lunes, 27 de noviembre de 2023

EL RESTO DE ESPAÑOLES.

 


En septiembre publicaba un artículo que titulaba ¿votos por amnistía? En el mismo me declaraba contrario a esa amnistía y a los pactos suscritos para alcanzar la investidura. En mi argumentación recordaba que el icono de la justicia era una mujer con los ojos vendados. Es decir para impartir justicia lo que no se puede hacer es apelar a los votos que pueda tener un determinado partido o a la necesidad que tenga de su apoyo. El “tantos votos tienes, tanto vales” no lo creo justo. Por otro lado creo que promueve el voto a los partidos nacionalistas y deja en el desamparo a territorios en los que esas fuerzas políticas no tienen representación.

            Es radicalmente falso algo que se dice en esa ley. En concreto cuando afirma que “la sentencia del Tribunal Constitucional del año 2010 conllevo a que hoy Catalunya sea LA ÚNICA COMUNIDAD AUTONÓMA CON UN ESTATUTO QUE NO HA SIDO VOTADO INTEGRAMENTE POR LA CIUDADANÍA”.  Leer esto desde León es un poco fuerte ¿no les parece? Implica un desconocimiento propio de Bolaños y Díaz Ayuso. También ese desconocimiento lleva un cierto nivel de desprecio. Es evidente que a los leoneses no se nos ha consultado nada, ni sobre la inclusión en la Comunidad, ni sobre el contenido del Estatuto.

            En definitiva me reitero en ese rechazo y el paso del tiempo no me ha hecho cambiar esa posición. Pero claro tampoco ello significa que me sienta representado por aquellos que van a las manifestaciones con una bandera de España con la imagen del Cid (como Gallardo vicepresidente de la Junta). O que la manifestación en la ciudad de León la lidere una persona que distingue entre “diputados y diputadillos” (lo que deja clara su escasa vocación democrática). Tampoco me representan los que igualan el ser católico (en su versión) con ser español. Igual a estos últimos hay que recordarles que el 90% de los matrimonios actuales se hacen por el rito civil y no creo que por ello los contrayentes dejen de ser españoles. Por supuesto no me puedo identificar con aquellos que utilizan la coacción para conseguir sus fines y menos aún con los que utilizan la violencia.

            Creo que hay muchas personas que rechazando esos pactos sin embargo no asumen tampoco muchos de los planteamientos que se dejan ver en esas manifestaciones. Somos los que yo he llamado en este artículo “el resto de los españoles”. Es esa muchedumbre silenciosa a la que aludía David Riesman. El pensamiento y la cordura no suele ir asociada al grito y a los actos multitudinarios. Requiere más bien el reposo necesario para ordenar las ideas.

            Muchas veces he defendido ese concepto leonés de España basado en la “unidad en la pluralidad”. Desde León y su historia se defiende un modelo de España y ese modelo (unidad plural) se hace plenamente vigente en estos momentos.

            España es plural en sus territorios, en su identidad religiosa o sexual, en su identidad política… Cercenar esa pluralidad, es ahogar España. Los que quieren una España uniforme en base a la identidad con lo que piensan ellos, son enemigos directos de España. No hay mayor impulsor del independentismo que aquellos que tienen ese concepto uniforme (y retrogrado) de España. Así podemos decir que la idea que tienen de España los votantes de extrema derecha y la que tienen los independentistas no es muy diferente. El discurso vendría a ser “si España es eso que tu dices, entonces yo no quiero ser español”. Por ello mismo los mayores interesados en asociar España al discurso de la extrema derecha son los independentistas.

            Pero claro tampoco es apoyar el pluralismo social de España el modelo seguido en este pacto. Se restringe esa pluralidad a los territorios donde hay partidos nacionalistas. Los demás no cuentan. Desde Madrid Ayuso y Bolaños impulsan un modelo en el que básicamente identifican Madrid con España. Pues tampoco. España es mucho más que Madrid. Sus discursos alimentan directamente a “sus contrarios”.

            Creo necesario evitar esa polarización social en la que dominan los extremos y no conduce a nada bueno. En ese sentido hay que conseguir dar voz a esas mayorías solitarias que rechazando los acuerdos con Junts y otros partidos, tampoco se ven identificados con esa España uniforme que se promueve en las manifestaciones de oposición.

            Es fundamental que los parlamentos sean representantes de la ciudadanía. Cuando se acuerda la integración leonesa en el marco autonómico de Castilla y León, es claro que no fue respetando la voluntad de la ciudadanía. Fue un grave error que no ha caducado. Habría que preguntarse si este acuerdo de investidura (más allá de los votos de los parlamentarios) se sustenta también en la voluntad de los españoles. Creo que  es muy dudoso que así sea, por lo que entonces tendremos a parlamentarios que votan en sentido contrario de lo que desearían los ciudadanos que les han votado y eso no es bueno.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

TU PAGAS, ELLOS FABRICAN SENTIMIENTOS DE PERTENENCIA.

