lunes, 12 de diciembre de 2022

VALLADOLID, CATALUÑA Y LEÓN.

 

            Leo hace unos días un artículo en el que se dice: “uno empieza a cansarse de tener que escuchar discursos de odio y de desprecio a Valladolid todos los días”. Para a continuar afirmando: “no tenemos suficiente con los catalanes como para tener que aguantar también a nuestros vecinos”.

            Ya ven ahora resulta que según esa visión, la víctima es Valladolid y los agresores el conjunto de los leoneses. No deja de ser curioso esa perspectiva cuando unas dos terceras partes del presupuesto de la Junta no se reparte por provincias. Ese presupuesto no provincializado “igual va” a una ciudad que reúne algo así como 54 de las 59 sedes del ente autonómico.

            Una vez más desde Valladolid se ejerce el antagonismo con Cataluña y lo asimila a las discrepancias con el marco autonómico de Castilla y León. Igual es que “no hay peor cuña que la de la propia madera”. No olvidamos que Valladolid fue repoblada con catalanes.

            Es un dato conocido que desde Valladolid históricamente se ha fomentado el marco de Castilla y León como referencia de oposición a los nacionalismos vascos y catalanes. En último extremo podemos decir que la integración de la Región Leonesa en ese conglomerado autonómico de Castilla y León es debido, precisamente a una concepción de España basada en la oposición del centro con la periferia, de fuerzas centrífugas y centrípetas. En base a esa idea general se propicia el marco autonómico que diseña Martin Villa (ministro que tenía como principal misión crear la España de las Autonomías) y el vallisoletano Gregorio Peces Barba.

            Recordamos que es precisamente en Valladolid donde en tiempos de Espartero surge la autodenominada Junta de Gobierno de la provincia de Valladolid. Su objetivo era lograr “la unidad castellana”.  Cuando a Espartero le sucede Joaquín María López los vallisoletanos se opondrán por cuanto esa candidatura había sido avalada por los catalanes.

            Esa estrategia de agrupación de las tierras de Castilla y de León en defensa de los intereses vallisoletanos frente a la periferia catalana se repetirá a lo largo de la historia. Podríamos decir que ese artículo viene a reafirmar algo que se ha repetido de forma continuada a lo largo de la historia.

            En 1869 se propugnaba desde Valladolid el “Pacto Federal Castellano” . En el mismo se promueve establecer un marco territorial de Castilla la Vieja con capital en Valladolid que estaría integrado por 11 provincias: Ávila, Burgos, León, Logroño, Palencia, Salamanca, Santander, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora. También en ello se ve el trasfondo de oposición a Cataluña y la búsqueda de consolidar a Valladolid como una especie de contrapoder.

            Ese intento tuvo una respuesta contundente de los republicanos leoneses. Así publican un documento en el que entre otras cosas dicen: “la provincia de León, Título y Cuna del primer Reino de la reconquista por su situación topográfica, por sus producciones, por sus costumbres, no pertenece ni puede considerarse como una parte de Castilla la Vieja: y que cuenta con elementos más que suficientes para constituir por sí un Estado próspero, no debe ni puede ser absorbida por otro, sea cualquiera su nombre y con el que no la unirán seguramente relaciones de ninguna especie”.

            También en ese mismo texto se reclama el derecho a “no perder el nombre de leoneses ya que con él y no con el de castellanos se han distinguido siempre”.

            Dice el refrán que “el que siembra vientos, recoge tempestades”. Por eso mismo este modelo de una España enfrentada y uniforme, propicia la reacción contraria y favorece los movimientos independentistas. Uno diría que es evidente que la autonomía de Castilla y León no ha favorecido la cohesión  y la unidad de España. Los datos son los que son. En 1977 los nacionalismos periféricos reunían en conjunto 24 escaños, hoy sin embargo llegan a 42. Entre otras cosas eso supone mucha mayor fuerza para condicionar el conjunto de las leyes que salen de esas Cortes.

            El modelo leonés es muy diferente. No se basa en la contraposición y en lograr una unidad imponiendo un modelo uniforme. Se busca una “unidad en la pluralidad”. Desde el reconocimiento de la diversidad se busca fortalecer esa unidad. Por eso mismo marca distancia tanto de los “uniformizadores” vallisoletanos que buscan imponer su modelo a otros territorios como Cataluña. Pero también de todos aquellos que consideran que Cataluña y España son unidades distintas. En ese sentido podríamos decir que vallisoletanos e independentistas catalanes tienen bastantes puntos en común.

            Para terminar hay que decir que tampoco cabe hablar como se hace en ese texto “de los catalanes”. Los catalanes no son uniformes, son diversos en sus formas de pensar y sentimiento de identidad. Utilizar esa expresión viene a equiparar catalanes con “nacionalistas catalanes” . En eso también vemos un discurso que a los nacionalistas catalanes les encantará ( y a mí no).

viernes, 2 de diciembre de 2022

LOS ALCALDES DE VALLADOLID.

