miércoles, 4 de diciembre de 2013

LOS EFECTOS DEMOCRÁFICOS DE LA AUTONOMÍA DE CASTILLA Y LEÓN EN LA REGIÓN LEONESA, VALLDOLID Y RESTO DE CASTILLA

EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN LA REGIÓN LEONESA, VALLADOLID Y RESTO DE CASTILLA.
REGIÓN LEONESA VALLADOLID RESTO DE CASTILLA
1981 100,00% 100,00% 100,00%
1985 101,20% 116,10% 94,20%
1996 98,84% 117,90% 93,70%
1998 96,77% 117,80% 89,90%
2013 93,45% 128,46% 91,62%

lunes, 25 de noviembre de 2013

EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DE LA REGIÓN LEONESA RESPECTO AL CONJUNTO DE ESPAÑA Y A LA AUTONOMIA DE CASTILLA Y LEÓN.


EVOLUCIÓN DEL PESO DEMOGRÁFICO DE LA REGIÓN LEONESA Y DE LA REGIÓN CASTELLANA EN EL CONJUNTO DE ESPAÑA

 
REGIÓN LEONESA
CASTILLA
1979
3,00%
3,90%
1981
2,90%
3,90%
1983
2,90%
3,80%
1985
2,90%
3,80%
1996
2,72%
3,61%
1998
2,66%
3,57%
2013
2,19%
3,19%

 

EVOLUCIÓN DEL PESO DEMOGRÁFICO DE LA REGIÓN LEONESA Y DE LA REGIÓN CASTELLANA
RESPECTO DEL CONJUNTO DE LAS PROVINCIAS QUE HOY COMPONEN LA AUTONOMÍA DE CASTILLA Y LEÓN.

PROVINCIA DE LEÓN
REGIÓN LEONESA
CASTILLA
CASTILLA Y LEÓN
1981
20,20%
43,20%
56,80%
2.584.246
1985
20,40%
43,10%
56,90%
2.583.969
1996
20,60%
42,96%
57,04%
2.508.496
1998
20,38%
42,71%
57,29%
2.484.603
2013
19,40%
40,73%
59,26%
2.517.157

sábado, 23 de noviembre de 2013

EVOLUCIÓN DEMOGRAFICA DE LA PROVINCIA DE LEÓN RESPECTO EL CONJUNTO DE ESPAÑA DESDE SU INCLUSIÓN EN LA AUTONOMÍA DE CASTILLA Y LEÓN.


                La provincia de León y la Región Leonesa han ido perdiendo peso demográfico y económico respecto al conjunto de España en el período que trascurre desde que se han incluido en la autonomía de Castilla y León tal y como podemos ver en la tabla y el gráfico siguiente.

EVOLUCIÓN DEL PESO DEMOGRÁFICO DE LA PROVINCIA DE LEÓN RESPECTO AL TOTAL NACIONAL
ESPAÑA
PROVINCIA DE LEÓN
% HAB. PROVINCIA DE LEÓN SOBRE CONJUNTO DE ESPAÑA
1979
36.902.025
526.862
1,43%
1985
38.424.200
529.534
1,37%
1996
39.669.394
517.191
1,30%
1998
39.852.651
506.365
1,27%
2013
46.704.314
488.991
0,96%
 
 



domingo, 10 de noviembre de 2013

JAVIER LEÓN DE LA RIVA, LEONESISTA DEL AÑO.


 
                En mi opinión el actual alcalde de Valladolid es merecedor, mejor que ningún otro, de ser nombrado "leonesista del año". Nadie como él es capaz de estimular la defensa de lo leonés  ante el avasallamiento y la injusticia. Es capaz de ponernos a todos de acuerdo con independencia de la ideología que pueda tener cada cual. El rechazo a sus palabras no sólo llega desde las filas de su oposición política sino también desde su propio partido. Empresarios o sindicatos discutirán de muchas cosas pero se pondrán de acuerdo en rechazar sus palabras. La oposición es claramente territorial así recibe el apoyo del grupo socialista en su Ayuntamiento y el rechazo de líderes y votantes del PP en la Región Leonesa (al igual que el del resto de otros partidos).

