jueves, 11 de enero de 2024

REPRESENTANTES DE LA CIUDADANÍA O INSTRUMENTOS DE PARTIDO.

 


            Los representantes del PP en la Diputación de León han sido elegidos mayoritariamente por una candidatura alternativa a la que proponía la dirección del partido. Así 8 de los 11 diputados de ese partido en la Diputación corresponden al sector crítico y tan sólo 3 al sector oficial. Han  sido también patentes los choques hasta el punto que otra líder de su partido la llego a llamar “mentirosa compulsiva” a la presidenta de ese partido en León, Ester Muñoz.

            Todo ello podría poner en cuestión el papel que esa presidenta pueda ejercer como representante de las voluntades de los propios afiliados del PP en León. Podríamos decir que los datos no la avalan como una líder con respaldo social suficiente en su propio partido.

            Sin embargo el PP acaba de nombrar a Ester Muñoz como vicesecretaria de Sanidad y Educación de ese partido a nivel de toda España. Uno podría pensar que ello viene a ser una especie de “premio” por ser un instrumento al servicio de su partido. Sus insuficientes apoyos a nivel interno en León se compensan con cargos en Madrid.

            El debate entre “ser instrumento de un partido” o “ser representante de la ciudadanía” no es en absoluto específico de un partido político. Por ejemplo en CC.OO. se sustituye a Xoxepe Vega por alguien como Elena Blasco con nulo arraigo en León. Vendría a ser otro caso en que se cambia a alguien que era una persona identificada con los valores del territorio en el que se ubica, por una persona que fundamentalmente será un instrumento de su sindicato, aunque ello sea contrario a los deseos de los militantes leoneses. Incluso en ocasiones se opta por perder representatividad en un determinado territorio si ello se compensa con una mayor obediencia a lo que se marca en la dirección general. Ya veremos lo que puede suceder en las elecciones sindicales.

            Un caso más vendría a ser el de Pablo Fernández en Podemos. Este partido ha pasado de aspirar al “sorpaso” a ir directamente al “tortazo” y estar en grave riesgo su propia existencia. Debería reflexionar en que medida ese declive se debe a haber abandonado su condición de representante de aquellos que les habían votado. Pablo Fernández inicia  su andadura política en León, luego ya se traslada a Valladolid y ahora es habitual verle en las ruedas de prensa de su partido en Madrid. Sería otro caso más en el que se prima ser instrumento de su partido por encima de actuar como representante de aquellos que le han votado.

            Podría haber más casos y en otros partidos, pero creo que estos tres pueden ser suficientes para explicar lo que pretendo. He procurado además que se recojan diferentes ópticas políticas para que nadie piense que esto es privativo de una determinada ideología.

            Ahora quisiera mirar lo que fue el proceso autonómico leonés. Martin Villa procede del franquismo y es el ministro encargado de diseñar el mapa de las autonomías. Pero ese diseño lo hace alguien que no cree en ese modelo autonómico y plantea “un centro fuerte” que actué como contrapeso a los nacionalismos periféricos de Cataluña y Euskadi.

            En su plan los miembros de su partido en León los utiliza como instrumentos al servicio de sus intereses. Dejan a un lado su papel de representantes de la ciudadanía y pasan tener un carácter instrumental de lo que era la propuesta de Martin Villa. La exposición de Luis Soto que era portavoz de UCD en el Ayuntamiento de Ponferrada es clara.  Así dice: “el sentimiento, la aspiración de todos los componentes de la Diputación, así como la mayoría de mujeres y hombres de El Bierzo, era optar por León sólo, lo que así se manifestó en una primera encuesta realizada entre los ayuntamientos”.

            Sin embargo UCD desaparece como partido. Por ello mismo los diputados se ven libres de ejercer ese papel instrumental. En base a ello promueven una votación en la Diputación de León en la que se solicita abandonar el marco territorial de Castilla y León. Esa votación la gana la moción leonesista y lo hace por 22 votos frente a 4. Claro, para ello era necesario que UCD la votase favorablemente como finalmente hizo. A raíz de aquello Martin Villa no se presentará nunca más por León y prácticamente desaparece de la vida social y política leonesa.

            La democracia se asienta en el valor de la representatividad de la ciudadanía. Por ello sería entendible que dentro de un mismo partido pudiera haber votos diferentes e incluso discrepantes. Los bloques monolíticos son en su mayoría  ficticios.

            En definitiva abogamos por dar valor al concepto de representatividad de la ciudadanía. Que el protagonismo fundamental lo puedan tener los votantes. Evitar que se prime el ser instrumento de los objetivos de un partido, por encima de lo que puedan ser los deseos de la ciudadanía que le ha votado.

martes, 9 de enero de 2024

LEÓN, ESPAÑA Y PLURINACIONALIDAD.

