Para que un árbol se mantenga vivo es
imprescindible que lo haga sobre unas raíces suficientemente sanas. Es la parte
que no se ve, ni aparece en las fotografías, pero es fundamental en el propio
desarrollo de la planta.
Las raíces
sostienen el árbol (y por extensión otras plantas) y le alimentan. En tiempos
de vendaval las raíces son las que se encargan de que ese árbol se mantenga
firme y no caiga. Cuando llega las estaciones secas son también las raíces las
que “aguantan” esas situaciones hasta que llegan las lluvias.
Cada árbol
tiene un tipo diferente de raíces. Hay raíces ramificadas otras tuberosas,
adventicias… Cada planta necesita un tipo de raíz distinto para cumplir mejor
sus funciones.
Para mi todo
ello es un ejemplo de la importancia de las raíces también en el ámbito social.
En esta época de la globalización en la que se tiende a uniformizar todo y
hacer un mundo que da poco valor a la diferenciación, doy importancia a
“nuestras raíces”.
Cuando
alguien visita un lugar quiere ver aquello que es diferente y especial del
lugar al que llega. Es un primer aviso de la importancia de las raíces
sociales.
Podríamos
decir que esas raíces en primer lugar afectan al ámbito de la familia. No
importa donde nos haya podido llevar la vida, pero siempre tenemos una
referencia a ese ámbito familiar. Algunos escritores dicen que es la infancia
el lugar donde siempre volvemos y anidan nuestros recuerdos. Lo que somos se
fundamenta en gran medida en ese periodo de nuestra vida.
En el ámbito
social tienen gran peso lo que son las tradiciones que han ido marcando
nuestras vidas. En el caso leonés
podríamos hablar de los pendones, de los carnavales o antruejos, el ramo leonés
y tantas otras. Esas tradiciones forman parte de nuestras vidas. Mi apoyo a
esas asociaciones que muchas veces con muy pocos medios tratan de conservarlas
y difundirlas.
También en
el ámbito social para “ser” necesitamos proteger nuestras raíces. Sin ellas
este árbol social se desmorona y cae. No es sólo una cuestión sentimental (que
también) es que afecta directamente a nuestra calidad de vida.
La propia
existencia como Comunidad Social esta ligada a las raíces sociales. No se puede
vender “lo que no existe” y por ello es primordial la labor de conservación y
difusión de esa existencia. Todas las grandes marcas se gastan muchos millones
de euros en primero dar a conocer su existencia y luego conseguir asociarla a
valores positivos que sirvan para diferenciarla respecto a sus competidores.
En León
estas raíces están muy vinculadas a los valores democráticos. Son las Cortes de
1.188 que la Unesco reconoce como “Cuna del Parlamentarismo” y que supone que
por vez primera el pueblo tiene presencia en el Parlamento. Pero también
podemos hablar del Fuero de León o de los Concejos que se desarrollan en los
diferentes pueblos. La labor del común se podía ver en las Hacenderas o en las
Veceras que tantas veces he podido ver en los pueblos de la Ribera del Órbigo.
En consecuencia podemos decir que perder estas raíces es perder también los
valores democráticos que las sustentan.
Desgraciadamente
en León en este momento asistimos de
forma continuada a una agresión a nuestras raíces y señas de identidad. Hay
incluso instituciones que pagadas con el dinero público destinan millones de
euros anuales a tratar de eliminar las señas de identidad leonesa, de suprimir
nuestras raíces. Es habitual ver en los diferentes medios como se nos asocia a
una parte de Castilla o como incluso el propio presidente de la Junta dice que
León es una provincia más de esta comunidad como pueda serlo Soria o Ávila (por
ejemplo). Pero claro en el escudo de España tan sólo hay referencias a 4
grandes territorios Navarra, Castilla, Aragón y León. El identificarnos como
una “provincia más” es intentar robarnos nuestras raíces.
Otro ejemplo
podría ser el relativo a las Cortes de 1.188. No es que no fueran unas Cortes
de Castilla y León es que esas cortes nacen por cuanto el rey de León busca el
apoyo del pueblo llano contra la nobleza castellana.
Siempre el
poder ha buscado que el relato histórico o social se adapte a lo que son sus
demandas. No importa la verdad o el rigor histórico, lo que se quiere y se
premia es la sumisión al interés de aquel que paga (aunque lo haga con el
dinero de otros).
El defender
nuestras raíces diría que es una cuestión de supervivencia. Si comparamos la
evolución de la población leonesa en función de como les ha ido a otras con
marco autonómico propio, los resultados son claros. Entre 1.981 y 2024 la
provincia de León pierde -76.260
mientras Navarra gana 169.091 (en 1981 Navarra tenía menos habitantes que León)
y La Rioja gana 69.057. Estos datos
(como he explicado en otros artículos) son extensibles al conjunto de las
Comunidades Autónomas uniprovinciales (que aumentan un 3.11% sobre el total de
la población española, mientras la provincia de León pierde -0.44% y el
conjunto de la Región Leonesa -0.97%)