El
editorial del periódico “Gara” del día 15 de octubre lo titulaba “España es un proyecto cruel e irrespirable”.
Todo ello en el contexto de un titular de primera página que era “La condena de 100 años contra el independentismo
catalán muestra la cara más autoritaria de España”. Por si alguien lo
desconoce, Gara es un periódico con claras vinculaciones con la denominada
“izquierda abertzale”. Hay que tener en cuenta que esa no es la opinión
particular de un articulista, sino que se corresponde con la línea editorial de
ese periódico.
Uno
pensaba que lo cruel era el asesinato de personas inocentes en base al “grave
delito” de pensar distinto o de ejercer sus funciones profesionales. También
consideraba que era de lo más cruel el tener a una persona encerrada en un zulo
de ínfimas dimensiones nada menos que 532 días. Sin embargo, mire usted por
donde, para este medio de comunicación ese tipo de cosas son “avatares” y la
crueldad viene expresada por lo que pueda dictar una sentencia judicial. Se
condena a los jueces y se evita hacerlo a aquellos que han cometido crímenes
sin que la víctima tuviera alguna posibilidad de argumentar en su defensa.
En
cuanto a lo que es irrespirable también tenemos unos conceptos muy diferentes.
Para mí (y para otros muchos) lo que resultaba irrespirable es que un día tras
otro te levantaras con la noticia de algún crimen cometido por ETA. Lo que era
irrespirable es que en Euskadi más de 3.000 personas tuvieran que vivir con
escolta y que más de 13.000 aparecieran en los listados de la banda terrorista.
Era irrespirable la kale borroka y las amenazas a la libertad de expresión. Era
irrespirable que hubiera personas que no podían ir al cine o a comprar el pan
(como el concejal Zamarreño asesinado al salir de la panadería).
También
tenemos conceptos muy distintos sobre quién padecía esa crueldad y ese clima
irrespirable. Para ustedes resulta que España es un el agente que promueve esa
crueldad. Sin embargo, resulta que los asesinados, secuestrados o extorsionados
en Euskadi lo han sido “por españoles” y aquellos que han cometido esos hechos
se autodefinían como “abertzales”.
Esa
España “cruel e irrespirable” permite que ustedes puedan organizar exposiciones
que a muchos nos pueden repugnar, como es el caso de la del asesino de Tomás y
Valiente (Bienzobas). Aquí el debate con el Ayuntamiento de Galdacáno gobernado
por EH Bildu se plantea en términos de ética y no de legalidad. Tampoco se
llega a entender la postura que sobre esa exposición mantiene su socio Podemos
cuando afirma que “hay que mirar la obra y no tanto al autor”. No sé si ese
discurso lo mantendrían si el “artista” fuera un violador múltiple o un miembro
del Batallón Vasco Español.