Recuerdo a la canción de un exiliado
cubano que decía "cuando salí de Cuba deje enterrado mi corazón". A
algunos leoneses que vivimos fuera de nuestra tierra nos pasa un poco lo mismo
y volvemos de forma reiterada a ella a través de nuestros escritos.
Siempre he defendido que existe un
modelo leonés de España que se sintetiza en el concepto de "unidad en la
pluralidad" y que se contrapone en la historia a otro castellano mucho más
uniformizador. Sin embargo también creo que desde los diferentes nacionalismos
periféricos se apuesta por ese modelo uniformizador de España. Tan sólo se
distingue entre "ellos" y España. Como máximo y sólo como estrategia
para ganarse el apoyo de otros partidos nacionalistas se acepta que otros territorios
"no son España". Bueno eso no es el modelo leonés, que vendría a
decir que España y españoles somos todos, para a continuación decir "pero
diferentes". Por eso hoy reivindico mi condición de español. Si español
que se alegra con un triunfo de Nadal, de la selección española de cualquier
deporte o de cualquier éxito político o económico de España.
Hay que denunciar a aquellos que se
dicen de izquierdas pero que reivindican "que la riqueza es sólo mía"
y denostan a los territorios con menos recursos
(¿no las recuerdan por ejemplo respecto a Extremadura?). A aquellos que
van de progresistas por la vida, pero actúan como censores. Me ha pasado
recientemente, en una importante librería demando una serie de libros y buscan
los mismos a través del ordenador, cuando pregunto por "Breve historia de
España" de Fernando García de Cortázar la respuesta de la empleada es
"no ese seguro que no lo tenemos" y ni siquiera lo mira en el
ordenador. Se da la circunstancia que el autor es de Bilbao pero ello no es óbice
para que en esa librería no vendan libros que hagan referencia a España. Eso sí
luego seguro que pondrán un poster de Mandela y se harán proclamas por la
libertad de expresión. Son las abundantes incoherencias sociales que existen.
Siguiendo estos relatos personales
les voy a contar otra pequeña historia. Les puede ayudar a ver que las
realidades sociales no son nunca uniformes y que la tendencia a simplificarlas
es un gran error. Así tenemos que en esta historia hay una persona vasca de una
cierta edad que ve el ramo leonés, lo adquiere
para su casa y con posterioridad lleva otros dos ramos leoneses en tren
hasta Paris para su hija y nieta. Es el signo de alguien abierto a lo que
percibe como bueno que le puede llegar del exterior. Sin embargo este mujer
tiene una amiga, en un momento esa amiga habla de mi mujer de forma
elogiosa...hasta que se entera que procede de León en ese momento la amiga
cambia radicalmente y viene a decir que somos de esa gente que luego nos iremos
a León una vez nos jubilemos y que gastaremos allí el dinero que nos den en esa
jubilación. Es la imagen de la cerrazón de que la verdad y la virtud no están
más que en mi territorio, las que apelan a la "pureza de sangre" y
que rechazan como malo todo lo que le llega del exterior. Lo que ya me entra
menos en la cabeza es que encima alguien
apoye, tal vez desde la ignorancia, a aquellos que nos rechazan por ser
leoneses (o de cualquier otro territorio). En ese mismo diálogo tenemos tanto a
la vasca abierta a lo que le llega del exterior como la que es signo de la
intolerancia y la cerrazón. Puedo entender el rechazo desde la caracterización
de una persona determinada (¡ a este no le aguanto!) pero no un rechazo
generalizado a todo un colectivo social o geográfico por el simple hecho de no
pertenecer a nuestra tribu.
Es de una estupidez enorme el que
alguien pueda comentar en público cosas como que "los españoles son envidiosos, pero como yo no soy español no soy
envidioso". Pues si, hay gente que hace este tipo de manifestaciones
sin sonrojarse y sin el miedo a quedar de racista ante la persona con la que
conversa.
Ahora que la vida se trasmite a
través de fotos que se hacen y se envían al momento también he visto a una
persona que hacía fotos a una caca de perro. La pregunta es ¿pero qué hace?
cuando lo miras más detenidamente ves que había puesto un palillo con un papel
con los colores de la bandera española para mandarla a sus colegas. Pues sí
estas cosas pasan y además no hace falta que me las cuenten ya que las he
vivido en primera persona. ¿Se imaginan si esa escena sucede en Francia, en
Alemania, en Estados Unidos...? Pués aqui pasa y alguien la considera hasta
"casi" normal".
Así que en este momento convulso que
vivimos tengo la necesidad de reivindicar mi condición de español. Con ello
también alejarme de ese tipo de comportamientos abyectos que he descrito. Es la
España de la tolerancia, de la pluralidad, de la diversidad. La España de
Miguel Hernández y la España que no se vincula a ninguna opción ideológica por
ser patrimonio de todas. También hay que huir de vincular España a referentes
geográficos muy concretos. La barretina es tan española como la bata de cola o
el cachirulo. El Real Madrid no es más equipo español que el Athletic, el
Barsa, la Real o la Cultural. Es un poco absurdo el ir a animar a un equipo
determinado con banderas españolas en un choque en la liga BBVA. Por eso en la
concepción de la España plural creo que los leoneses tenemos mucho que decir.
Hay demasiados unitarismos reduccionistas.
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