jueves, 8 de febrero de 2024

¿ USTED IMPORTA ?

 


            Todas las encuestas publicadas (incluso la auspiciada por la Junta de Castilla y León) llegan a la misma conclusión: Los leoneses desean que su Región sea una de las Comunidades Autónomas de España. Lo ratifican los acuerdos municipales en los que 62 ayuntamientos aprueban la moción leonesista frente a 7 que la rechazan. Por 20 votos frente a 4, la Diputación de León aprueba el que la Región Leonesa pase a ser una Comunidad Autónoma. Las mayores manifestaciones de la historia leonesa ratifican el amplio respaldo social a esa demanda de autonomía leonesa.

            Por otra parte, no hay manifestaciones que pudieran apoyar el permanecer en la autonomía de Castilla y León. Tampoco hay ni un solo sondeo que indique que se apoya esa integración. En 1983 la propia Junta de Castilla y León encarga un estudio a Sofemasa en el             que se concluye: “los leoneses tienen un sentimiento muy notorio de ser una entidad con identidad diferenciada de la castellana. El rechazo que manifiestan no es al hecho autonómico sino a una autonomía conjunta”.  Es decir el conocimiento de que esto es así, ni es nuevo ni resultaba desconocido para aquellos que impulsaron que la Región Leonesa se integrase en la Comunidad Autónoma de Castilla y León.

            Por otra parte tampoco existen muchas dudas de que esa integración está teniendo unos efectos netamente negativos para los leoneses. Todos y cada uno de los estudios que se han hecho de la evolución de los indicadores demográficos y económicos llegan a la misma conclusión. Lo hacen por cuanto se basan en datos objetivos. Podría citar varios que analizan ese declive leonés. Pero ¿podría decirme alguien uno que simplemente mantenga no ya que nos ha ido bien esa integración, sino que por lo menos mantenga que no nos ha ido mal? Una vez más frente a los muchos estudios que afirman esa evolución negativa, no encontramos ninguno que nos diga lo contrario. Por otra parte muy pocos leoneses dudan de esa evolución negativa, los datos son apabullantes.

            En definitiva tenemos que es claro que los leoneses desean un marco autonómico propio y que también son conscientes de que el estar en el de Castilla y León tiene unas claras repercusiones negativas. Todo ello no es ajeno a algo que explica muy bien Belén Molleda en su artículo “León sin voz”. La estructura organizativa de los medios de comunicación prima las Comunidades Autónomas de modo que tiene mucho mayor protagonismo algo que pueda ocurrir en La Rioja o en Cantabria a lo que pueda pasar en León. Se nos invisibiliza.

            Por ello el tema no es tanto conocer lo que desean los leoneses o lo que puedan ser sus efectos. La cuestión central es saber si los diputados y diputadas actúan como representantes de la ciudadanía que les ha votado o son simplemente instrumentos de su partido. Dicho de otro modo ¿usted importa? . ¿A esos teóricos representantes de la voluntad popular les da igual lo que usted pueda pensar? Es evidente que hay una falta de sintonía entre lo que son los deseos de la ciudadanía y lo que expresan los cargos electos.

            La reivindicación leonesista es también una reivindicación democrática. Los cargos electos deberían ser representantes de aquellos que los han elegido. Esto no es así ahora, ni tampoco en el pasado. Cuando se crea la Comunidad de Castilla y León se conocía perfectamente que ello se hacía en abierta oposición a la voluntad de los leoneses. Sin embargo también se consideraba que lo que pensasen los leoneses importaba poco o nada. Todo ello se puede ver revisando las declaraciones de los políticos en los medios de comunicación de la época que también he recogido en mi libro “el proceso autonómico leonés”.

            La historia leonesa está muy ligada a los procesos democráticos. El propio himno recoge que el prestigio de León se basa en sus “concilios, fueros y leyes”. Es una paradoja que cuando España accede a la democracia se niegue el derecho a un marco autonómico propio a la Región Leonesa.

            Hoy es también evidente que tampoco se ha cumplido el objetivo de que la autonomía de Castilla y León actuase de “dique de contención” frente a los nacionalismos vascos o catalanes. Hay que recordar que Martin Villa era el ministro de Administración Territorial y por tanto el encargado de diseñar el mapa del Estado de las Autonomías. También hay que recordar su procedencia del franquismo.

            Por eso es importante que la ciudadanía leonesa reclame que es importante y que los diputados deben ejercer no sólo como representantes de un determinado partido, también lo deben hacer del territorio desde donde han sido elegidos. No todos los que son miembros de un partido deben votar igual en cada uno de los temas. Habrá cuestiones en los que la discrepancia sea en función del territorio por el cuál han sido elegidos. Cuando esto suceda habremos ganado en democracia y avanzado hacia una autonomía leonesa.

lunes, 5 de febrero de 2024

EL SENTIDO DE COMUNIDAD.