                El esquema de Javier León de la Riva es muy sencillo "los ciudadanos del resto de la Comunidad Autónoma deben sufragar con sus esfuerzos las infraestructuras de Valladolid y en consecuencia su bienestar".  No se limita a defender lo propio sino que entiende que para mantener sus intereses es preciso esquilmar los territorios que puedan estar más o menos próximos. Ahora es el aeropuerto, pero lo mismo cabría decir de Valladolid como centro de la administración pública, del parque tecnológico, de los medios de comunicación o del casino de Valladolid. También recordamos como en una campaña de propaganda se mofaba de los problemas económicos del Baloncesto León por cuanto ello dejaba el camino de único equipo de referencia en su querida Comunidad Autónoma al de Valladolid. Podríamos decir que sus declaraciones relativas al aeropuerto responden al mismo esquema que se daba respecto al baloncesto: Que el equipo de su ciudad se sostenga con el dinero público, eliminando la competencia que pudiera tener de otros equipos como el de León. Donde pone "equipo de baloncesto" pongan "aeropuerto" y verán que el resultado es el mismo.

domingo, 27 de octubre de 2013

EL PRECIO DE LA LIBERTAD.


 
            El diccionario de la Real Academia define libertad como “la facultad natural que tiene el ser humano de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. Está definición tal vez excesivamente centrada en los actos, en el obrar, deja a un lado el concepto de libertad asociado a la expresión de una determinada forma de ver el mundo o cada una de las circunstancias que lo componen y determinan en cada momento. Es a ese concepto de libertad de expresión al que se refería George Orwell cuando decía “libertad es la libertad de decir que dos y dos son cuatro. Admitido esto, se deduce lo demás”.

 

         He venido expresando en diferentes artículos que el leonés siente una cierta pasión por la libertad. Pasión que cada uno luego ha interpretado a su manera y forma particular. Es esa libertad que se arraiga en la persona como ser individual y que desde ella se vuelca en el ámbito social. Es el punto común que encontramos entre los grandes anarquistas leoneses y el de las ideas liberales en una concepción tal vez más conservadora de esa idea de libertad.

 

         La libertad es plural y rechaza la uniformidad social y cultural. En esa idea el concepto leonés de España que ha desarrollado a lo largo de toda su historia (por ejemplo a través del Regnum Imperium Leonés) es de España como “unidad en la pluralidad”. Concepto que históricamente ha contrastado con el de Castilla más asociado al ámbito militar (Castilla viene de “castillos” y su propia historia se vincula muy directamente a la reconquista, a el Cid como gran héroe castellano o la capitanías generales de Valladolid o Burgos).

 

         En nuestra sociedad actual la libertad tiene un precio. Desde el poder político se ejerce un control directo o indirecto sobre los medios de comunicación (en ocasiones directo al colocar personas afines a sus ideas en los puestos directivos y otras veces de forma indirecta a través de la contratación de publicidad que se utiliza como premio o castigo a ese medio en función de cual pudiera ser su línea editorial).

 

         Pero ese precio de la libertad llega también al mundo de las asociaciones o del mundo profesional. Ejemplo de esto lo podemos tener en la las orquestas de música leonesa que por llevar el apelativo leonés se ven privadas de las subvenciones de la Junta o de aquellos profesores universitarios que en privado exponen ideas que no se atreven a hacerlo públicamente por si ello afectase a su carrera profesional. Lo mismo podríamos decir de tantos ámbitos de la vida que se ven afectados por la influencia de una economía pública.

 

         Decía André Malraux que “la libertad pertenece a los que la han conquistado”. Tal desde esa concepción de “conquista” nuestra sociedad se siente demasiado distante de “correr los riesgos de liberarse de sus propias mordazas”. Se envejece al ritmo de su propio declive económico y ello tiene una influencia directa en esa conformidad social que nos lleva a buscar conquistar nuevos espacios de libertad o avanzar en el terreno económico.

 

domingo, 29 de septiembre de 2013

“LA NACIÓN ES LEÓN, PERO NO CASTILLA” (ORTEGA Y GASSET).


         Pues sí la frase que da título a este artículo no es de un leonesista recalcitrante, ni tan siquiera es de un leonés. Esa frase la podemos encontrar en la obra de Ortega y Gasset “la rebelión de las masas” concretamente en el capítulo 7 de la segunda parte de dicho libro. La cita completa a la que hacemos referencia dice “Primero la nación parece la tribu, y la no nación, la tribu de al lado. Luego la nación se compone de dos tribus, más tarde es una comarca, y poco después es ya todo un condado o ducado o reino. La nación es León, pero no Castilla; luego es León y Castilla pero no Aragón”.

