Después de la gran crisis financiera
del año 1929 se produjo un cambio a nivel político que supuso el nacimiento de
los movimientos fascistas. En palabras de Luis E. Iñigo Fernández en su obra
"breve historia del mundo" ello supuso la "reacción radical contra las ideologías vigentes y planteaba frente a
ellas una alternativa de renovación global". Que quieren que les diga pero para mí se
establecen muchos paralelismos entre esa situación y la actual.
Antes
y ahora venimos de una crisis económica muy importante. La que viene desde el
2008 ha tendido a ser considerada como la mayor del siglo. A esa crisis en el plano político le están siguiendo "la reacción
radical contra las ideologías vigentes". Esta reacción cabe vincularla a los populismos que han ido ganando peso
en diferentes países. Los ejemplos podrían ser múltiples y vendrían desde
los triunfos de Donald Trump hasta los de la Alternativa para Alemania, el
Frente Nacional en Francia, el movimiento Cinco Estrellas (Italia) o Syriza y
Amanecer Dorado en Grecia. Todos ellos tendrían en común ese germen de
"reacción radical contra las ideologías vigentes y plantear frente a ellos
una renovación global".
En
el caso de España esa condición de movimiento populista estaría encabezada
principalmente por Podemos. En ellos esa reacción radical se verbaliza situando
a las ideologías vigentes como "casta" frente a los que como ellos
proponen una "renovación global".
Además
cabe hablar de una crisis de valores
a nivel internacional. Es una crisis que
no se circunscribe ni a un país, ni a una ideología, ni al plano político. La
corrupción se extiende como una mancha que llega desde Rusia hasta Argentina
pasando por Gran Bretaña o Islandia. Que llega al plano político pero también a
diferentes empresas del sector del automóvil o a las clínicas dentales. Llega a
asociaciones de consumidores y hasta alguna ONG.
Sin
embargo esas ansias de cambio y renovación tuvieron en su momento unas
consecuencias nefastas para el mundo. Para nada supusieron una mejora de la
situación anterior sino que la agravaron con la creación del nazismo y
diferentes movimientos fascistas que tuvieron como corolario la segunda guerra
mundial.
Algo
que es "nuevo" simplemente lleva aparejado ser algo "distinto" pero ello no
significa que tiene porque ser mejor. Habrá
que dirimir en buscar la necesaria renovación que implique cambios en una
situación que se hace insostenible. Pero también habrá que procurar evitar aquello
de que "a río revuelto ganancia de pescadores". Si ello conduce a
posiciones extremas de cualquier signo ello puede llevar a enfrentamientos
peligrosos. La estabilidad política es en gran medida condición necesaria
para el progreso económico. Coincido con
Ernesto Laclau cuando dice que "los
populismos son los significantes vacíos" y con J.A. Zarzalejos cuando
dice que "los populismos en España y
fuera de ella son disruptivos y traumáticos" y que "en España no hemos sabido interiorizar las
ventajas del reformismo constante".