 


En este momento se puede escuchar que hay un debate sobre la “plurinacionalidad”. Por eso creo importante aclarar los contenidos asociados al mismo. Miren por donde, soy de los que creen que desde la historia leonesa y en concreto desde el modelo del “Regnum Imperium Leonés” habría muchas cosas que aportar. En este artículo trataré de explicarlas.

Ante el concepto de plurinacionalidad hay una parte de los españoles que directamente la rechazan. Lo hacen apelando a una España uniforme en la que en algunos casos llegan a atribuir contenidos religiosos (la España católica en su versión más ultra) y también una cierta unidad en el pensamiento político. Parece que para ser españoles hay que pensar de una determinada manera. Creo que esa España es una España mutilada y que fomenta lo que supuestamente ataca. Hay españoles que son comunistas, ateos, musulmanes y habría un largo etcétera. Aquellos que no lo entienden así hacen un flaco favor a España.

También hay los que ponen la plurinacionalidad en la mesa desde posiciones nacionalistas e independentistas. Lo primero que habría que decir a estos grupos es que ese debate sólo es posible si se admite que son parte de España. Es decir lo que no creo admisible es una división algo así como “Euskadi, Catalunya y España”. Eso también sería una España mutilada. Euskadi o Cataluña no es menos España que Aragón o Andalucía (por poner un ejemplo). Podrán ser formas distintas, tendrán sus peculiaridades, pero todas forman parte del común español. Desde esas posiciones no se aclara demasiado las partes que deberían componer esa España plurinacional.

Independentistas y nacionalistas buscan relaciones bilaterales entre sus territorios y España. Es decir tratar de “igual a igual” España y Euskadi o España y Catalunya. Desde esas posiciones buscan que se les reconozca una especie de estatus más elevado al resto de territorios. De alguna forma esto se quiso recoger en la Constitución cuando se habla de “nacionalidades y regiones”. Sin embargo para ellos no es suficiente. Hay que decir que lo que aquí se busca es la división en “unidades diferentes” y por ello mismo es contrario al reconocimiento de la diversidad (que siempre partirá de un tronco común).

Veamos ahora lo que es el modelo leonés de España que se recogía en el Regnum Imperium Leonés. Lo analiza Alfonso Sánchez Candeira en su monografía “El Regnum-Imperium Leonés hasta 1037” (publicado en 1951). En dicha obra encontramos este texto “Esta idea hegemónica se aviene perfectamente el concepto de «imperio» tal y como se entendía en Europa medieval; esto es, como organismo político unificador, verdadero superestado encaminado a crear una unidad por encima del particularismo representado por los diversos reinos que dentro de él conservaban su independencia”.

El emperador leonés era reconocido como “rey de reyes”. Y ese “Imperium Regnum Leonés” es una búsqueda de la  aspiración a reconstruir la unidad pérdida. En ese sentido este autor asemeja esa estructura organizativa leonesa con la del imperio nacional inglés tendente a “afirmar la unidad del territorio de Gran Bretaña por encima del fraccionamiento”.  Es decir hay una unidad como “británicos” aunque luego exista el reconocimiento de identidades como escoceses, galeses o ingleses. Tal vez ello pudiera tener algún punto extrapolable a la situación de España.

Esta idea del modelo leonés creo que es especialmente importante. Por un lado este “Imperium” nace como instrumento para fortalecer “la unidad”. Pero por otro lado supone un reconocimiento a la diversidad territorial. A la vez hay una estructura que da cobertura a todos los reinos. Es decir se reconocen la “partes” pero también que como tales lo son “de un todo”. ¿ El nacionalismo catalán o vasco asume que son parte de “un todo español”? . ¿ O quieren saltarse la escala española para pasar a la europea?

En ese sentido la plurinacionalidad debería contribuir a fortalecer España y no a debilitarla. La diversidad supone también el reconocimiento de una unidad. Es decir somos diversos si hay algo que se nos reconoce como común. Aquellos que no asumen esa identidad común no pueden ser los promotores de la plurinacionalidad. Tener como objetivo “constituir “unidades distintas” es lo contrario a buscar la diversidad.

El modelo leonés es el de “la unidad en la pluralidad”. Vendría a ser que sólo desde el reconocimiento de la unidad se puede buscar el de la pluralidad. Pero también que la unidad hay que lograrla desde el reconocimiento de la pluralidad. El asumir estas posiciones puede ser clave para avanzar en el debate actual.

Llevamos siglos de ocultación de la historia leonesa. Lo seguimos padeciendo actualmente y sus consecuencias llegan también al conjunto de España.

La Región Leonesa a través de su historia nos muestra que la unidad se fortalece desde el reconocimiento a la pluralidad. Pero también que no cabe demandas de pluralidad sin un reconocimiento de la unidad.