            Ni Ortega, ni yo mismo defendemos el aplicar hoy el concepto de nación a León. Creo mucho más apropiado el de Región Leonesa en el marco unitario y solidario de la nación española. Por mucho que se empeñen algunos no es ni una lengua ni una comunidad de sangre lo que define una nación. Es excepción y no regla cuando un marco territorial nacional es coincidente con un marco idiomático. Los ejemplos podrían ser innumerables pero podría bastar el de Suiza donde se hablan tres idiomas el alemán, el francés y el italiano, mientras el idioma suizo no existe como tal. Sin embargo no por ello nadie discute la identidad nacional de Suiza. Decía Ortega que “ni la sangre ni el idioma hacen el Estado nacional; antes bien, es el  Estado nacional quién nivela las diferencias originarias del glóbulo rojo y su articulado. Y siempre ha acontecido así. Pocas veces por no decir nunca, habrá el Estado coincidido con una identidad previa de sangre o idioma. Ni España es hoy un estado nacional porque se hable en toda ella el español, ni fueron Estados nacionales Aragón y Cataluña porque un cierto día arbitrariamente elegido coincidiesen los límites territoriales de su soberanía con los del habla aragonesa o catalana”.

sábado, 21 de septiembre de 2013

DEL “YO PECADOR” A LAS CULPAS SON “DEL OTRO”.


 

            Decíamos en nuestro libro “Irresponsables” que “Somos muy poco dados a buscar en nosotros mismos los errores que se hayan podido cometer y es mucho más fácil y cómodo encontrarlos en el adversario. Así se hace complicado avanzar en las soluciones pues los cambios que demandamos los deben de hacer otros”.

            Nos reafirmamos plenamente en esas palabras. Es una evidencia que nuestro medio social es crítico con los demás a los que se tiende a culpar de todos los males posibles y se ejerce en muy poco grado la autocrítica.

            Dando un paso más en este análisis y buscando los factores que han podido desencadenar esas actitudes hemos encontrado uno especialmente importante, la pérdida de influencia de la cultura católica en el medio social.

            Hemos de tener en cuenta que en la cultura católica se nos enseñaba a examinarnos a nosotros mismos al objeto de ver cuál podían ser nuestros errores o “pecados”. Es la oración que empieza diciendo “Yo pecador, me confieso a Dios…” o el mismo sacramento de la confesión en la que de modo regular cada uno se acercaba a confesar sus pecados. Había un examen continuado de nosotros mismos y unas pautas guía para poder realizarlo.

            En esa cultura católica hay también un “propósito de la enmienda” y una penitencia a cumplir como reparación de esos pecados. ¿No es esto algo que se echa en falta en la sociedad actual? En nuestra opinión claramente es así. Diríamos que nuestra sociedad se muestra en exceso prepotente, le falta la humildad de saber reconocer los errores propios. Desde el “no reconocimiento” de los propios errores hay poca disposición a aceptar cualquier penitencia. El propósito de enmienda parece que se lo pedimos a los demás ya que a nosotros no nos hace falta.

            Entendemos que al perder fuerza las referencias religiosas en nuestro medio social ello ha supuesto el que también se han perdido los hábitos asociados al auto-examen ético. En teoría podríamos decir que estos modos de conducta se podrían ejercer también sin necesidad de profesar la religión católica. Diríamos que tal vez si, en teoría, pero no en la práctica. No hay una institución sustitutiva que promueva esos modos de conducta entre los no creyentes. En realidad se nos vendría a decir que ese examen lo necesitarán otros pero no nosotros (que estamos cerca de la perfección).

            Creo que hay pocas dudas en reconocer el papel y la influencia de la religión en la evolución del medio social. Recordamos como en su momento Max Weber nos hablaba del papel jugado por “la ética protestante en el origen del capitalismo”. En ese sentido parece claro que la pérdida de influencia social de la iglesia católica también tiene consecuencias para el devenir de nuestra sociedad. Por lo mismo será necesario conocerlas, valorarlas para luego tratar de modificar aquello que podamos considerar susceptible de mejora.

