El himno de León empieza diciendo
“Sin León no hubiera España”. El segundo elemento de referencia es la
contraposición con Castilla “antes que Castilla…” . El tercero es la afirmación
de lo que da prestigio a León “los concilios y los fueros”. Ya se deja ver en
ello los elementos que vendrían a caracterizar ese concepto leonés de España.
Este modelo
leonés de España podría definirse como la defensa de “la unidad en la
pluralidad”. Es decir es una España que siendo plural y diversa en su geografía,
en sus modos de pensar en sus costumbres y en su sentimiento religioso, a la
vez mantiene esa unidad en la diversidad.
Este
modelo leonés se contrapone con el de aquellos que desde diferentes
perspectivas dibujan una España uniforme. Para unos ¨solo son españoles los que
piensan como yo” , otros marcan fronteras entre “ellos” (catalanes, vascos) y
los españoles. Podríamos decir que aunque lo expresan de forma distinta
coinciden en dibujar esos marcos uniformizadores.
El
estudioso del Regnum Imperium Leonés Sánchez Candeira afirma que ese imperio
era “era “un organismo político
unificador, verdadero super restado encaminado a crear una UNIDAD POR ENCIMA
DEL PARTICULARISMO REPRESENTADO POR LOS DISTINTOS REINOS QUE DENTRO DE ÉL
CONSERVABAN SU INDEPENDENCIA”.
En ese momento histórico el fracaso del Reino de León
y su decadencia supuso ni más ni menos
el abandono de ese proyecto político en España y su sustitución por el
castellano más unitarista y uniformizador (de acuerdo a una concepción más
militar de Castilla). No hay que olvidar que el castillo es ante todo un
recinto militar, frente a otra más política de España como fue la del Reino de
León a través de sus cortes y sus fueros).
El Reino de León aspiraba a la unidad
de España y vehiculaba la misma en un concepto de imperio en el que se
reconocía la unidad y la pluralidad. El fracaso del Reino de León y su
decadencia supuso ni más ni menos que el abandono de ese proyecto político de
España y su sustitución por el castellano más unitarista y uniformizador.
Si repasamos la trayectoria de
Alfonso X en su proyecto de imperio, la de los Reyes Católicos o la de Carlos I
de España vemos que todos ellos intentaron consolidarse como un poder único
dentro de la Corona de Castilla primero
y luego en la Corona de España en general. Por ello mismo en León surgirán
protestas en defensa de sus privilegios y derechos a gobernarse a sí mismo. En
base a ello surgirá la guerra de las comunidades frente a ese poder despótico
que se imponía desde las instancias reales. Ese fue el origen de la revolución
comunera.
En
España esos proyectos de unidad han estado bendecidos por la iglesia. Así a
Fernando III se le considera “santo”. Tal vez más por haber “domado” al hereje
Reino de León contra el que la Santa Sede había decretado una cruzada o por el
avance ante las tropas musulmanas. Podríamos decir que esa santidad la
encontramos más en el campo de batalla que en sus propias características
personales. La unidad de las Coronas de Aragón y de Castilla se la bendice
dando a los reyes el sobrenombre de “católicos” y siglos más tarde el proyecto
uniformizador de Franco recibió el nombre de cruzada.
En
el 2017 fue la celebración del Fuero y unos años antes la relativa a las Cortes
Leonesas de 1188 por las que la Unesco nos ha reconocido como “Cuna del
parlamentarismo”. En ambos casos el Reino de León suponen un alegato de defensa
de un marco normativo, de la ley como reguladora de las normas de convivencia.
No cabe el arbitrio que hay que asociar a las actuaciones indiscriminadas y al
sometimiento de la voluntad general a la individual de un determinado poder.
Las normas suponían una contención a los poderes reales o de los nobles en
beneficio de la voluntad popular. En Castilla se decía “do hay reyes no mandaban leyes” mientras en el Reino de León era “do hay leyes no mandaban reyes”. La
diferencia es muy clara.
Frente a esta concepción de
“parlamentos” y “fueros” se contraponía otra que podríamos denominar “la ley de
la espada” o “la ley del más fuerte”. El poder se ha basado no en la capacidad
de convicción sino más bien en la fuerza para imponer aquello que se desea. En
las tierras leonesas se conmemoran cortes y fueros, en Castilla la referencia
son los héroes militares como El Cid Campeador. En otras etapas de la historia
se ha podido ver como Burgos o Valladolid han sido sedes de distintas regiones
militares (en concreto la VI en Burgos y la VII en Valladolid). Fernando III es
patrón de Castilla que destaca como referente en distintas órdenes militares y
que lidera el avance militar en lo que se ha denominado “la reconquista”.
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