lunes, 19 de abril de 2021

IGNORAMUS Y CASTILLA Y LEÓN.

 


En su libro “Sapiens. De animales a dioses” Yuval Noah Harari nos habla de la revolución científica como el aspecto central que suponía el cambio de la edad media hacia la modernidad. Ese cambio central se sustentaba en dejar a un lado las certezas propias de los ámbitos religiosos y dar entrada al reconocimiento de la duda y de que el saber es siempre un camino. Las certezas religiosas conducían a un cierto estatismo, por el contrario, la ciencia sustentaba los avances en considerar que el conocimiento como algo que era provisional. Así dice que: “La ciencia moderna se basa en el precepto latino ignoramus: «no lo sabemos». Da por sentado que no lo sabemos todo. E incluso de manera más crítica, acepta que puede demostrarse que las cosas que pensamos que sabemos son erróneas a medida que obtenemos más conocimiento. Ningún concepto, idea o teoría son sagrados ni se hallan libres de ser puestos en entredicho”. Ese cambio suponía diferenciar el plano del conocimiento del plano religioso. El experimentar se reconocía como una importante vía de acceso al conocimiento. Se respetaban las creencias religiosas, pero desde ese momento se vinculaban más al plano de los valores. Ya no correspondía a la religión el dictaminar sobre la centralidad de la Tierra en el universo o sobre la circulación de la sangre.

            A mí personalmente está situación me recuerda mucho al debate de Castilla y León. Algunos pretenden que se acepte este marco autonómico como “un acto de fe” y como algo “inevitable”. Diría que promueven su aceptación admitiendo incluso el sacrificio de permanecer en “este valle de lágrimas”. No hay mayores esfuerzos en indicar que esa pueda ser la mejor opción, no se aportan datos o relatos que pudieran promover esa aceptación. Es el discurso propio del medioevo en que “los dirigentes” promueven la aceptación de las cosas como algo inevitable y que está exento de cualquier discusión. En tanto “acto de fe” se considera que es algo “para siempre” y no susceptible de cambios o de adaptarse a la voluntad de las personas. En ese sentido ellos dejan fuera el valor de la experiencia y lo sustituyen por dictar creencias en función de sus propios intereses.

            Frente a ese posicionamiento los leonesistas si creemos que efectivamente “ningún concepto, idea o teoría son sagrados ni se hallan libres de ser puestos en entredicho”. Evidentemente tampoco la autonomía de Castilla y León. Tras cerca de 40 años si se puede decir que hay datos suficientes como para considerar que es necesario cambiar. Los errores no caducan y hay que cambiar a medida que el conocimiento nos demuestra el error. Nada es inmutable y ese es el principal elemento que define lo que es el argumento científico del “revelado”. Además, hay que tener en cuenta que antes como ahora, algunos se erigen en los que sustentan e interpretan esas revelaciones. Al pueblo en general únicamente le corresponde el obedecer lo que son sus propias sentencias. Este modelo se contrapone al de una sociedad democrática en el que el protagonismo esencial está en la voluntad popular. Uno diría que esos valores democráticos están en el ADN leonés. Lo dice muy bien Rogelio Blanco en su libro “Tierra de Libertades” cuando entre otras muchas cosas afirma que las Cortes Leonesas de 1.188 (que la Unesco reconoce como Cuna del Parlamentarismo) no deben interpretarse como un hecho aislado. Efectivamente encajan en una historia en la que podemos encontrar los Fueros de León, el Regnum Imperium Leonés o los Concejos. Abundando en esto mismo Juan Pedro Aparicio en su libro “Nuestro desamor a España. Cuchillos cachicuernos contra puñales dorados” nos habla de cómo el papado fue durante bastante tiempo un enemigo declarado del Reino de León, con excomuniones a sus reyes y favoreciendo por ejemplo la separación de Portugal. El Reino de León apostaba por lo que podríamos considerar una alianza de civilizaciones con otras religiones, por ello mismo el papado lo consideraba su enemigo. Podríamos decir que también en la actualidad se viene a dar esa contraposición entre el ámbito democrático del conocimiento y la experiencia frente a aquellos que simplemente tratan de imponer su discurso como “acto de fe”.

           

Hoy como ayer: “Los mandatarios financiaron instituciones cuyo mandato era extender el saber tradicional con el fin de apuntalar el orden existente”. En el caso de la Junta de Castilla y León incluso se crea un organismo que tiene como finalidad principal “fabricar sentimientos de identidad” es la Fundación Villalar o de Castilla y León. Es el propio Ayuntamiento de Valladolid el que reconoce que esa es su misión y también se muestra crítico por cuanto ha fracasado en su intento (a pesar de los muchos millones de euros del erario público que supone su mantenimiento).

En el siglo XXI es necesario que el conocimiento se base en la experiencia. Que en ese sentido sea posible siempre su revisión. Que se evite imponer una autonomía de Castilla y León que ni se desea ni expresa la voluntad de la ciudadanía.

domingo, 18 de abril de 2021

COTIZANTES, PENSIONISTAS Y VACUNAS.