 


         En el 2019 el Ayuntamiento de Valladolid acuerda aprobar una moción en la que textualmente se dice “El Ayuntamiento de Valladolid insta a la Junta de Castilla y León a modificar algunos aspectos que viene aplicando desde los inicios de la Comunidad y que no han servido para superar localismos ni provincianismo ni para fabricar sentimiento de pertenencia a la Comunidad…”.

         Me parece relevante que ese reconocimiento de hablar de “fabricar sentimientos de pertenencia a la Comunidad” se haga desde Valladolid. No es ni desde el leonesismo ni desde León. Se fabrica algo que no existe y además se admite el fracaso en ese intento. Luego ya es propio de la jerga vallisoletana el que al leonesismo se le defina como localismo o provincianismo. En todo caso considera  que no ha servido para superarlo. También hay que hacer notar que en esa declaración se reconoce que esto de “fabricar sentimientos de pertenencia” es algo que “se viene aplicando desde los inicios de la Comunidad”. Cabría preguntar a los responsables de la Junta cuanto dinero se ha gastado en esa “fabricación”, pero es seguro que cientos de millones de euros. Claro lo que se gasta en una cosa, no se gasta en otra y luego tenemos cosas como los desastres en los incendios forestales.

            Los fastos que la Junta prepara para celebrar una supuesta unión de Castilla y León entran de lleno en lo que es ese intento de “fabricar sentimientos de pertenencia a la Comunidad”.  

            El lector entenderá que esos fastos no son gratis y que tampoco salen del bolsillo del presidente de la Junta o de alguno de sus consejeros. Así que los que pagan esa “fábrica de sentimientos de pertenencia” son los contribuyentes y con ellos los leoneses que siempre han rechazado la pertenencia a esa Comunidad.

            Cuando se marca un objetivo político como es el de aumentar ese sentimiento de pertenencia a la Comunidad, todo debe estar acorde a lograr ese objetivo. La verdad importa poco o nada. Si encaja con lo que el político de la Junta quiere, entonces vale y si no encaja se desestima. ¿O es que alguien se imagina que en esos actos vaya a haber alguien que diga que aquello que se celebra carece de sustentación histórica?

            Si usted tiene los años suficientes para haber estudiado en su centro escolar la distribución de España previa al Estado de las autonomías, recordará la existencia de la Región Leonesa, la de Castilla la Vieja (con Santander y Logroño) y la de Castilla la Nueva. En el caso de los más jóvenes tendrán la oportunidad de leerlo en los libros de esa época. Claro a la Junta eso no le interesa y por tanto lo oculta. Se paga la mentira. Uno diría que seguimos estando en la época de los cantares de gesta. Alguien poderoso ( ya sea El Cid o la Junta de Castilla y León) contrata a algún juglar (o publicista) para que le cante sus hazañas y diga lo que le conviene.

            Sobre la supuesta unión de 1.230 hay que decir que en ella se incluía territorios que iban  de Murcia a Galicia. Sin embargo nadie habla de que Galicia o Murcia hayan estado unidas a Castilla a partir de ese momento. Pero en todo caso, hay una diferencia. La Corona es de Castilla y León, no de Castilla y Murcia o de Castilla y Galicia. El motivo es fácil de comprender, se nombra aquello que precisamente marca la diferencia con lo castellano, es decir lo leonés. También es un signo de la importancia del Reino de León en ese momento histórico.

            Como recoge Pérez Bustamante en su tesis doctoral sobre la Corona de Castilla la misma presentaba estas divisiones: León, Galicia, Castilla, Murcia y Andalucía o Frontera. Es decir no todo lo que se incluía en esa Corona era Castilla (que aparece sólo parte de esa Corona).

            Además hay que decir que no todas esas divisiones tenían igual nivel de autonomía en sus decisiones políticas. El Reino de León será el único de todos los que componían la Corona de Castilla que mantendrá Cortes propias de forma regular hasta el año 1302 y después lo hará más esporádicamente.

            Por otro lado no es tanto que las Cortes Leonesas y las Castellanas se unifiquen. Lo que ocurre es que a medida que Castilla va ganando terreno lo hacen también las medidas centralizadoras. Dicho de otro modo, hay menos convocatorias de Cortes y también esas Cortes pasan a tener menos poder de decisión y actúan más como un poder delegado.

            La Junta de Castilla y León (como reconoce el propio Ayto. de Valladolid) lleva mucho tiempo (desde los inicios de la Comunidad) y gastando mucho dinero en fabricar esos sentimientos de pertenencia a la Comunidad. Sin embargo sigue fracasando en sus intentos y eso es un signo de esperanza no sólo para el leonesismo, también en lo que significa de resistencia contra cualquier manipulación.

jueves, 2 de noviembre de 2023

LEONESES SOMOS TODOS.

