miércoles, 29 de abril de 2020

¿FUNDACIÓN VILLALAR O DINERO PARA APLACAR LA CRISIS DEL CORONAVIRUS?


Es una evidencia que en estos momentos las necesidades sociales, en los más diferentes aspectos, aumentan exponencialmente mientras los recursos para cubrirlas disminuyen. Son muchísimos los sectores que  se han visto obligados a permanecer cerrados. Por ello se ven sin ingresos con los que poder afrontar unos gastos que sin embargo se mantienen. Es el caso de comercios, restaurantes, las actividades asociadas a la cultura o al turismo, por citar sólo algunas.

            No hay que olvidar que los recursos con los que se nutren las diferentes administraciones vienen de nuestros impuestos. Pero en estos momentos de gran dificultad por un lado se demanda que se evite pagarlos a determinados colectivos y por otro al haber menos ingresos esos impuestos (por ejemplo la recaudación por IVA) disminuyen de forma drástica.

            En definitiva tenemos que mientras aumentan mucho las necesidades, los recursos para atenderlas por parte de la administración disminuyen. Para intentar cubrirlas en alguna medida se ha tendido a acudir al endeudamiento, pero como toda deuda (ya sea personal o del Estado) hay que terminar pagándola. Es decir, puede ser un “parche” en el corto plazo, pero no llega a ser un remedio suficiente. Se ha apelado a las solidaridad internacional para que Europa respalde de forma unitaria esa deuda (eso sería básicamente los eurobonos o coronabonos). Ese respaldo hubiera supuesto , por una parte , un más fácil acceso al  dinero y por otro el abaratamiento de los costes  de ese préstamo (en base a la mayor garantía que supondría para el prestador de ese dinero el respaldo conjunto de la Unión Europea). Los países con mejor prima de riesgo no han querido que la misma se viera “contaminada” por los que la tienen mayor como es el caso de Grecia (276,1) Italia (229,4), Portugal (154,9) o España (141,7). Frente a ello Holanda tiene una prima de riesgo de 28.6 y Finlandia de 23.5. En esos diferenciales encontramos la explicación de la negativa al respaldo común del riesgo por el conjunto de la Unión Europea.

            En esta situación parece absolutamente claro que es necesario ser muy exquisito en lo que es la utilización del dinero público. Habrá que ver que ese dinero llegue a los que más lo necesitan y que contribuya a dinamizar nuestra economía y mantener los servicios públicos esenciales (como por ejemplo la sanidad o la educación).

            Creo que no hay mayores dudas de que los millones  de euros que anualmente se destinan a sufragar la Fundación Villalar no tienen como destino “ayudar a los que más lo necesiten”, ni contribuyen a dinamizar la economía, ni tampoco a mantener los servicios públicos esenciales. Tampoco cambia nada el que le den otra denominación (como Fundación de Castilla y León). En consecuencia abogamos para que el dinero que ahora se destina a esa Fundación vaya a esas otras actividades que son ahora mismo esenciales para mantener los mínimos vitales. Esa Fundación debe desaparecer para poder utilizar los recursos en beneficio del conjunto de la población.

jueves, 23 de abril de 2020

ESTADÍSTICA Y EVOLUCIÓN DEL COVID-19.




          Parto del principio general de que “más números, no es más información”. Creo que a la vez existe una cierta tendencia a lanzar documentación que teniendo muchos números ofrecen escasas explicaciones. En ello me refiero no sólo a los datos que se ofrecen sobre el Covid-19 sino que entiendo que es algo  que habitualmente se puede ver en cualquier otro campo.

            Desde esa posición creo que se hace necesario seleccionar los datos que son más relevantes y utilizar los procedimientos que en mayor medida se adecúan a lo que puede ser nuestro objetivo de información.

            En el caso de la evolución del Covid-19 creo particularmente útil el emplear estadísticos que comparen no un día sino la suma de varios días. En ese sentido para medir la trayectoria de evolución resulta especialmente útil la media móvil que compara las medias de los tres últimos días con la de los tres días anteriores. También lo es el promedio semanal. El análisis de los datos cada 7 días hace que ganen en consistencia. Así es de interés ver el acumulado por cada semana y estudiar el diferencial respecto de la semana anterior tanto en números absolutos como en porcentaje.

            En base a ese procedimiento podemos decir que en cuanto al número de casos confirmados la media móvil alcanzó su punto máximo el jueves 2 de abril con 8347 casos. Desde ese momento inicia una curva descendente que ha llegado hasta los 4327 casos el lunes 20 de abril (cuando escribo estas líneas).

            El promedio semanal (tomando como referencia los lunes) pasa de 1217 (16 marzo) a 7444 la tercera (30 de marzo). En ese momento ya se apreciaba lo que podríamos denominar signos de “desaceleración” por cuanto aunque aumentaban los casos lo hacían a menor ritmo. Así entre la segunda y la primera semana el porcentaje de incremento era del 180.6% y sin embargo en la tercera respecto de la segunda había bajado a 118%.  A partir de ese momento se produce un descenso en la media semanal  a 7120 (9 abril) que fue especialmente intenso la semana siguiente bajando hasta 4923 (16 abril) y llegando al 4492 (20 abril). Es decir se ha seguido bajando pero a un ritmo inferior.

            El cambio de signo  se produce en cuanto los datos acumulados en la primera semana de abril fueron inferiores a los de la última semana de marzo (-2269 en números totales y -4.4%). Ese cambio de signo  se acelera la semana siguiente (-30.8%) y se reduce luego en la del 20 de abril (-8,8%).




            En el caso de los fallecimientos tenemos que la mejora en la evolución va ligeramente por detrás de la relativa al número de casos. Podríamos decir que esto es normal en cuanto los procesos son distintos. Con todo también podemos decir que la media móvil de fallecidos se ha ido reduciendo desde el viernes 3 de abril en el que se había alcanzado 915,3 hasta los 458 del 20 de abril.

            Sin embargo los fallecidos en la semana del 6 de abril habían sido 557 más que en la semana anterior. Aumentaban pero los porcentajes de incremento se habían reducido muchísimo. Del 614.9 (23 marzo) a un 175.4 (30 de marzo) y a un 10.8 (6 de abril). Con todo el cambio de signo fundamental se produce en los datos del 13 de abril en que los datos de fallecidos bajan respecto de la semana anterior (-1281 lo que supone un 22,4% menos). En esta última semana también se ha reducido en -834 el número de fallecidos (un 18.8% menos).


            Los números nos aportan esperanza en el final de este túnel. Unidad y solidaridad deben ser los principales valores que nos guíen.