miércoles, 15 de marzo de 2023

EL CARDENAL RICHELIEU, MARTIN VILLA Y LAS RAZONES DE ESTADO.

 


         Henry Kissinger en su obra “Orden Mundial: Reflexiones sobre el carácter de las naciones y el curso de la historia” plantea entre otras cosas un repaso de la propia historia mundial con especial referencia al orden internacional. Así al tratar al cardenal Richelieu nos dice que practicaba los principios esenciales de Maquiavelo. También que ese cardenal “acuño la idea de que el Estado era una entidad abstracta y permanente que existía por derecho propio”. Vamos que el Estado era algo independiente de lo que pudieran pensar o sentir las personas que pudieran vivir en dicho Estado.

            En ese mismo sentido para Richelieu “su objetivo era el interés nacional según principios determinados racionalmente: lo que más tarde se conocería como  raison d`état”.

            El cardenal Richelieu ha pasado a la historia como un experto en intrigas cortesanas que supo adaptarse a las revueltas religiosas. En un principio se inicia en la carrera militar pero tras la renuncia de su hermano al obispado se dedicó a la teología. En su carrera arribista no duda en mentir al mismo Papa ocultando su edad.  En el libro antes citado nos dice que se entregó a las políticas facciosas de la corte francesa. En función de la conveniencia del momento primero era aliado de la reina y luego leal consejero del mayor rival de la reina. A través de ese tipo de intrigas consigue recomendación para ser nombrado cardenal. El siguiente paso en su ascenso personal fue llegar a ser primer ministro de Francia.

            Aunque comprendo que el título de este artículo les haya podido sorprender, igual con lo que van leyendo encuentran que no es descabellado el paralelismo con Martín Villa y “las razones de Estado”. Creo que las fuentes y el concepto viene a ser el mismo.

            No hay que olvidar que Rodolfo Martin Villa provenía del franquismo y aún se pueden ver fotografías suyas con el saludo propio de falange. Una de las consecuencias fue que se encargó del diseño de la España de las autonomías lo recibe alguien que para nada creía en ese modelo descentralizado.

            Cuando en un momento dado le preguntaron a Martin Villa por las grandes manifestaciones leonesistas contestaba diciendo:“ por muy respetables que fuesen esas manifestaciones sin embargo no podían condicionar el modelo autonómico”. Es decir también participa de la idea de que su proyecto de marco territorial autonómico es independiente de la voluntad de los leoneses. Todos los estudios de opinión (de antes y de ahora) ponen de manifiesto que ese marco autonómico se hizo contra la voluntad de los leoneses. Eso nunca ha estado en duda ni incluso por los que promovían ese marco autonómico de Castilla y León. La cuestión fundamental era si había que respetar o no la voluntad de la ciudadanía. En ese modelo de Richelieu que sigue Martin Villa “Castilla y León era una entidad abstracta y permanente que existía por derecho propio”. Diferenciaría al que ha sido impulsor de ese modelo de otros que simplemente lo han seguido incluso sin estar de acuerdo con el mismo.

            También asimilo a Martin Villa con un político arribista que lo mismo puede estar con Franco que luego ser ministro en la democracia española. Al igual que el cardenal francés se adapta a las circunstancias de cada momento buscando su éxito personal.

            Algunas veces he escuchado que “no se conocen las razones de Estado por las cuáles León se incorpora a la autonomía de Castilla y León”. No estoy de acuerdo con esa afirmación. Hay testimonios suficientes para aclarar lo que han sido esos motivos. Fundamentalmente ha sido que el que era ministro de Administración Territorial quería contraponer un bloque territorial central a los nacionalismos vascos y catalanes. Era un “juego” de fuerzas centrifugas (los nacionalismos) y centrípetas.

            Diría que evidentemente ese modelo de contraposición ha fracasado. Incluso diría que más que debilitar a los nacionalismos, los ha impulsado. Con ello se ha amenazado la cohesión de España y prueba de ello es que las fuerzas independentistas son hoy mayoría en el Parlamento de Cataluña y estaban muy lejos de serlo cuanto nace la autonomía de Castilla y León.

