lunes, 12 de agosto de 2013

EL MODELO LEONÉS DE ESPAÑA Y ORTEGA Y GASSET


 
                Mantengo que en la construcción de España hubo dos grandes modelos territoriales, uno representado por el Regnum Imperium Leonés basado en el concepto de defensa de "la unidad en la pluralidad" y el otro un modelo castellano mucho más uniformizador como correspondía al carácter más militar de ese territorio.  

                Era Ortega y Gasset el que defendía un concepto de "autonomismo regional frente al separatismo nacionalista". En esa su España invertebrada Ortega creía en la mejor defensa de España se hacía desde el reconocimiento de su pluralidad. Aquellos que buscan crear unidades distintas son tan uniformizadores como los que defienden el Estado Centralizado. Ortega defendía un modelo territorial que desde la defensa de la propia particularidad regional como "voluntad de ser, de crecer, de mejorar , de dignificarse y de enriquecerse" a la vez "se integrase en un soberano nacionalismo español, teniendo en cuenta a todas sus partes".

                La identidad nacional se define más por el "hacer" que por el "estar". En ese sentido se hace necesario el tener proyectos comunes, por el "hacer algo juntos, como Comunidad de anhelos propósitos y de grandes utilidades". La ausencia de esos proyectos  hace que falté el cemento que da cohesión a todo el entramado social.

                Es un hecho que en general la división social y política se favorece en épocas de recesión. Podríamos decir que esto sucede en cualquier ámbito de la vida. Es mucho más fácil estar con el ganador que con el perdedor. Sin embargo esa unidad resulta especialmente necesaria en los momentos de recesión.

                Ha resultado demasiado habitual y a veces hasta grotesco el señalar que "las culpas de nuestros males las tienen otros". Ese discurso alimenta la necesidad de separarse de esos otros para mejorar en sus condiciones de vida.

                Ortega y Gasset en sus reflexiones decía que "el derecho a mandar no es sino un anejo de la ejemplaridad" podríamos decir que esa frase cobra hoy toda su vigencia. Es necesario y hasta urgente el recuperar valores éticos. Hoy tal vez más que nunca se convence mucho más desde el ejemplo que desde la palabra. En ese sentido es bastante más importante lo que se hace que lo que se dice. Hay una crisis de credibilidad importante.

                El reconocimiento de la diversidad hay que afrontarlo desde criterios de racionalidad y de solidaridad. La racionalidad obliga a evitar dilapidar recursos, a que exista una unidad de mercado suficiente para que las empresas no pierdan sus esfuerzos en una amalgama de normas que actúen como freno a su desarrollo y potencialidades. La competencia y la calidad se favorecen desde la simplicidad administrativa. Habrá que evitar duplicidades en las tareas de la administración. Ello será posible si los recelos por ocupar posiciones de poder se trasforman en confianza. La solidaridad es el criterio que debe servir para que los españoles tengan acceso a los mismos recursos básicos (sanidad, educación...) con independencia de los recursos económicos del lugar en donde vivan. Si esos criterios son válidos a nivel individual no vemos motivo para que no lo sean a nivel de colectividad social.