vinculaba a un
"nacionalismo rampante españolista que lo está contaminando todo". Todo
ello lo dice aquel que propugna "un reconocimiento mutuo y una relación
BILATERAL" en base al cual se dé forma a un nuevo marco estatutario para
Euskadi.
En ese
discurso tan uniformizador como el que más, establece que hay "dos"
partes, Euskadi y España. En ese discurso no hay reconocimiento a la propia
pluralidad política y social de cada una de ellas. Los diferentes sondeos son coincidentes en
valorar que el sentimiento independentista no sólo es minoritario en Euskadi
sino que también marca una tendencia claramente descendente en su nivel de
apoyo (en este momento no más allá del 35%). Incluso entre los propios votantes
del PNV la apuesta por la independencia es minoritaria. Conocedores de ello tratan de "envolver" ese discurso en
forma de relación "bilateral", al modo de la que pueda tener España
con Francia o con Alemania.
En esa
estrategia la "España del Cid Campeador" es un buen aliado de las
fuerzas nacionalistas. Es una estupenda referencia para aquellos que rechazan
España y lo español. Por ello mismo no es casual que el líder del PNV lo haya
utilizado en su discurso.
En mi
opinión se hace absolutamente necesario y hasta casi ineludible el hacer un
esfuerzo por cambiar la imagen de España y de lo español que aún tiene
excesivos resabios de la dictadura franquista. Si hay algo que favorece las
posiciones independentistas es este tipo de asociaciones (por eso las
utilizan).
Por el
contrario vincular España a la Cuna del Parlamentarismo o ser impulsor del
reconocimiento de diferentes derechos y libertades a través de los fueros,
fortalece el concepto de lo español.
La unidad se
alcanza desde el reconocimiento de la pluralidad y la diversidad. Es conjugar el ser distintos sin dejar de
ser iguales. Es un concepto radicalmente diferente de aquellos que desean
situarse en un plano superior a los demás. También lo es de aquellos que nos
dibujan una España con bata de cola.
El Regnum
Imperium Leonés ha sido paladín de esa "unidad en la pluralidad". No
es el modelo de las "relaciones bilaterales" que únicamente se basan
en contraponer dos unidades por cuanto consideran que la parte a la que ellos
representan tiene unos derechos que al resto no le corresponden. Sánchez
Candeira en su obra El Regnun Imperium Leonés hasta 1037 dice "La idea hegemónica del Reino de León se
aviene perfectamente el concepto de «imperio» tal y como se entendía en la
Europa medieval; esto es, como un organismo unificador, verdadero superestado
encaminado a crear una unidad por encima del particularismo representado por
los diversos reinos que dentro de él
conservaban su independencia". Así el modelo de referencia será
Gran Bretaña como un modo de conjugar diversidad y unidad.