            No estaría de más recordar que la unidad de acción no se suele conseguir por medio de la imposición. No es posible sumar 6 peras y 3 manzanas. La suma exige que los sumandos tengan la misma unidad (1 manzana más 2 manzanas será igual a 3 manzanas).

            Creo que los proyectos políticos siempre deben tener presente la voluntad de la ciudadanía. No creo que los marcos territoriales deban prevalecer a los deseos de las mujeres y los hombres. En el caso leonés hay que recordar que de forma reiterada los responsables políticos prometieron en campaña electoral que la decisión final debería de tomarla el conjunto de los leoneses. Evidentemente no hubo tal consulta. Estamos en un ente impuesto y las consecuencias son el declive económico, demográfico y cultural. No creo que convenga permanecer en el error.

jueves, 9 de marzo de 2023

A día de hoy.

 

A día de hoy.

La candidata del PP al Ayuntamiento de León cuando le preguntan sobre la autonomía leonesa contesta siempre que: “a día de hoy el mapa autonómico está cerrado”. A mi me suena bastante a aquella máxima franquista que decía que dejaba todo “atado y bien atado”. Pero muy bien atado no debía estar por cuando ahora hemos pasado a un régimen en el que gobierna el más votado. Ya ven las cosas cambian y nada es inmutable.

Son las leyes las que deben adaptase a la voluntad de las personas. Eso fue lo que sucedió con el paso de un régimen totalitario a otro democrático. Nadie duda de que la voluntad de los leoneses es contar con un marco autonómico propio. Todos los estudios (incluidos alguno propiciado por la propia Junta) nos dicen que la opinión mayoritaria es claramente favorable a una autonomía leonesa. Lo dicen los acuerdos municipales donde a pesar de la oposición de PP, PSOE o Ciudadanos la gran mayoría de los ayuntamientos se han mostrado favorables a una autonomía leonesa. Con la excepción de algún ayuntamiento cuyo alcalde tiene cargo en la Diputación (como La Robla o Cistierna) el resto se divide entre los que han aprobado la moción leonesista y los que aún no se han pronunciado.

No voy a gastar demasiado tiempo en decir que el devenir leonés en este marco autonómico ha sido claramente negativo. Podría incluir indicadores demográficos, económicos o culturales. Pero es que pienso que la gran mayoría de los leoneses eso ya lo sabe y lo conoce. Por eso mismo seguro que en la campaña no va a tratar de convencer a nadie de que es buena esa pertenencia a la autonomía de Castilla y León. Su discurso va más en la línea de que “no es posible” a la de considerarla “deseable”.

Pero para llegar al futuro hay que trabajar desde el presente. Si el diagnóstico es de que alguien padece una grave enfermedad, no creo que la solución sea decir al enfermo que “no hay salida” y hacerle entrega por anticipado del “acta de defunción”. Diría que esto es lo que usted hace básicamente con ese discurso.

La autonomía de Castilla y León es un marco impuesto contra la voluntad de los leoneses. Además esa imposición está causando un deterioro muy notable de las condiciones de vida de los leoneses. Parece que algo habrá que hacer para cambiar esa situación. La continuidad no parece la mejor alternativa.

Tampoco creo aceptable que se presenten las elecciones municipales como un plebiscito contra el actual gobierno de España. Eso sería tanto como despreciar al propio territorio por el que se presenta y situar a León como un peldaño más en la carrera de su partido por alcanzar el poder en España.

No voy a competir con usted en conocimientos de historia. Pero seguro que coincidirá conmigo que es muy complicado encontrar marcos territoriales que hayan permanecido estables a lo largo del tiempo. El cambio es “lo normal”. Lo podemos encontrar en la propia historia del Reino de León en la que según el periodo que estudiemos podríamos encontrar a Galicia, Portugal, Castilla o Extremadura formando parte de este. Incluso en  tiempos más recientes pudimos ver como la Región Leonesa se podía estudiar como formada por León, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia. Para más tarde limitarla a León, Zamora y Salamanca.

