Pues sí la frase que da
título a este artículo no es de un leonesista recalcitrante, ni tan siquiera es
de un leonés. Esa frase la podemos encontrar en la obra de Ortega y Gasset “la
rebelión de las masas” concretamente en el capítulo 7 de la segunda parte de dicho
libro. La cita completa a la que hacemos referencia dice “Primero la nación parece la tribu, y la no nación, la tribu de al lado.
Luego la nación se compone de dos tribus, más tarde es una comarca, y poco
después es ya todo un condado o ducado o reino. La nación es León, pero no Castilla; luego es León y Castilla pero
no Aragón”.
Ni Ortega, ni yo mismo defendemos el
aplicar hoy el concepto de nación a León. Creo mucho más apropiado el de Región
Leonesa en el marco unitario y solidario de la nación española. Por mucho que
se empeñen algunos no es ni una lengua ni una comunidad de sangre lo que define
una nación. Es excepción y no regla cuando un marco territorial nacional es
coincidente con un marco idiomático. Los ejemplos podrían ser innumerables pero
podría bastar el de Suiza donde se hablan tres idiomas el alemán, el francés y
el italiano, mientras el idioma suizo no existe como tal. Sin embargo no por
ello nadie discute la identidad nacional de Suiza. Decía Ortega que “ni la sangre ni el idioma hacen el Estado
nacional; antes bien, es el Estado
nacional quién nivela las diferencias originarias del glóbulo rojo y su
articulado. Y siempre ha acontecido así. Pocas veces por no decir nunca, habrá
el Estado coincidido con una identidad previa de sangre o idioma. Ni España es
hoy un estado nacional porque se hable en toda ella el español, ni fueron
Estados nacionales Aragón y Cataluña porque un cierto día arbitrariamente
elegido coincidiesen los límites territoriales de su soberanía con los del
habla aragonesa o catalana”.
En los momentos actuales en que hay
movimientos sociales que fundan sus pretensiones “nacionales” en la identidad
de idioma (euskera, o catalán) habría que recordar que España es una Comunidad plural de convivencia
entre diferentes. Europa avanza en ese concepto de “unidad en la pluralidad”.
Este es contrario al propio concepto uniformizador de “lo castellano-leonés” que muchas veces se vincula
directamente a “lo castellano” frente a lo que muchos nos rebelamos. Somos
también contrarios a aquellos nacionalismos que lejos de reconocer una unidad
plural buscan establecer unidades distintas.
Hay que recordar que los leoneses
estamos incluidos en la Comunidad Autónoma de Castilla y León de un modo
antidemocrático y contra la voluntad mayoritaria de los leoneses. He dedicado
mi libro “el proceso autonómico leonés” a describir con datos y declaraciones
cuya autenticidad pudiese ser comprobada como fue ese proceso. Mi objetivo
entonces era que las generaciones futuras tuvieran un documento que reflejase
como fue ese tortuoso proceso. Por decirlo de un modo simple la voluntad de
Martin Villa se impuso a la voluntad de la ciudadanía leonesa e incluso a la de
los militantes de su propio partido. Martin Villa como Ministro de
Administración Territorial en ese momento histórico es el “hacedor” del Estado
de las Autonomías. Crea esa forma de organización quien no cree en ella. Hoy cuando se plantea un
referéndum por la independencia en Cataluña podemos decir que ese supuesto
freno a las fuerzas disgregadoras ha fracasado y que hubieran sido posibles
otros modos de integración y convivencia.
La Junta de Castilla y León ha
utilizado muchos recursos económicos en reescribir una historia a la medida de
sus intereses. Los que nos oponemos a su visión lo hacemos desde las propias
convicciones frente a aquellos que son asalariados del poder que viven del
erario público al que deben pleitesía. Por ello mismo creo que es bueno
recurrir a autores de prestigio que desde su independencia reconocen el hecho
identitario leonés. Este artículo fundamentalmente quiere ser una aportación al
conocimiento de la ciudadanía leonesa de las posiciones al respecto de un autor
como Ortega y Gasset.
David Díez
Llamas. Sociólogo.
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