 


            No soy de las personas que piensa que más allá de España “se atan los perros con longaniza”. Tampoco soy de los que se exaltan y afirman que “somos los mejores” en casi todo. Más bien me encuentro entre los que piensan que hay cosas que hacemos mejor y otras peor.

            Para avanzar se hace preciso reconocer que hay aspectos que deberíamos mejorar. Por razones familiares he vivido durante un tiempo en Cambridge y he tenido la oportunidad de conocer algo de lo que es su modo de vida. Tal vez el asunto que en mayor medida me ha asombrado es su sentido de comunidad.

            He podido ver a padres recogiendo basura en el parque donde estaban jugando sus hijos. También a una mujer mayor por la calle con unos guantes y una bolsa adecentando la calle en la que vivía. Mientras paseaba vi un hombre mayor de rodillas recortando la hierba de unas instalaciones que eran de titularidad pública.

            Hay también muchos establecimientos de “charity” en los que por un lado se hacen donaciones y por otra se compra productos como ayuda a las personas más desfavorecidas. En las empresas es habitual que se establezcan por un lado donaciones a título de la propia organización, pero también otras a nivel de los empleados que la integran.

            Todo ello hace que se tenga la mentalidad de que aquello que afecta al medio social es responsabilidad de todos. Que no es algo que en exclusiva compete a la administración pública. Diría que en España es más habitual la reclamación para que se haga o se solucione tal cosa. Es decir demandamos que ese tipo de cosas las haga “la administración correspondiente”. No es frecuente encontrarnos personas que tomen la iniciativa en ser protagonistas en la solución de las cosas.

            Es cierto que también hay excepciones muy notables y en concreto en León. Entre ellas citaría a grupos como “los amigos del mocho” o también la Asociación de Pro Monumenta. Seguro que también habrá otras pero yo al menos en este momento son las que conozco.

            En todo caso creo que nos falta en general ese “sentido de comunidad”, de ir más allá de las reclamaciones y ser activos en alcanzar las metas que nos proponemos.

            Si considero que ese entorno es “mío” ello también me llevará a que tenga una actitud de respeto y evite conductas que llevan a su degradación. Podríamos decir que es la diferencia que en España puede haber entre tirar un papel en el suelo de la propia casa y hacerlo en la calle. Creo que nos falta esa conciencia social.

            Hubo un tiempo en que la capacidad de progreso económico de una sociedad estaba en función de los recursos naturales que pudiera tener. En parte puede seguir siendo así, sin embargo actualmente creo que lo que es fundamental es la mentalidad social. Por decirlo de alguna forma hoy “la riqueza” estaría más en “el cerebro” que en el subsuelo. Las grandes empresas a nivel mundial las podemos encontrar en el campo de la tecnología y el conocimiento. Por ello se hace necesario mejorar lo que puedan ser nuestros modos de vida también como una forma de implicación en la solución en nuestros grandes problemas (como puede ser el del cambio climático).

            El sentido de comunidad implica la percepción de que “todos somos parte del problema y también de la solución”. Que no nos sentamos a “ver los toros desde la barrera” (si se me permite el ejemplo).

            Como en muchas cosas creo que si miramos a nuestro pasado podemos encontrar, en mucha mayor medida, ese sentido de comunidad. En León estaban las “hacenderas” o “facenderas”. El pueblo se reunía en concejo y en el mismo se indicaba el área de mejora. Los vecinos se implicaban en las tareas a realizar para lograr ese objetivo. Otro ejemplo sería “la vecera” , en los pueblos se turnaban las tareas de pastoreo del ganado. Hoy sin embargo estas conductas han caído en desuso.

            También formaba parte de ese sentido de comunidad las costumbre de “el palo de los pobres”. De este modo se repartía la atención a “los pobres” entre los vecinos en función de aquel que le correspondiera en cada momento tener “el palo de los pobres”.

            Sin embargo al decaer ese medio rural también lo han hecho esas costumbres y con ello se ha perdido ese sentido de comunidad. Tal vez el mayor mérito de esa conducta de los ingleses es que han mantenido ese sentido de comunidad incluso en las conductas individuales. Es decir no han hecho necesarios acuerdos entre vecinos, sino que también a nivel individual han considerado que deben colaborar en mejorar aquello que nos pertenece a todos.

            El futuro será mejor si logramos avanzar en ese sentido de comunidad. La tarea no es sólo de “otros”, también es nuestra.