No creo que esta autonomía de Castilla y León tenga algo que haga que su duración sea eterna, que la distinga en  ello de cualquier otro territorio. Puede y debe cambiar. Debe hacerlo para adaptar la ley a la voluntad de los leoneses y para proteger sus condiciones de vida. Para ello habrá que posicionarse ahora en favorecer ese cambio.

Los efectos que podría tener una autonomía leonesa pueden ser opinables. Estamos en el terreno de la hipótesis. Sin embargo lo que no creo discutible son los efectos negativos de pertenecer a la autonomía de Castilla y León, aquí ya no son hipótesis, son hechos.

Atendiendo a criterios de población tenemos que la provincia de León pierde entre 1981 y 2020 un -0.42% y el conjunto de la Región Leonesa un -0.93% . Sin embargo en ese mismo período el conjunto de las autonomías uniprovinciales gana un 2.33%. Si excluimos Madrid el saldo también es positivo (+0.51%). Eso vendría a significar que carecen de rigor las opiniones que vienen a desechar una autonomía leonesa en base a insuficiente capacidad económica. Ello por un lado sería injusto (es como si dijeran que sólo los territorios ricos pueden tener una autonomía propia) pero tampoco responde a lo que nos dicen los indicadores económicos. Tener capacidad sobre los propios recursos aumenta las posibilidades de mejorar nuestras condiciones de vida. Existir es una condición necesaria para poder vender.

viernes, 10 de febrero de 2023

HAY QUE RESPETAR LA VOLUNTAD DE LOS LEONESES?

 


En 1983 la Junta de Castilla y León encarga un estudio a la empresa Sofemasa. Ese estudio en sus conclusiones dice textualmente “los leoneses tienen un sentimiento muy notorio de ser una entidad con identidad diferenciada de la castellana. El rechazo que manifiestan no es al hecho autonómico sino a una autonomía conjunta”. Ya ven esto lo decía un estudio que había encargado la propia Junta. Digo yo, que no será sospechosa de “leonesismo”.

Durante 40 años ha habido diferentes estudios en los que se ha preguntado a los leoneses sobre le marco autonómico deseado. En todos y cada uno de ellos la conclusión es unánime, los leoneses apuestan por una autonomía leonesa. Reto a cualquiera a que me indique un estudio en el que se diga que los leoneses desean como marco autonómico el de Castilla y León. Sinceramente creo que no existe.

En 1979 la Diputación de León encarga un estudio para conocer lo que es la opinión de los Ayuntamientos e instituciones sobre el tema autonómico. Considerando el total de respuestas recibidas y sobre el total del censo, ese estudio ponía de manifiesto que el 69,21% de los que habían contestado al cuestionario prefería “León sólo” y un 4,45% la autonomía de Castilla y León. El resto se repartían por otras opciones o simplemente no emitían ninguna opinión (13.37%). En definitiva el diferencial entre los que querían una autonomía leonesa y los que preferían la unión con Castilla era de nada menos que 64,76 puntos. Vamos que ni siquiera era algo que plantease división de opiniones.

Sin embargo conociendo esos datos se obro en abierta oposición a esas voluntades. Incluso habría que decir que también se voto contrariamente a lo que querían las instituciones leonesas y la propia Diputación de León. Lo dijo con toda claridad el que era portavoz entonces de UCD en el Ayuntamiento de Ponferrada, Luis Soto Pérez. Así en 1983 decía: “El sentimiento, la aspiración de TODOS los componentes de la Diputación, así como la mayoría de mujeres y hombres de El Bierzo, era el de optar por León sólo, lo que así se manifestó en una primera encuesta realizada entre los ayuntamientos”. Ya ven ese sentimiento también era mayoritario en El Bierzo.

