sábado, 21 de enero de 2023

MARGARITA. ¿ MANTENER O CORREGIR LOS ERRORES?

 


            El punto de partida.

En el punto de partida tenemos una posición común. Tanto usted como yo discrepamos con el mapa de las autonomías que diseño Martin Villa. Los dos consideramos que en el mismo debía de haber un reconocimiento a una de las regiones con mayor abolengo de España, la Región Leonesa. En sus recientes declaraciones dejaba muy claro que en ese momento usted hubiera apostado por el reconocimiento de una autonomía leonesa.

En base a todo ello, los dos consideramos que se cometió un error (y una injusticia) olvidando que en ese mapa se incluyese la autonomía leonesa. Además ese proceso se llevó a cabo sin el consentimiento de los leoneses y contra la voluntad de la gran mayoría de ellos. Incluso cabría decir que hoy en día son inexistentes los que pudieran considerar idóneo para los leoneses el actual marco autonómico.

¿Permanecer en el error o corregirlo?

En lo que ya discrepamos es que usted es partidaria de “permanecer en el error” y yo abogo por la necesidad de “corregirlo”.

Usted propugna “paciencia” y “resignación” para seguir adelante con un marco autonómico no deseado (por usted tampoco). Es lo que yo he llamado en alguno de mis artículos la defensa del “Reino de los cementerios”. En ese sentido cree que hay que asumir la situación actual como algo irreversible (la propia muerte) y ser obediente al poder y las instituciones.

Algunos sin embargo pensamos que “los errores no caducan” y que cuando algo está mal habrá que poner los medios para corregirlo. Imaginen a alguien que padece una enfermedad y en vez de poner los medios para atajarla, le dicen que simplemente asuma que la tiene, que aguante los padecimientos y que “no hay remedio”. Frente a ese Reino de los cementerios otros defendemos un Reino de León vivo y pujante (que no sólo sea una referencia en los libros de historia).

 

 

Las consecuencias.

Este apartado podría llenarlo con cifras y datos a los que usted dice ser muy aficionada. Claro el riesgo sería aburrir demasiado a un lector que ya seguro que está convencido que a León no le ha ido bien en este marco autonómico. Así que trataré de centrarme en los fundamentales.

En el caso de León y la Región Leonesa. En 1.983 la provincia de León superaba a la de Valladolid en +38.809 habitantes. En el 2.020 la de Valladolid superaba a la de León en 61.575. Ello se debe a que en ese período de tiempo la provincia de León perdió -67.298 habitantes y la de Valladolid ganó 33.086. Claro, somos muchos los leoneses que pensamos que eso no es casual y se debe a la propia configuración de ese marco autonómico.

La Región Leonesa representaba en 1.983 el 43.17% de la autonomía de Castilla y León y la Región Castellana el 56.83%. Pues bien en el 2.020 la Región Leonesa ha pasado a representar el 40.06% y la Castellana el 59.94%.

Pero es que incluso a nivel del conjunto de la autonomía tampoco le ha ido bien. En 1.983 representaban el 6.8% de los habitantes de España y en el 2.020 el 5,07%.

En cuanto a España. Martin Villa propicia la creación de la autonomía de Castilla y León como un “dique de contención” contra los nacionalismos de Cataluña y del País Vasco. Para ello cuenta con el apoyo que desde Valladolid le prestó en su día Peces Barba.

¿Ha sido eficaz este marco autonómico para conseguir el objetivo que perseguía Martin Villa? Uno diría que evidentemente no. Para empezar hemos asistido a intentos muy serios para alcanzar la independencia de Cataluña. Contrasta esa situación con algo que yo he vivido en primera persona. Era el año 2.000 y estando en esa ciudad durante la celebración del día de la Constitución Española pude ver como los autobuses municipales circulaban con las banderas de España y de Cataluña en sus espejos retrovisores. De esa situación se ha pasado a que en muchos edificios cuelguen banderas independentistas. El modelo de Martin Villa también ha fracasado en eso.

Entrando en datos tenemos que en 1.977 había un total de 24 escaños del nacionalismo periférico mientras que hoy se han pasado a 42. Los datos tampoco parece que apoyen que la creación de Castilla y León haya contribuido a “ser dique de contención” de esos nacionalismos periféricos.

Otra cosa que no entiendo es esa distinción que usted establece entre El Bierzo y León ( cuando alguien nacida en La Bañeza dice que es 75% berciana y 25% leonesa) . ¿ Es que para usted El Bierzo no es León?