 


         Los últimos alcaldes de Valladolid han sido Javier León de la Riva del PP y Oscar Puente del PSOE. En lo que respecta a sus posiciones respecto a León y a lo leonés podemos comprobar que son muchas más las similitudes que las diferencias.

            León de la Riva defendía que "los ciudadanos del resto de la Comunidad Autónoma deben sufragar con sus esfuerzos las infraestructuras de Valladolid y en consecuencia su bienestar". Oscar Puente dice que “la despoblación del medio rural se arregla haciendo crecer Valladolid, de modo que anima a los que abandonen sus pueblos que se vayan a Pucela”.

            Uno y otro (al parecer adversarios políticos) tienen el esquema de que habría que tener un único aeropuerto, un único parque tecnológico, un único centro administrativo y hasta un único equipo de baloncesto… Curiosamente todo ello “en Valladolid”.

            Tanto para el alcalde del PP como para el alcalde del PSOE las inversiones en Valladolid son rentables y se aprovechan, hacer inversión pública en los territorios leoneses es “tirar “el dinero. En ese sentido cree que hay que evitar invertir en dotar de medios al mundo rural.

            Para esos alcaldes “la reclamación leonesista en más vieja que el hilo de cobre”. Incluso presentan a Valladolid como el territorio que “paga el pato de ser la capital no oficial de la Comunidad”. Curioso que quieren, que les diga.

            En prepotencia y chulería esos dos alcaldes tienen una importante disputa. Ellos son el centro del mundo mundial. Son los nuevos y los modernos, los demás somos antiguos y trasnochados. Al argumento se responde con el insulto.

            Desde su concepción Valladolid consigue sus éxitos en función del propio trabajo y los leoneses son unos quejicas que además dificultan su  expansión. En esa línea Oscar Puente dice que “hay que llorar menos y trabajar más”. Esto decir mantiene que si la Región Leonesa no prospera es por cuanto los leoneses somos unos vagos y ellos unos trabajadores eficientes.

Es bien significativo que el papel de reivindicación de este tipo de cosas lo ejerza el alcalde de Valladolid y no tanto el presidente de su Diputación Provincial. Todos conocemos el nombre del alcalde de esa ciudad castellana pero muy pocos el de quién es el presidente de su Diputación. La capital vallisoletana empieza a ejercer su papel centralizador y asfixiante para empezar con su propia provincia.

Su concepto es que ya sea por la vía administrativa de los presupuestos o por la vía privada, los dineros de la ciudadanía de la Comunidad hagan crecer a Valladolid. Por la vía administrativa es claro que los presupuestos de la Junta tienen como destino preferente la capital del Pisuerga. Lo tratan de esconder evitando provincializar los presupuestos, pero el resultado a pocos engaña. Hay que tener en cuenta que de 59 Departamentos de la Junta 54 tienen su sede en Valladolid. Claro eso explica que de los 50.000 millones que se han repartido en la última década el 90% se los haya llevado Valladolid. Para el alcalde León de la Riva (del PP) esto es correcto y a Oscar Puente le pueden parecer hasta poco. Negar que ello no tenga que ver con su desarrollo económico es inverosímil.

Pero a todo esto hay que añadir las vías de financiación privada. La centralización de vuelos en el aeropuerto de Valladolid obliga a que los viajeros se tengan que desplazar hasta allí pagar sus billetes y los gastos que ocasionan. Si necesitan atención médica vayan a Valladolid para que les atiendan y gasten allí sus dineros. Pero si les gusta el juego vayan al Casino de Valladolid a realizar sus apuestas. El resto de ejemplos se los dejo a cada lector.

Este debate deja a las claras el modelo territorial de esa Comunidad en el que Valladolid busca la centralidad y para ello no duda es destruir tanto a la Región Leonesa como a Castilla. Lo hace desde una población que necesita para ocupar esa posición central, de la unidad autonómica de la Región Leonesa y de la Castellana. ¿Dónde quedaría Valladolid si hubiese una Autonomía Leonesa y otra Castellana? ¿Qué argumentos tendría entonces para reclamar que "su aeropuerto fuera el de toda la autonomía"? ¿De qué autonomía estaríamos entonces hablando?

En  este discurso coinciden plenamente un alcalde del PP y un alcalde socialista. Por ello  habría que concluir que es “propio del territorio del que son alcaldes” y no tanto del partido al que pertenecen. Es notorio el choque que dentro del mismo partido tienen Oscar Puente y José Antonio Díez. Pero también en su momento Javier León de la Riva lo tuvo con miembros de su partido como Juan Morano.

En definitiva hay que decir que ese discurso es propio de las personas que residen en Valladolid con independencia de que voten a un partido de izquierdas o de derechas. Ello hace que la cuestión tome un carácter estructural y no coyuntural (en función de aquel que ocupe la alcaldía ). Por ello mismo cuando no se comparte un proyecto común lo mejor es la separación.