Estudios más recientes como el realizado por 40DB para El País nos dice que el apoyo a la autonomía leonesa era del 56,3% y el de Castilla y León un 17.5%. (el resto 26.2% no contesto a esa pregunta). Ileon publica en el año 2020 un sondeo realizado por Celeste-Tel que afirma que más de la mitad de los leoneses respaldan la creación de una autonomía leonesa y tan sólo un 16,6% era contrario a esa creación. En esa misma encuesta de Ileon se afirma que la opción de una autonomía leonesa es mayoritaria en todos los segmentos de voto (algo que también se puede ver en la aprobación de las mociones leonesistas en los diferentes Ayuntamientos). Ya en 2.023 SyM Consulting hace un estudio para La Crónica de León que dice que el apoyo a una autonomía leonesa es del 67,1% frente a un 30.6% que desearía permanecer en el actual marco autonómico. Es decir en todos ello el diferencial entre partidarios de una autonomía leonesa y aquellos que defienden el actual marco autonómico es abrumador. No deja lugar a dudas.

Además hay que tener en cuenta que entre los que dicen apoyar la permanencia en Castilla y León lo hacen más desde la resignación (no cabe hacer otra cosa) que desde el convencimiento. Es el caso de la candidata del PP a la alcaldía de León Margarita Torres que nos dice que “ella hubiera deseado otro marco autonómico” pero que llegados a este punto lo que hay que hacer es mantener la actual autonomía.

En definitiva creemos que hay que centrar el debate. No se trata de conocer los deseos de la ciudadanía (que se han expresado con claridad y nitidez en todos estos años). El núcleo de la cuestión es conocer si se es partidario de que esos deseos deban ser respetados o por el contrario se defiende mantener un marco autonómico impuesto contra la voluntad de los leoneses.

Desde luego considero que desde una perspectiva puramente democrática hay que defender que los políticos ejerzan de representantes de aquellos que les han elegido y eviten imponer sus criterios a los de la propia ciudadanía. En todas las ocasiones en las que esa ciudadanía ha tenido oportunidad de pronunciarse lo ha hecho con claridad y nitidez. Los dirigentes políticos conocían que esto era así, y tal vez por ello mismo han evitado que esas consultas tuvieran un carácter decisivo. Es decir han primado lo que pudiera ser su propia opinión a la que manifestaban aquellos que les habían votado. En definitiva les ha importado muy poco la opinión de los leoneses.

Creo que ha llegado el momento de cambiar las cosas y respetar la voluntad de la ciudadanía. La imposición de ese marco autonómico no deseado nos ha traído pobreza económica y despoblación.

sábado, 21 de enero de 2023

MARGARITA. ¿ MANTENER O CORREGIR LOS ERRORES?

 


            El punto de partida.

En el punto de partida tenemos una posición común. Tanto usted como yo discrepamos con el mapa de las autonomías que diseño Martin Villa. Los dos consideramos que en el mismo debía de haber un reconocimiento a una de las regiones con mayor abolengo de España, la Región Leonesa. En sus recientes declaraciones dejaba muy claro que en ese momento usted hubiera apostado por el reconocimiento de una autonomía leonesa.

En base a todo ello, los dos consideramos que se cometió un error (y una injusticia) olvidando que en ese mapa se incluyese la autonomía leonesa. Además ese proceso se llevó a cabo sin el consentimiento de los leoneses y contra la voluntad de la gran mayoría de ellos. Incluso cabría decir que hoy en día son inexistentes los que pudieran considerar idóneo para los leoneses el actual marco autonómico.

¿Permanecer en el error o corregirlo?

En lo que ya discrepamos es que usted es partidaria de “permanecer en el error” y yo abogo por la necesidad de “corregirlo”.

Usted propugna “paciencia” y “resignación” para seguir adelante con un marco autonómico no deseado (por usted tampoco). Es lo que yo he llamado en alguno de mis artículos la defensa del “Reino de los cementerios”. En ese sentido cree que hay que asumir la situación actual como algo irreversible (la propia muerte) y ser obediente al poder y las instituciones.

