Varias veces he escuchado que no se
conocen las razones que han llevado a que se constituyese la autonomía de
Castilla y León. Yo no estaría muy de acuerdo con ello. Para mí están
suficientemente claras, otra cosa es que resulten convincentes.
La autonomía de Castilla y León nace
como un proyecto de contenido exclusivamente político. Son las famosas “razones
de Estado” a las que aludía Martin Villa. Descartamos entonces cualquier
motivación de índole histórica, geográfica o económica. Como todo eso falta,
luego con posterioridad la Junta tratará de rellenar ese vacío.
Hay que ponerse en situación,
especialmente las personas más jóvenes que no vivieron esos momentos. Rodolfo
Martin Villa era en ese momento Ministro de Administración Territorial y su
gran proyecto político era construir la España de las Autonomías. A la vez era
el líder de la UCD (Unión de Centro Democrático) en la provincia de León. Hay que tener en cuenta que este era el partido
mayoritario tanto en el conjunto del Estado como en la provincia de León.
Ese proyecto político del Estado de
las Autonomías se hace para satisfacer las demandas que existían en Euskadi y
Catalunya (principalmente) y las diseña alguien que no cree en ese modelo de
organización. En base a ello considera conveniente establecer un “centro
fuerte” que sirva de contrapeso a los nacionalismos periféricos y es este el
factor fundamental que da origen a Castilla y León. Es decir la autonomía de
Castilla y León surge como un dique de
contención a los nacionalismos periféricos. Lo demás, incluida la voluntad de
la ciudadanía, no cuenta. Esas y no otras son las famosas “razones de Estado”.