            La crisis social actual va bastante más lejos de lo que son variables puramente económicas y se extiende hacia unos modos de conducta inapropiados que se hace necesario cambiar en profundidad. No sólo tiene componentes éticos (que también) sino que se extiende a unos modos de conducta más generales (como a valorar el sentido de la medida, a abandonar las conductas en exceso individualistas, a evitar la excesiva sobreprotección…)

            En este medio social la comodidad gana cada vez más peso como criterio guía en las conductas. Decíamos en nuestro libro que “Una sociedad responsable es aquella que premia el esfuerzo por mejorar sus condiciones de vida en el más amplio sentido de la palabra. En ese sentido es necesaria una sociedad dinámica que ponga en valor, tanto en el plano social como en el personal, ese esfuerzo”. En la religión católica (aquí habría puntos en común con otras religiones)  esa cultura se traduce  en que se demanda a la persona el esfuerzo por mantener unos determinados modos de conducta y que ello supondrá el premio de la vida eterna, del cielo o del castigo del infierno en caso de no haberlos seguido adecuadamente en su vida. En definitiva se demanda un esfuerzo y se ofrece una recompensa importante por hacerlo o un castigo por la desviación en esas formas de comportamiento. Es además algo que se extiende al conjunto de los creyentes y no es privativo de una determinada empresa, de una asociación…

            Hoy diríamos que  hay poca disposición al esfuerzo por cuanto tampoco las personas encuentran motivos de recompensa suficiente para actuar de uno u otro modo. Así estamos en una laxitud moral que se promueve también desde los medios de comunicación. Se difuminan las diferencias entre lo que es bueno y lo que es malo. Pérez Reverte hacía alusión a ello en alguno de sus artículos y tomaba en ese caso el referente de las películas. Así nos decía que ya no había “malos de pata negra”.  Tenemos incluso que se llega a presumir de “ser malo”. El “bueno” lo tendemos a aproximar al “tonto” y al “viejo”. El “malo” es el “listo” y el “moderno”. Así, como nadie quiere ser ni tonto ni viejo pues prefiere que se le asimile a los valores de modernidad. Es como si “los buenos” tuvieran prohibido disfrutar de los placeres de la vida, que quedarían para los que evitan cualquier norma ética.

            Para mejorar hay algo que debemos cambiar. En ello es necesario conocer tanto lo que es la descripción de ese medio como las causas asociadas a esos modos de conducta. Este artículo quiere colaborar en esa dirección.

                                               David Díez Llamas

                                         

domingo, 1 de septiembre de 2013

¿CONTROL O PRODUCCIÓN?


                En mi opinión en los últimos tiempos estamos asistiendo a que se prima el control sobre la producción. Hay que anotar lo que se está haciendo en cada momento con el supuesto objetivo de dar información a la dirección de la empresa de cara a hacer sus presupuestos. Claro que mientras se dice lo que se está haciendo,  no se produce. Este sistema desincentiva a los trabajadores y les anula en su capacidad de iniciativa. Simplemente hay que seguir unos pasos marcados. La responsabilidad entonces recae o al menos debería de recaer en aquel que marca las directrices que los demás deben de limitarse a seguir.

 

                Creo mucho más en la dirección por objetivos. Alcance usted tal objetivo, consiga usted que los clientes estén  satisfechos, que se propicien nuevos pedidos... Y haga lo que le dé la gana para conseguirlo. La responsabilidad se ejerce desde la libertad. El estímulo en alcanzar metas se debe favorecer  en base a conductas que favoreciendo a la empresa también recaigan en aquellos que logran esos objetivos. El control debería ser mucho más sobre los resultados alcanzados que sobre los procesos a través de los que se logran. Es especialmente grave que ese control se haga de modo mecánico y desde el desconocimiento.

 

                Cuando venta y producción son departamentos sin conexiones suficientes, la empresa en cuestión no funciona adecuadamente. Son muchas las veces que desde el desconocimiento de la materia se imponen estructuras que luego se hace necesario modificar. Hay un cierto hábito de que el comercial cobre comisiones en función de lo que factura y no en función de los beneficios que genera su venta. Es un buen camino hacia el despropósito. Se vende un producto que genera beneficios al comercial que lo ha vendido, pero pérdidas a la empresa.

 

                Una línea lo más directa posible entre la parte productiva y el cliente tiende a resultar beneficiosa para ambos. En demasiadas ocasiones se oye pero no se escucha y en otras aún cuando se haya escuchado, no hay preocupación por trasmitirlo posteriormente a aquel o aquellos que deben ejecutar esos requerimientos.