Algunos sin embargo pensamos que “los errores no caducan” y que cuando algo está mal habrá que poner los medios para corregirlo. Imaginen a alguien que padece una enfermedad y en vez de poner los medios para atajarla, le dicen que simplemente asuma que la tiene, que aguante los padecimientos y que “no hay remedio”. Frente a ese Reino de los cementerios otros defendemos un Reino de León vivo y pujante (que no sólo sea una referencia en los libros de historia).

 

 

Las consecuencias.

Este apartado podría llenarlo con cifras y datos a los que usted dice ser muy aficionada. Claro el riesgo sería aburrir demasiado a un lector que ya seguro que está convencido que a León no le ha ido bien en este marco autonómico. Así que trataré de centrarme en los fundamentales.

En el caso de León y la Región Leonesa. En 1.983 la provincia de León superaba a la de Valladolid en +38.809 habitantes. En el 2.020 la de Valladolid superaba a la de León en 61.575. Ello se debe a que en ese período de tiempo la provincia de León perdió -67.298 habitantes y la de Valladolid ganó 33.086. Claro, somos muchos los leoneses que pensamos que eso no es casual y se debe a la propia configuración de ese marco autonómico.

La Región Leonesa representaba en 1.983 el 43.17% de la autonomía de Castilla y León y la Región Castellana el 56.83%. Pues bien en el 2.020 la Región Leonesa ha pasado a representar el 40.06% y la Castellana el 59.94%.

Pero es que incluso a nivel del conjunto de la autonomía tampoco le ha ido bien. En 1.983 representaban el 6.8% de los habitantes de España y en el 2.020 el 5,07%.

En cuanto a España. Martin Villa propicia la creación de la autonomía de Castilla y León como un “dique de contención” contra los nacionalismos de Cataluña y del País Vasco. Para ello cuenta con el apoyo que desde Valladolid le prestó en su día Peces Barba.

¿Ha sido eficaz este marco autonómico para conseguir el objetivo que perseguía Martin Villa? Uno diría que evidentemente no. Para empezar hemos asistido a intentos muy serios para alcanzar la independencia de Cataluña. Contrasta esa situación con algo que yo he vivido en primera persona. Era el año 2.000 y estando en esa ciudad durante la celebración del día de la Constitución Española pude ver como los autobuses municipales circulaban con las banderas de España y de Cataluña en sus espejos retrovisores. De esa situación se ha pasado a que en muchos edificios cuelguen banderas independentistas. El modelo de Martin Villa también ha fracasado en eso.

Entrando en datos tenemos que en 1.977 había un total de 24 escaños del nacionalismo periférico mientras que hoy se han pasado a 42. Los datos tampoco parece que apoyen que la creación de Castilla y León haya contribuido a “ser dique de contención” de esos nacionalismos periféricos.

Otra cosa que no entiendo es esa distinción que usted establece entre El Bierzo y León ( cuando alguien nacida en La Bañeza dice que es 75% berciana y 25% leonesa) . ¿ Es que para usted El Bierzo no es León?

En fin considero que para empezar un camino de recuperación hay que atajar las cosas que están mal. No permitir que el daño siga avanzando. Puede ser que el camino sea largo, pero nada es inamovible. La democracia se asienta en la voluntad de las personas. Cuando la ley es contraria a esa voluntad lo que hay que hacer es cambiar la ley. No vale promover el inmovilismo.

jueves, 12 de enero de 2023

LA COMPRA “HABLADA”

 


Vaya por delante, mis propios condicionantes. Yo soy hijo y nieto de comerciantes. Mi hermano sigue dirigiendo un comercio en el centro de la ciudad y alguno de mis primos lo hace también en su lugar de residencia. Vamos, que tengo una arraigada tradición familiar ligada al comercio tradicional. Así que mi percepción puede estar algo sesgada por ello. En todo caso les quiero trasladar algunas reflexiones.

