No soy de las personas que piensa que
más allá de España “se atan los perros con longaniza”. Tampoco soy de los que
se exaltan y afirman que “somos los mejores” en casi todo. Más bien me
encuentro entre los que piensan que hay cosas que hacemos mejor y otras peor.
Para avanzar
se hace preciso reconocer que hay aspectos que deberíamos mejorar. Por razones
familiares he vivido durante un tiempo en Cambridge y he tenido la oportunidad
de conocer algo de lo que es su modo de vida. Tal vez el asunto que en mayor
medida me ha asombrado es su sentido de comunidad.
He podido
ver a padres recogiendo basura en el parque donde estaban jugando sus hijos.
También a una mujer mayor por la calle con unos guantes y una bolsa adecentando
la calle en la que vivía. Mientras paseaba vi un hombre mayor de rodillas
recortando la hierba de unas instalaciones que eran de titularidad pública.
Hay también
muchos establecimientos de “charity” en los que por un lado se hacen donaciones
y por otra se compra productos como ayuda a las personas más desfavorecidas. En
las empresas es habitual que se establezcan por un lado donaciones a título de
la propia organización, pero también otras a nivel de los empleados que la
integran.
Todo ello
hace que se tenga la mentalidad de que aquello que afecta al medio social es
responsabilidad de todos. Que no es algo que en exclusiva compete a la
administración pública. Diría que en España es más habitual la reclamación para
que se haga o se solucione tal cosa. Es decir demandamos que ese tipo de cosas
las haga “la administración correspondiente”. No es frecuente encontrarnos
personas que tomen la iniciativa en ser protagonistas en la solución de las
cosas.
Es cierto
que también hay excepciones muy notables y en concreto en León. Entre ellas
citaría a grupos como “los amigos del mocho” o también la Asociación de Pro
Monumenta. Seguro que también habrá otras pero yo al menos en este momento son
las que conozco.
En todo caso
creo que nos falta en general ese “sentido de comunidad”, de ir más allá de las
reclamaciones y ser activos en alcanzar las metas que nos proponemos.
Si considero
que ese entorno es “mío” ello también me llevará a que tenga una actitud de
respeto y evite conductas que llevan a su degradación. Podríamos decir que es
la diferencia que en España puede haber entre tirar un papel en el suelo de la
propia casa y hacerlo en la calle. Creo que nos falta esa conciencia social.
Hubo un
tiempo en que la capacidad de progreso económico de una sociedad estaba en
función de los recursos naturales que pudiera tener. En parte puede seguir
siendo así, sin embargo actualmente creo que lo que es fundamental es la
mentalidad social. Por decirlo de alguna forma hoy “la riqueza” estaría más en
“el cerebro” que en el subsuelo. Las grandes empresas a nivel mundial las
podemos encontrar en el campo de la tecnología y el conocimiento. Por ello se
hace necesario mejorar lo que puedan ser nuestros modos de vida también como
una forma de implicación en la solución en nuestros grandes problemas (como
puede ser el del cambio climático).
El sentido
de comunidad implica la percepción de que “todos somos parte del problema y
también de la solución”. Que no nos sentamos a “ver los toros desde la barrera”
(si se me permite el ejemplo).
Como en
muchas cosas creo que si miramos a nuestro pasado podemos encontrar, en mucha
mayor medida, ese sentido de comunidad. En León estaban las “hacenderas” o
“facenderas”. El pueblo se reunía en concejo y en el mismo se indicaba el área
de mejora. Los vecinos se implicaban en las tareas a realizar para lograr ese
objetivo. Otro ejemplo sería “la vecera” , en los pueblos se turnaban las
tareas de pastoreo del ganado. Hoy sin embargo estas conductas han caído en
desuso.
También
formaba parte de ese sentido de comunidad las costumbre de “el palo de los
pobres”. De este modo se repartía la atención a “los pobres” entre los vecinos
en función de aquel que le correspondiera en cada momento tener “el palo de los
pobres”.
Sin embargo
al decaer ese medio rural también lo han hecho esas costumbres y con ello se ha
perdido ese sentido de comunidad. Tal vez el mayor mérito de esa conducta de
los ingleses es que han mantenido ese sentido de comunidad incluso en las
conductas individuales. Es decir no han hecho necesarios acuerdos entre vecinos,
sino que también a nivel individual han considerado que deben colaborar en
mejorar aquello que nos pertenece a todos.
El futuro
será mejor si logramos avanzar en ese sentido de comunidad. La tarea no es sólo
de “otros”, también es nuestra.
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