Textualmente
la moción aprobada recientemente por el Ayuntamiento de Valladolid dice: “El Ayuntamiento de Valladolid insta a la
Junta de Castilla y León a modificar algunos aspectos que viene aplicando desde
los inicios de la Comunidad y que no han servido para superar localismos ni
provincianismo ni para fabricar sentimiento de
pertenencia a la Comunidad…”. Con ese discurso los partidos políticos con representación
en ese Ayuntamiento demandaban la capitalidad de la actual autonomía para
Valladolid.
Me parce muy
relevante esa declaración. Admite por un lado que se trata de “fabricar” lo que no
existe ni ha existido desde la constitución de esta autonomía (el sentimiento
de pertenencia a esa Comunidad). Que esa “fabricación de sentimiento de
identidad” se sustenta con el dinero público. Son muchísimos recursos
(estaremos hablando de varios cientos de millones de euros) los que se destinan
a “fabricar ese sentimiento”. Además, esa declaración constata que ese mucho
dinero que se ha gastado no ha servido para cumplir sus objetivos. Es decir, ha
sido un gasto inútil.
El que esa
demanda de “fabricar sentimiento de Comunidad” se haga desde el Ayuntamiento de
Valladolid indica muy claramente a quién beneficia esa “acción”. Todo lo que
contribuya a aumentar “la producción de ese sentimiento” será “bendecido” por
las arcas de la Junta con independencia de la veracidad o no de lo que se pueda
decir. Si algo se aparta de “la línea de producción” entonces serán
“localismos” y “provincianismos” a “superar”. Diría que muy en línea con el
modelo político de la España franquista.
Con esa resolución viene a ser un “dejémonos de tonterías que no sirven”. Desde su perspectiva (compartida por los
diferentes grupos políticos) se viene a considerar que hay que profundizar, aún
más, en la centralización de la Comunidad Autónoma. Su visión sería que ya que
no ha funcionado “la fabricación de sentimiento de identidad” habrá que
promocionar el “palo y tente tieso”. Si el rechazo a Valladolid no se puede
evitar, se demanda que se haga a “Valladolid más fuerte” a costa de debilitar
aún más al resto de provincias que componen esta autonomía. Y dentro de esa
concepción especialmente a los más díscolos que promueven “localismos” y
“provincianismos”.
Habría que
avanzar en el reconocimiento político de la existencia de DOS REGIONES en
Castilla y León. La propia denominación haría referencia a que está compuesta
por dos partes. No creo que promover una única capitalidad para Castilla y León
vaya en la línea del reconocimiento de esa pluralidad regional. Pero es que si
pensamos en la capitalidad de Castilla probablemente no consideremos como tal a
Valladolid, y claro tampoco para la Región Leonesa. Entonces esa propuesta se
alimenta de la idea de considerar “todo uno” lo que favorece su centralidad
geográfica y política. Si para ello hay que “fabricar sentimientos” pues se
hace sin problema. Al modo del muro de Trump también aquí los leoneses estarán
sufragando los gastos de esa producción de sentimientos que atenta contra su
identidad y condiciones de vida.
También hay
quien dice que el debate sobre la capitalidad de Valladolid es puramente
nominal. Así en la explicación de voto del portavoz socialista en el
Ayuntamiento de Valladolid se dice “el
concepto de capitalidad y servir de sede de las principales instituciones son
esencialmente equivalentes”. Vamos,
es como decir lo importante que son los dineros que nos aportan tener aquí las
instituciones, eso ya lo tenemos, entonces tampoco hace falta entrar en
demasiadas discusiones sobre la capitalidad. Lo “somos de hecho” aunque no de
“derecho”.
Como esa
fábrica de sentimientos no ha funcionado ello ha supuesto que a lo largo de la
historia de esta autonomía se haya pasado por Burgos, luego Tordesillas y ahora
Valladolid. Ha existido un cierto sentimiento vergonzante que se ha
fundamentado en el rechazo que provoca en general en el resto de provincias la
centralización en Valladolid. Por ello mismo el portavoz del PP demandaba del
resto de grupos que le dijeran “claro,
alto y SIN MIEDO cuál es la capitalidad de la Comunidad”.
Más allá de
este debate sobre la capitalidad creo que es importante conseguir que el dinero
público no se utilice para “fabricar sentimientos de pertenencia a esa
Comunidad”. Que se avance en el reconocimiento de la existencia de DOS Regiones
tanto en el plano político como en el cultural. Por cierto, no creo que haya
propuesta más localista que la presentada en el Ayuntamiento de Valladolid,
pero claro “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.
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