Lo primero que quiero, es aclararles lo que yo entiendo por “compra hablada”. Es la compra en la que aquel que vende conoce perfectamente el producto que está vendiendo y en base a ello informa al comprador de sus características. Pero es que muchas veces no sólo se conoce el producto, también se conoce al cliente que llega a su establecimiento. En base a esos conocimientos se trata de adaptar el producto que tiene en su tienda con los gustos y preferencias de sus clientes. 

En la compra “hablada” hay un proceso de selección del producto que llega al establecimiento. Se elige en función tanto de lo que puedan ser los estándares de calidad que el comerciante establezca, como de los intereses de lo que son sus clientes.

En este comercio tradicional se tiende a primar la producción local siempre que la misma respete esos criterios de calidad. Ello lleva a conocer incluso el nombre de aquellas personas que fabrican un determinado producto. Así nos hace ver que un licor de mora lo hace Nuria y una ginebra “Quique”(por ejemplo). Nos traslada el reconocimiento que han tenido esos productos a nivel nacional e internacional o a que se debe el nombre que el fabricante ha dado a su producto.

Este tipo de compra es radicalmente distinto a la de aquellos que compran en un supermercado o por internet. En esas compras desaparece el comerciante y con ello se establece una relación directa entre el comprador y el producto. A veces he podido leer críticas al papel de los intermediarios en ese proceso. Yo, sin embargo, apoyo esa labor de intermediación si en ella se aporta valor al propio proceso de compra.

En un mundo en el que cada vez se ponen más trabas a las relaciones personales en los procesos de venta, creo que el cliente cada vez va a ir valorando más el poder intercambiar un diálogo con aquel que quiere vendernos algo. Ello es válido tanto para la compra de alimentación, como de ropa, un producto bancario o de servicios de internet.

Los canales de venta no son excluyentes. Entiendo que la supervivencia del comercio tradicional estará ligada a la capacidad para generar un valor diferencial en ese proceso de venta y a que la ciudadanía lo reconozca. No hay ningún algoritmo que sea capaz de reemplazar lo que es el conocimiento personal. La palabra y el diálogo sigue siendo el principal instrumento que tenemos para conocer a otra persona, sus gustos, sus preferencias… También lo es para trasmitir información de cada producto.

El comercio tradicional es también importante por el propio sentido de aportación a la comunidad. Es un canal principal a través del cuál los productores “locales” pueden vender y dar a conocer sus productos. Eso supone que los beneficios que se generan en ese proceso de venta repercuten directa o indirectamente en el medio social más próximo. Además los impuestos que se generan en ese proceso (tanto en la venta como en la producción) quedan en el propio territorio (lo que no siempre sucede en otros casos).

Diría que la principal baza del comercio por internet es la comodidad. El poder comprar a cualquier hora y en cualquier día a golpe de clic. Eso ha supuesto un reto para el comercio tradicional (que ya hace buena parte de sus ventas a través de internet). Se ha querido conjugar ese valor de la “compra hablada” con el de la comodidad. Este canal es especialmente importante para “las compras posteriores”. Es decir sería un “canal de continuidad” en la relación con un cliente que previamente ha estado en la tienda física. Cuando ya se ha establecido esa relación y se ha generado la confianza suficiente, entonces lo que  pasa a primar es la facilidad para hacer llegar los productos.

El comercio tradicional es parte de la vida y la historia de las ciudades. Prueba de ello es que tenemos libros que recrean esa historia a través de sus comercios (por ejemplo “León a través de la Gafa de Oro”). Tampoco podemos quedar reducidos a franquicias que se repiten en diferentes lugares ( no podríamos decir “León a través de Multióptica”).

            Una calle vacía de comercio tradicional es una calle triste e insegura. Es importante el papel de los consumidores para que ese comercio tradicional pueda seguir alegrando nuestras calles.