 


          Uno de los ratios más importantes que mide la vitalidad económica y la sostenibilidad social es el que hace referencia al número de cotizantes a la Seguridad Social sobre el total de pensionistas. Cuando ese ratio es más elevado ello nos indica que es una sociedad relativamente más joven y con mayor capacidad para generar puestos de trabajo. Todo ello facilita la sostenibilidad del sistema de pensiones que hoy por hoy es uno de los grandes quebraderos de cabeza de las administraciones.

            Ese indicador ya preocupa en España por cuanto no se llega a los 2 cotizantes por cada pensionista (queda en 1.93). Sin embargo en la autonomía de Castilla y León queda muy por debajo (1,5). No parece que ello se pueda considerar un “indicador de éxito” como predica su presidente Mañueco.

            Pero es que si miramos la situación interna dentro de la autonomía de Castilla y León podemos ver un panorama diferente en cada una de sus regiones. Así en la Región Leonesa el indicador es de 1,25 cotizantes por cada pensionista mientras en la Región Castellana es de 1,62. Es decir el dato en Castilla es un 30% mejor que el que se da en la Región Leonesa, pero aún con eso es un 20% peor en Castilla que el de la media española.

            Todas y cada una de las provincias que componen esta comunidad tienen los datos por debajo de lo que es la media española. Dentro de ello la situación “menos mala” sería la de Valladolid que estaría cerca de la media española con 1.83 cotizantes por cada pensionista. La peor la de la provincia de León donde el número de pensionistas sería similar al de cotizantes (indicador de 1.1). No lejos de esos números está Zamora con 1.17. En la Región Leonesa el dato menos negativo es el de Salamanca. Del conjunto de las 9 provincias de la Comunidad León ocupa el puesto 9, Zamora el 8 y Salamanca el 5. Es decir se encuentran en las últimas posiciones.

 

COTIZANTES POR CADA PENSIÓN.

Fuente: Ministerio de Inclusión y Seguridad Social y Ministerio de Trabajo. Elaboración propia a partir de esos datos.

PROVINCIA

LEON

1,1

ZAMORA

1,17

SALAMANCA

1,47

PROMEDIO REGIÓN LEONESA

1,25

VALLADOLID

1,83

BURGOS

1,58

AVILA

1,34

PALENCIA

1,46

SEGOVIA

1,78

SORIA

1,73

PROMEDIO REGIÓN CASTELLANA

1,62

PROMEDIO TOTAL CASTILLA Y LEÓN

1,50

ESPAÑA

1,93

 

            En principio podría pensarse que en la vacunación, las provincias con mayor porcentaje de pensionistas tuvieran una mayor disposición de vacunas. Sin embargo nuevamente los datos lo niegan. Así tenemos que a la provincia de León con un 19,12% del total de la población de la comunidad le han correspondido (datos de la propia Junta a 4 de abril) un 17,5% del total de vacunas, es decir un -1.62 de lo que le correspondería en función de su población. Es decir ni siquiera considerando el total de la población habría un reparto equitativo. Pero es que como hemos visto en el cuadro anterior el peso de los pensionistas en la provincia leonesa es muy superior y por ello en función del criterio edad podríamos decir que le tendrían que corresponder un número superior a la propia media.

            Si consideramos el conjunto de la Región Leonesa tenemos que representando el 40,06% de la población recibe el 38.4% de las vacunas. Es decir hay un diferencial de -1.7 puntos. También aquí habría que hacer referencia a que aun teniendo más pensionistas reciben menos vacunas.

            Valladolid recibe el mayor número de vacunas aunque por debajo del total de su población. Sin embargo hay que decir que también es la provincia que tiene el menor número de pensionistas por cotizante.

VACUNAS RECIBIDAS A 4 ABRIL 2021 EN RELACIÓN A POBLACIÓN.

Fuente: Junta de Castilla y León.

PROVINCIA

TOTAL

%

%PESO POBLACIÓN

DIFERENCIAL POBLACIÓN SOBRE VACUNAS

LEON

124265

17,5

19,12

-1,62

ZAMORA

54865

7,7

7,15

0,58

SALAMANCA

93189

13,1

13,79

-0,66

TOTAL REGIÓN LEONESA

272319

38,4

40,06

-1,70

VALLADOLID

135690

19,1

21,69

-2,58

BURGOS

100765

14,2

14,82

-0,63

AVILA

54560

7,7

6,62

1,07

PALENCIA

55500

7,8

6,66

1,16

SEGOVIA

51315

7,2

6,42

0,80

SORIA

39910

5,6

3,74

1,88

TOTAL REGIÓN CASTELLANA

437740

61,6

59,94

1,70

TOTAL CASTILLA Y LEÓN

710059

 

 

 

            Estos datos nos hablan de que se hace necesario cambios para mejorar el tejido económico. La autonomía de Castilla y León tan sólo está llevando al empobrecimiento, la dependencia, la migración y el desarraigo social.

