viernes, 17 de mayo de 2024

LA ORQUESTA SOCIAL Y LA SINFONÍA.

 


         En una orquesta encontramos personas que tocan diferentes instrumentos. Esa riqueza de sonidos aporta valor a lo que escuchamos. Hay un pentagrama que guía a cada uno de los interpretes y un director que indica el momento y la forma en que cada cuál debe intervenir.

            A mi me gustaría que el parlamento español funcionase a modo de una orquesta. No hace falta la uniformidad en los planteamientos, a unos les corresponderá tocar el violín, a otros la trompeta, a otros el tambor… Sin embargo hay que conseguir que esa diferencia suene armónica. Para ello es necesario entender que todos son parte de algo y que no caben las exclusiones y tampoco la apropiación de la orquesta.

            El progreso social y económico de un país se alcanzará mucho mejor desde la unidad que surge de la diversidad. Es necesario entender que hay un objetivo común, alcanzar a tocar una sinfonía que deleite a aquellos que desde el patio de butacas escuchan. Claro, para ello es necesario que se comprenda el valor que aporta cada músico en el conjunto, especialmente aquellos que “tocan otros instrumentos” diferentes al mío.

            Es perfectamente legítimo aspirar a cambios en la orquesta, en su dirección o en la obra a interpretar. En el mundo hay muchos tipos de orquesta, de directores y son muchísimos los tipos de música las distintas orquestas pueden interpretar. Sin embargo en todos ellos hay algo que es común, la armonía en la interpretación.

            Si los violines hacen la música por su cuenta y entran “en guerra” con las trompetas y los que tocan el violonchelo, resulta que eso no podrá funcionar nunca. La pieza por interpretar saldrá bien sólo si hay conjunción en los sonidos.

            Estamos instalados en considerar que la culpa de todos los males es siempre “del otro”. Pero claro ese otro a su vez lo achaca a su opuesto. Muy pocas veces vemos asumir que hay algo de culpa en lo que nosotros hacemos y de virtud en lo que hacen otros. Eso dificulta en gran medida la posibilidad de rectificar en aquellas cosas que no van bien o en las que simplemente nos hemos podido equivocar.

            Cada orquesta fija su propio repertorio. El público puede solicitar un bis, pero la elección de lo que se vaya a tocar corresponde al propio director de esa orquesta. En ese sentido es necesario comprender los límites que tiene cada administración. Pueden ser limitaciones de falta de recursos, de conocimiento o simplemente de elección en las piezas que encajan en la propia filosofía de la orquesta.

            También creo que en demasiadas ocasiones la ciudadanía tiende a situar en el plano de “los políticos” los problemas. Sin embargo en el medio social que tenemos va ganando peso el grito y lo va perdiendo la palabra. Si, eso puede ocurrir en los Parlamentos, pero ¿seguro que no lo ha experimentado también en su cotidianidad ?

            Como en una orquesta en toda organización social será fundamental que se tenga un sentido de pertenencia e identidad con las metas a alcanzar. Por ello lo primero que se necesita es fijar las metas y hacerlas visibles al conjunto de la organización. La opacidad lleva a fomentar el distanciamiento en los diferentes niveles jerárquicos. Habrá que compaginar metas ambiciosas pero alcanzables, de modo que no lleven ni al relajo en su consecución ni al desánimo por la imposibilidad de llevarlas a cabo.

            Hay que pasar de “oír” a “escuchar”. Pero claro si paseamos por nuestras calles podemos ver a muchas personas mirando el móvil y a otras (o las mismas) con auriculares. Es decir estamos cada vez más “ciegos” y más “sordos” ante todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Eso hace una sociedad cada vez más individualista y con escasa capacidad para establecer pautas comunes con aquellas personas que nos rodean. Nos quejamos mucho de lo que hacen los políticos en el Parlamento pero ¿seguro que es muy diferente lo que ocurre en una reunión de su comunidad?

            Es una sociedad en la que se prima el valor de la imagen y se evita los textos que superen unas pocas líneas. Tenemos problemas sociales muy complejos que tal vez necesitan un alto grado de profundización que no concuerda con ese medio social que he tratado de describir.

            Nadie tiene la verdad absoluta y cualquier persona debe de aprovechar la oportunidad de recoger el conocimiento que se le puede brindar para mejorar al conjunto. Para ello se hace necesario que se conceptúe a las personas que forman parte de la organización más como colaboradores que como un potencial enemigo.

            Desde el marco general de metas y objetivos de la orquesta, habrá que fijar los particulares de cada sección. Conseguir armonizar las diferencias puede ser clave para mejorar nuestro medio social. Hay que tener en cuenta que la prosperidad de una sociedad  depende actualmente mucho más de su caracterización social que de las materias primas que pueda tener. Esperemos armonía en nuestra orquesta social.

jueves, 9 de mayo de 2024

EL PAPEL DE UCD EN EL PROCESO AUTONÓMICO LEONÉS.