 


         Los leoneses tenemos un problema con nuestra propia denominación. Algunos pensamos que “lo leonés” abarca el conjunto del territorio que comprende históricamente el Reino de León. Es decir las provincias de Salamanca, Zamora y León. Sin embargo resulta excesivamente frecuente un reduccionismo que lleva a aplicar el concepto leonés a tan sólo una parte de la provincia leonesa.

            Hay medios de información que siendo “de León” en los correos que envían afirman dar noticias de “León, El Bierzo y Ponferrada”. Curiosamente establecen una división no sólo entre “León y El Bierzo” sino también entre “El Bierzo y Ponferrada”. Supongo que con ello quieren hacer notar en ese periódico la presencia de Ponferrada. Sin embargo, mi es como si otro periódico nos dijese que daba noticias de “España, Cataluña y Barcelona”. Yo eso no lo vería sentido y lo de aquí tampoco.

            Pero claro el problema se extiende mucho más allá y afecta a muchos ámbitos. Una expresión de ello se da en el deporte. Así lo hemos podido ver en el enfrentamiento entre la Cultural y la Ponferradina. Allí se hace evidente que los aficionados culturalistas llevaban banderas de la Región Leonesa y que estas se contraponían a las de El Bierzo que llevaban los aficionados de la Ponferradina. Creo un grave error que se lleve la bandera de León como algo identificativo con el equipo de la ciudad de León. Sería entendible si se lleva en otros partidos contra equipos de fuera de la Región, pero no para el derbi. Se supone que esa bandera de la Región Leonesa debería identificar por igual a los dos equipos. Algo parecido sucede en los partidos entre el Real Madrid y el Barcelona en las que algunos aficionados del equipo madrileño llevan banderas de España. Pero eso es tanto como decir a los aficionados del Barcelona, ustedes no son españoles. Demasiadas veces “los extremos” lo que hacen es alimentar al extremo contrario.

            También creo que hay que huir de identificar Ponferrada con El Bierzo. Incluso cabría poner en cuestión si es correcto ese papel de capitalidad que algunas veces se atribuye a Ponferrada. Históricamente la capitalidad de El Bierzo le corresponde a Villafranca. Sin duda ahora Ponferrada es el municipio con mayor población de El Bierzo, pero sin embargo eso no significa necesariamente que tenga que ser la capital de esa comarca.

            Como no creo en una división entre Cataluña y España o entre Euskadi y España, tampoco creo en la que muchas veces se hace entre El Bierzo y León. Esos reduccionismos lo que hacen es empobrecernos. España es Cataluña, es Euskadi pero también Aragón, León, Andalucía o Castilla. Lo mismo ocurre en León en el que hay que decir que León es El Bierzo pero también Maragatería, Babia, La Cabrera o la Ribera del Órbigo. No cabe ni en uno ni en otro caso reducir esa división a dos partes.

            Algunos reclamamos que la bandera de España esté presente en todos los rincones de la geografía española, siendo perfectamente compatible con los signos y banderas propios de cada territorio. Ello también sería extensible a la Región Leonesa. La bandera leonesa debería ondear en todo el territorio leonés. Desde luego en El Bierzo y en concreto en Ponferrada . Además sería bueno que un berciano que ahora ocupa la presidencia de la Diputación de León fuese el que impulsase que la bandera de la institución que preside este presente en el conjunto de ese territorio.

            Creo en la identidad basada más en la afirmación que en la negación. Pienso que la oportunidad que pueda tener El Bierzo de progreso económico e identitario sería mucho mayor en una autonomía leonesa que en la actual de Castilla y León. También considero que desde la Junta se sigue una estrategia de “divide y vencerás” aunque ello no signifique mejoras para El Bierzo en su conjunto y Ponferrada en particular.  

            Hemos de tener en cuenta que en los últimos 10 años Ponferrada pierde 5.497 habitantes pero es que en ese mismo período de tiempo la ciudad de León pierde 10.729. Es decir el descenso de Ponferrada no significa un incremento de la población de la ciudad de León. En base a ello no parece justificable decir que se culpabilice a León ciudad de los males que aquejan a Ponferrada. Más bien los datos lo que hacen es certificar que hay algo que va mal en los dos municipios. También que ello si sería extensivo al conjunto de la gran mayoría de las poblaciones leonesas.

            Creo en la unidad desde el reconocimiento de la pluralidad. No en las imposiciones pero tampoco en aquellos que únicamente promueven unidades distintas e igualmente uniformes. Este vendría ser el concepto leonés de España y una de sus grandes aportaciones.