Que quieren
que les diga pero en mi opinión la situación política actual se asemeja
demasiado a tener que elegir entre el Real Madrid (de la que es seguidora
Isabel Ayuso) o el Barcelona (con un presidente independentista como Laporta). Parece
como si no hubiera otros equipos o
territorios con los que sentirse identificado. Aun admitiendo que son muchos
los seguidores de esos equipos, a la vez podríamos decir que son más los que
suman serlo de cualquier otro.
La
presidenta de la Comunidad de Madrid en reiteradas ocasiones ha actuado con
independencia de lo que eran las normas a nivel del Gobierno de España. Ha
dejado plantado al Presidente de Gobierno en la conferencia de presidentes
autonómicos. Podría pensarse que este tipo de conductas son propias de quienes
defienden posiciones independentistas y desprecian la autoridad española. Pero
en este caso Ayuso se dice “anti independentista”. Uno piensa que en su
discurso hay una cierta apelación al “España soy yo”. Es la viva estampa de la
chulería madrileña que nos dedica a los leoneses, navarros y demás la
categorización de “paletos”. Sin embargo hay que reconocer su liderazgo y que
consigue aglutinar en su pensamiento a muchos madrileños.
La unidad de
España en 1.492 surge como resultado de la unión de regiones con fueros
particulares surgidos durante su formación como Reinos durante la Reconquista.
Esos reinos eran: Galicia,
Principado de Asturias, Reino de Navarra, Reino de Aragón, Principado de
Cataluña, REINO DE LEÓN, Reino de Castilla la Vieja, Reino de Castilla la
Nueva, Reino de Valencia, Reino de Sevilla, Reino de Córdoba, Reino de Jaén,
Reino de Murcia y Reino de Granada. Ya ven en esa división si pueden encontrar
al Reino de León pero por mucho que busquen no van a encontrar a Madrid.
El
reconocimiento de la pluralidad social y de la diversidad de pertenencia a los
diferentes territorios entiendo que es base para fortalecer la unidad de
España. En ese sentido posiciones aparentemente muy contrarias, lo que hacen es
fortalecer al adversario. Los independentistas se refuerzan con aquellos que
identifican España con Madrid o con el modelo de Vox. A la vez los altercados
en Cataluña favorecen el crecimiento electoral del PP de Ayuso o de Vox.
Creo muy
negativo esa división en “las dos Españas”. Ya decía Antonio Machado “Españolito que vienes al mundo, te guarde
Dios; una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
Castilla y
León nace como un proyecto de contención del nacionalismo vasco y catalán.
Martin Villa lidera ese proceso como ministro de Administración Territorial y
contó para ello con el apoyo del vallisoletano Peces Barba. Hoy es una
evidencia que ese modelo ha fracasado tanto en lo que eran sus objetivos de
contención como también en la falta de cohesión interna. Es un dato que escapa
a cualquier discusión que las posiciones independentistas en Cataluña son hoy
mayores de lo que lo eran al crear la España de las autonomías. Por otro lado
la falta de cohesión en esa Comunidad Autónoma hace que se cree la Fundación
Villalar. Su objetivo declarado es “fabricar sentimientos de identidad con ese
marco autonómico”. Su fracaso en ello ha supuesto que intenten taparlo
cambiando el nombre de esa fundación.
España debe
nacer del consenso de voluntades y no como imposición de proyectos personales.
Hay que recordar que Castilla y León se forja contra la opinión mayoritaria de
los leoneses. De hecho cuando fracasa UCD como partido la Diputación de León
acuerda por 20 votos a favor por 4 contrarios el rechazar este marco
autonómico. Las mayores manifestaciones de la historia leonesa reflejaban ese
rechazo. También lo hacían los propios estudios de la Junta. Así un estudio de
Sofemasa pagado por la Junta de Castilla y León decía “los leoneses tienen un sentimiento muy notorio de ser una entidad con
identidad propia, bien diferenciada de la castellana” y continuaba “el rechazo que manifiestan los entrevistados
leoneses no es tanto hacia el hecho autonómico en sí, como hacia una autonomía
conjunta”.
Dice el
madrileño José Luis Abellán en uno de sus artículos que “la idea de la unidad nacional no es castellana en sus orígenes, sino
leonesa”. Pero son dos concepciones muy distintas. La castellana tiene como
referente esencial la figura de El Cid. La leonesa la de las Cortes de 1.118 y
el Regnum Imperium Leonés (modelo de unidad en la pluralidad).
En mi
opinión Isabel Ayuso en su concepción de España recupera la del notario
vallisoletano Julio Senador que en 1915 al hablar de Castilla dice que se
refería a “toda la Región Central
incluyendo a León, Extremadura, gran parte de Aragón y la mayor parte de
Andalucía”.
Pero claro si para unos España es igual a Madrid o a
Castilla, entonces muchos catalanes o vascos dirán “yo no soy español”. Por eso
es esencial recuperar esa idea leonesa de unidad nacional de España que se
asienta en la pluralidad y la diversidad.
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