Rafa
Nadal en la final del Open de Australia perdía 2 set a 0 ante Daniil Medvédev
que en ese momento era el segundo jugador a nivel mundial (en la clasificación
de la ATP). Incluso podríamos decir que de modo virtual era el número uno ya
que si el ruso ganaba ese partido se convertía en el número 1 mundial. El
segundo set lo había perdido el español en el tae break teniendo oportunidades
para poder ganarlo. Un número de errores no forzados superior a lo habitual en
Nadal y no meter suficientes primeros saques le condenaron a perder ese set.
En ese
momento en la televisión se podía ver que la predicción sobre quién podía ganar
ese partido era un 96% para Medvédev y un 4% para Rafael Nadal. Se podía
entender, por cuanto además de ganar por 2 set a cero, el ruso tenía mejor
ranking y además era 10 años más joven (por lo que se le podía suponer una
mayor resistencia física si el partido se alargaba).
Sin
embargo, los números fríos no tenían en cuenta la personalidad de Rafael Nadal,
algo que ha demostrado no sólo en este partido sino en toda su trayectoria. Se
aferro a ese 4% que le daban como ganador y termino ganando el partido. Una de
las claves fue que nunca dio el partido por perdido. Había que “creer para
vencer”. Con independencia de las dificultades y de que sólo le diesen un 4% de
posibilidades de ganar el partido, su lucha, entrega y conocimientos tenísticos
le hicieron pasar de un 4% a un 100%.
El
reconocimiento mundial a Rafael Nadal no es sólo por ser el tenista que alcanza
el mayor número de Grand Sland (21) ni es exclusivo por sus grandes éxitos
deportivos. Tan importante o más que todo ello es el aprecio que se tiene a su
propio carácter. Siempre ha sido una persona humilde, respetuosa con sus
adversarios y nunca se le ve un mal gesto. Sabe ganar y sabe perder. A pesar de
sus dificultades físicas es alguien que nunca se rinde y que todo tenista que
se enfrenta a él conoce que no se puede cantar victoria hasta que se acaba el
partido y ello con independencia del resultado. Por eso en su trayectoria ha
sido capaz de hacer grandes remontadas (algo que se le reconoce hasta en un
anuncio publicitario). La del último Open de Australia ha sido una tal vez
especialmente importante, pero desde luego no la única. El propio jugador ruso
fue testigo de otra de ellas en el Open de Estados Unidos en una final
memorable en el 2019. Por eso las propias estadísticas nos dicen que resulta
especialmente complicado ganar a Nadal en los partidos que son a 5 set. Por eso
mismo, por cuanto nunca se rinde, por el afán de superación y de lucha que
tiene. Cuando los partidos llegan al límite la ventaja suele ser para Nadal.
En
muchos aspectos de la vida se nos demuestra la importancia de “creer para
vencer”. Lo saben muy bien los médicos que conocen que para superar una enfermedad
es necesario contar con la voluntad de superación del enfermo. También será
fundamental la labor de los entrenadores deportivos en estimular la confianza
de sus jugadores en que es posible ganar un partido. Salir a la cancha sin esa
confianza, es haber perdido el partido antes de comenzarlo.
Todos hemos sido testigos de que personas que
teniendo importantes carencias físicas eran capaces de logros insospechados.
Hemos visto, por ejemplo, que se podía circular con una bicicleta, aunque
aquellos que lo hacían eran ciegos o les faltaba una pierna. Todo ello son
demostraciones de que la fuerza mental es capaz de superar las limitaciones
físicas. Lo complicado será alcanzar ese nivel de fuerza mental, ese
convencimiento en las propias posibilidades y ese deseo de alcanzar la meta que
te has propuesto.
Habrá
en cada caso un punto de partida que puede ser mejor o peor según cada
circunstancia. Sin embargo, ello no es determinante en lo que puede ser el
final, el objetivo que se pretende alcanzar. Será fundamental entonces fijarnos
en la meta y en los medios para poder alcanzarla, antes que resaltar nuestros
males y en nuestras carencias.
El
triunfo de Rafa Nadal (del que soy un admirador más) es también un acicate para
“limitar nuestras limitaciones”. Estimula la capacidad de superación en base a
la voluntad en lograr los objetivos que nos podamos proponer. La fuerza mental
es incluso más importante que lo que puedan ser nuestras carencias. Muchas de
las metas personales o sociales se han alcanzado después de que muchos las
hubieran calificado de imposibles. La persistencia es el camino para alcanzar
un futuro mejor. El triunfo de Nadal ha venido a ratificar esa idea.
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