 


La importancia de Unión de Centro Democrático a la hora de la integración de León en la Comunidad Autónoma de Castilla y León ha sido indudable. Después de una etapa de indefinición la Diputación de la provincia de León presidida por Julio Cesar Rodrigo de Santiago acuerda realizar una encuesta a los ayuntamientos y las asociaciones culturales. En esa encuesta un 56,48% de las encuestas recibidas apostaban por “León sólo" frente a un 7,77% que lo hacía por la autonomía de Castilla y León. Cuando esas respuestas se ponderaban en función del censo poblacional de cada municipio el resultado era 69,21% favorable a León sólo y un 4,35% optaba por la autonomía de Castilla y León. Evidentemente un resultado que no dejaba lugar a ninguna duda.

La presentación de esa encuesta se hace en julio de 1.979 tras una reunión del Comité Ejecutivo Provincial de UCD. Al finalizar el mismo Martin Villa se manifiesta (en nombre de su partido) partidario de una autonomía leonesa (algo que se puede constatar en los periódicos del momento y en concreto de los de fecha 19-9-1979).

La inviabilidad constitucional que antes y ahora sea alude como impedimento a una autonomía leonesa es el propio Martin Villa en el que se encarga de desmentirla. Así dice “se indica que el régimen de las comunidades autónomas son un  derecho para acceder al autogobierno, cuya titularidad puede corresponder incluso a las provincias aisladas, siempre y cuando tengan “entidad regional histórica”.  Ese requisito que indica Martin Villa es evidente que León lo tiene y para demostrarlo no hay nada más fácil que examinar el escudo de España.

En esa misma línea incluso llega a planificar lo que podrían ser las relaciones con otras provincias. Así dice “Aceptando esta hipótesis de Comunidad Autónoma Uniprovincial, el tema de las relaciones ciertas existentes entre esas provincias y las limítrofes, puede abordarse en el Estatuto de forma muy específica en relación a cada uno de los supuestos que puedan darse al amparo del texto constitucional”

También en esa reunión Martin Villa manifiesta que “todas las decisiones que afecten a la autonomía tienen que proceder de la voluntad popular”. Y sigue “La autonomía de León para UCD no es, ni será nunca, una cuestión de partido sino una cuestión leonesa”. Y en su argumentación llegan a decir que “la incorporación de León en el ente autonómico supondría obtener la mayoría de UCD en ese ente que hoy ostenta la unión PSOE-PCE en Castilla”.

Pero esta postura sólo le duro unos meses. El 27 de marzo de 1980 en una reunión en el Hostal Paz de Astorga se adopta favorecer la integración en la autonomía de Castilla y León por 56 votos a favor, 6 contrarios y 8 abstenciones. Ni los datos de su propia encuesta, ni los argumentos anteriores cuentan. Como justificación de su nueva postura indican “León sólo equivaldría a una Diputación de régimen común, y a una comunidad endeble, motivo por el cual, creíamos que se hacía exigible el robustecimiento de la comunidad con la opción Castilla-León”. Esto luego tendrá su refrendo en la asamblea celebrada en la Escuela Técnica Agrícola por 519 votos afirmativos, 108 negativos y 19 en blanco. Hay que hacer notar que son los mismos concejales que meses antes (en la encuesta de Diputación) habían optado de forma ampliamente mayoritaria por una autonomía leonesa (como ya he comentado).

Contra esa resolución hubo una manifestación proautonomía leonesa ampliamente mayoritaria (Diario de León dio una cifra de 10.000 personas). Los cantos de sirena de que “no era una cuestión de partido” y que “las decisiones tienen que provenir de la voluntad popular” se olvidan e impone su criterio a sus militantes.

No hay que olvidar que Martin Villa procede del franquismo. El constructor de la España de las autonomías no creía en esa España. Consideraba que era una concesión a los nacionalismos vascos y catalanes. En ese contexto idea la autonomía de Castilla y León a modo de “contrapeso” de esos nacionalismos. Le hubiera gustado incluir en ese marco autonómico a Santander y a La Rioja, pero no tiene suficiente poder para lograrlo. Pero en León era el presidente provincial y sus militantes no se sentían con la fuerza suficiente como para derribar su principal proyecto político.

            Cuando UCD está a punto de desaparecer como partido y Martin Villa ya no ocupa cargos de gobierno, tratan de dar marcha atrás. UCD presenta una moción favorable a una autonomía leonesa que se gana por 22 votos favorables y 4 contrarios. Nunca ha habido pronunciamiento contrario a esa resolución.

La reivindicación de una autonomía leonesa es también una reivindicación de los principios democráticos.