               

                No quiero decir que el control en el ámbito económico y empresarial sea algo innecesario. Lo que rechazo es que se haga a costa de mermar la capacidad productiva de una empresa. La libertad se asocia a ilusión y ello es un motor de desarrollo fundamental en cualquier empresa. Desde la prepotencia se estimulan esos mecanismos de control que van en la línea de que "aquí el único que sabe y piensa soy yo (o nosotros)". El liderazgo se ejerce desde la adhesión de voluntades, cuando lo es en función únicamente del dinero aportado en la estructura de la empresa, se corre el riesgo de que esa estructura quiebre.  

                                                               David Díez LLamas

lunes, 12 de agosto de 2013

EL MODELO LEONÉS DE ESPAÑA Y ORTEGA Y GASSET


 
                Mantengo que en la construcción de España hubo dos grandes modelos territoriales, uno representado por el Regnum Imperium Leonés basado en el concepto de defensa de "la unidad en la pluralidad" y el otro un modelo castellano mucho más uniformizador como correspondía al carácter más militar de ese territorio.  

                Era Ortega y Gasset el que defendía un concepto de "autonomismo regional frente al separatismo nacionalista". En esa su España invertebrada Ortega creía en la mejor defensa de España se hacía desde el reconocimiento de su pluralidad. Aquellos que buscan crear unidades distintas son tan uniformizadores como los que defienden el Estado Centralizado. Ortega defendía un modelo territorial que desde la defensa de la propia particularidad regional como "voluntad de ser, de crecer, de mejorar , de dignificarse y de enriquecerse" a la vez "se integrase en un soberano nacionalismo español, teniendo en cuenta a todas sus partes".

                La identidad nacional se define más por el "hacer" que por el "estar". En ese sentido se hace necesario el tener proyectos comunes, por el "hacer algo juntos, como Comunidad de anhelos propósitos y de grandes utilidades". La ausencia de esos proyectos  hace que falté el cemento que da cohesión a todo el entramado social.

                Es un hecho que en general la división social y política se favorece en épocas de recesión. Podríamos decir que esto sucede en cualquier ámbito de la vida. Es mucho más fácil estar con el ganador que con el perdedor. Sin embargo esa unidad resulta especialmente necesaria en los momentos de recesión.

                Ha resultado demasiado habitual y a veces hasta grotesco el señalar que "las culpas de nuestros males las tienen otros". Ese discurso alimenta la necesidad de separarse de esos otros para mejorar en sus condiciones de vida.

                Ortega y Gasset en sus reflexiones decía que "el derecho a mandar no es sino un anejo de la ejemplaridad" podríamos decir que esa frase cobra hoy toda su vigencia. Es necesario y hasta urgente el recuperar valores éticos. Hoy tal vez más que nunca se convence mucho más desde el ejemplo que desde la palabra. En ese sentido es bastante más importante lo que se hace que lo que se dice. Hay una crisis de credibilidad importante.

                El reconocimiento de la diversidad hay que afrontarlo desde criterios de racionalidad y de solidaridad. La racionalidad obliga a evitar dilapidar recursos, a que exista una unidad de mercado suficiente para que las empresas no pierdan sus esfuerzos en una amalgama de normas que actúen como freno a su desarrollo y potencialidades. La competencia y la calidad se favorecen desde la simplicidad administrativa. Habrá que evitar duplicidades en las tareas de la administración. Ello será posible si los recelos por ocupar posiciones de poder se trasforman en confianza. La solidaridad es el criterio que debe servir para que los españoles tengan acceso a los mismos recursos básicos (sanidad, educación...) con independencia de los recursos económicos del lugar en donde vivan. Si esos criterios son válidos a nivel individual no vemos motivo para que no lo sean a nivel de colectividad social.

domingo, 21 de julio de 2013

EL AUTISTA


                                                                         

                Te hemos rodeado de silencio,

                hemos creado en ti espacios infinitos

                de  amargura

                y tu te has ido.

 

                Has construido refugios invisibles

                rechazando todo aquello

                que hemos querido imponerte.

                Has huido de nosotros, de todos

                y  has preferido

                recorrer sólo tus días

                inundándote de ausencias.

                Tu vida es un testimonio vivo

                de nuestra infelicidad.

 

                David Díez LLamas