En fin considero que para empezar un camino de recuperación hay que atajar las cosas que están mal. No permitir que el daño siga avanzando. Puede ser que el camino sea largo, pero nada es inamovible. La democracia se asienta en la voluntad de las personas. Cuando la ley es contraria a esa voluntad lo que hay que hacer es cambiar la ley. No vale promover el inmovilismo.

jueves, 12 de enero de 2023

LA COMPRA “HABLADA”

 


Vaya por delante, mis propios condicionantes. Yo soy hijo y nieto de comerciantes. Mi hermano sigue dirigiendo un comercio en el centro de la ciudad y alguno de mis primos lo hace también en su lugar de residencia. Vamos, que tengo una arraigada tradición familiar ligada al comercio tradicional. Así que mi percepción puede estar algo sesgada por ello. En todo caso les quiero trasladar algunas reflexiones.

Lo primero que quiero, es aclararles lo que yo entiendo por “compra hablada”. Es la compra en la que aquel que vende conoce perfectamente el producto que está vendiendo y en base a ello informa al comprador de sus características. Pero es que muchas veces no sólo se conoce el producto, también se conoce al cliente que llega a su establecimiento. En base a esos conocimientos se trata de adaptar el producto que tiene en su tienda con los gustos y preferencias de sus clientes. 

En la compra “hablada” hay un proceso de selección del producto que llega al establecimiento. Se elige en función tanto de lo que puedan ser los estándares de calidad que el comerciante establezca, como de los intereses de lo que son sus clientes.

En este comercio tradicional se tiende a primar la producción local siempre que la misma respete esos criterios de calidad. Ello lleva a conocer incluso el nombre de aquellas personas que fabrican un determinado producto. Así nos hace ver que un licor de mora lo hace Nuria y una ginebra “Quique”(por ejemplo). Nos traslada el reconocimiento que han tenido esos productos a nivel nacional e internacional o a que se debe el nombre que el fabricante ha dado a su producto.

Este tipo de compra es radicalmente distinto a la de aquellos que compran en un supermercado o por internet. En esas compras desaparece el comerciante y con ello se establece una relación directa entre el comprador y el producto. A veces he podido leer críticas al papel de los intermediarios en ese proceso. Yo, sin embargo, apoyo esa labor de intermediación si en ella se aporta valor al propio proceso de compra.

En un mundo en el que cada vez se ponen más trabas a las relaciones personales en los procesos de venta, creo que el cliente cada vez va a ir valorando más el poder intercambiar un diálogo con aquel que quiere vendernos algo. Ello es válido tanto para la compra de alimentación, como de ropa, un producto bancario o de servicios de internet.

Los canales de venta no son excluyentes. Entiendo que la supervivencia del comercio tradicional estará ligada a la capacidad para generar un valor diferencial en ese proceso de venta y a que la ciudadanía lo reconozca. No hay ningún algoritmo que sea capaz de reemplazar lo que es el conocimiento personal. La palabra y el diálogo sigue siendo el principal instrumento que tenemos para conocer a otra persona, sus gustos, sus preferencias… También lo es para trasmitir información de cada producto.

El comercio tradicional es también importante por el propio sentido de aportación a la comunidad. Es un canal principal a través del cuál los productores “locales” pueden vender y dar a conocer sus productos. Eso supone que los beneficios que se generan en ese proceso de venta repercuten directa o indirectamente en el medio social más próximo. Además los impuestos que se generan en ese proceso (tanto en la venta como en la producción) quedan en el propio territorio (lo que no siempre sucede en otros casos).

Diría que la principal baza del comercio por internet es la comodidad. El poder comprar a cualquier hora y en cualquier día a golpe de clic. Eso ha supuesto un reto para el comercio tradicional (que ya hace buena parte de sus ventas a través de internet). Se ha querido conjugar ese valor de la “compra hablada” con el de la comodidad. Este canal es especialmente importante para “las compras posteriores”. Es decir sería un “canal de continuidad” en la relación con un cliente que previamente ha estado en la tienda física. Cuando ya se ha establecido esa relación y se ha generado la confianza suficiente, entonces lo que  pasa a primar es la facilidad para hacer llegar los productos.

El comercio tradicional es parte de la vida y la historia de las ciudades. Prueba de ello es que tenemos libros que recrean esa historia a través de sus comercios (por ejemplo “León a través de la Gafa de Oro”). Tampoco podemos quedar reducidos a franquicias que se repiten en diferentes lugares ( no podríamos decir “León a través de Multióptica”).

            Una calle vacía de comercio tradicional es una calle triste e insegura. Es importante el papel de los consumidores para que ese comercio tradicional pueda seguir alegrando nuestras calles.