            Esta Comunidad Autónoma no sólo no es de éxito sino que sus indicadores son peores que los del conjunto de España. Dentro de ello los peores se dan en la Región Leonesa y en especial en las provincias de León y Zamora. Además en esa situación no se puede hablar de que los recursos se repartan de forma equilibrada. No creo que sea casual que se haya llegado a esta situación. Si algo funciona mal habrá que cambiarlo, no se puede permanecer en un error que nos desgasta progresivamente.

lunes, 5 de abril de 2021

LAS ESPAÑAS.

 


            Que quieren que les diga pero en mi opinión la situación política actual se asemeja demasiado a tener que elegir entre el Real Madrid (de la que es seguidora Isabel Ayuso) o el Barcelona (con un presidente independentista como Laporta). Parece como si no hubiera otros equipos  o territorios con los que sentirse identificado. Aun admitiendo que son muchos los seguidores de esos equipos, a la vez podríamos decir que son más los que suman serlo de cualquier otro.

            La presidenta de la Comunidad de Madrid en reiteradas ocasiones ha actuado con independencia de lo que eran las normas a nivel del Gobierno de España. Ha dejado plantado al Presidente de Gobierno en la conferencia de presidentes autonómicos. Podría pensarse que este tipo de conductas son propias de quienes defienden posiciones independentistas y desprecian la autoridad española. Pero en este caso Ayuso se dice “anti independentista”. Uno piensa que en su discurso hay una cierta apelación al “España soy yo”. Es la viva estampa de la chulería madrileña que nos dedica a los leoneses, navarros y demás la categorización de “paletos”. Sin embargo hay que reconocer su liderazgo y que consigue aglutinar en su pensamiento a muchos madrileños.

            La unidad de España en 1.492 surge como resultado de la unión de regiones con fueros particulares surgidos durante su formación como Reinos durante la Reconquista. Esos reinos eran: Galicia, Principado de Asturias, Reino de Navarra, Reino de Aragón, Principado de Cataluña, REINO DE LEÓN, Reino de Castilla la Vieja, Reino de Castilla la Nueva, Reino de Valencia, Reino de Sevilla, Reino de Córdoba, Reino de Jaén, Reino de Murcia y Reino de Granada. Ya ven en esa división si pueden encontrar al Reino de León pero por mucho que busquen no van a encontrar a Madrid.

            El reconocimiento de la pluralidad social y de la diversidad de pertenencia a los diferentes territorios entiendo que es base para fortalecer la unidad de España. En ese sentido posiciones aparentemente muy contrarias, lo que hacen es fortalecer al adversario. Los independentistas se refuerzan con aquellos que identifican España con Madrid o con el modelo de Vox. A la vez los altercados en Cataluña favorecen el crecimiento electoral del PP de Ayuso o de Vox.

            Creo muy negativo esa división en “las dos Españas”. Ya decía Antonio Machado “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios; una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.

            Castilla y León nace como un proyecto de contención del nacionalismo vasco y catalán. Martin Villa lidera ese proceso como ministro de Administración Territorial y contó para ello con el apoyo del vallisoletano Peces Barba. Hoy es una evidencia que ese modelo ha fracasado tanto en lo que eran sus objetivos de contención como también en la falta de cohesión interna. Es un dato que escapa a cualquier discusión que las posiciones independentistas en Cataluña son hoy mayores de lo que lo eran al crear la España de las autonomías. Por otro lado la falta de cohesión en esa Comunidad Autónoma hace que se cree la Fundación Villalar. Su objetivo declarado es  “fabricar sentimientos de identidad con ese marco autonómico”. Su fracaso en ello ha supuesto que intenten taparlo cambiando el nombre de esa fundación.

            España debe nacer del consenso de voluntades y no como imposición de proyectos personales. Hay que recordar que Castilla y León se forja contra la opinión mayoritaria de los leoneses. De hecho cuando fracasa UCD como partido la Diputación de León acuerda por 20 votos a favor por 4 contrarios el rechazar este marco autonómico. Las mayores manifestaciones de la historia leonesa reflejaban ese rechazo. También lo hacían los propios estudios de la Junta. Así un estudio de Sofemasa pagado por la Junta de Castilla y León decía “los leoneses tienen un sentimiento muy notorio de ser una entidad con identidad propia, bien diferenciada de la castellana” y continuaba “el rechazo que manifiestan los entrevistados leoneses no es tanto hacia el hecho autonómico en sí, como hacia una autonomía conjunta”.

            Dice el madrileño José Luis Abellán en uno de sus artículos que “la idea de la unidad nacional no es castellana en sus orígenes, sino leonesa”. Pero son dos concepciones muy distintas. La castellana tiene como referente esencial la figura de El Cid. La leonesa la de las Cortes de 1.118 y el Regnum Imperium Leonés (modelo de unidad en la pluralidad).

            En mi opinión Isabel Ayuso en su concepción de España recupera la del notario vallisoletano Julio Senador que en 1915 al hablar de Castilla dice que se refería a “toda la Región Central incluyendo a León, Extremadura, gran parte de Aragón y la mayor parte de Andalucía”.

            Pero claro si para unos España es igual a Madrid o a Castilla, entonces muchos catalanes o vascos dirán “yo no soy español”. Por eso es esencial recuperar esa idea leonesa de unidad nacional de España que se asienta en la pluralidad y la diversidad.