jueves, 2 de octubre de 2025

LEONESES FUERA DE LEÓN.

 


            El que esto escribe es uno de esos muchos leoneses que viven fuera de la Región Leonesa. A ellos habría que sumar los que habiendo nacido en otros territorios tienen a sus padres o a sus abuelos de origen leonés. En mi experiencia personal puedo decir que tanto en el ámbito laboral como en el de vecindad he encontrado un gran número de personas que tienen origen leonés.

            Buscando un modo de relación y de contacto con las cosas de su tierra se crearon las casas de León con diferentes denominaciones. La del Hogar Leonés en Bilbao está cerca de cumplir nada menos que 100 años (se creo en 1930) y es la más antigua de las que hay en España. Está ubicada en el Casco Viejo de Bilbao y desde sus ventanales se puede ver el Teatro Arriaga como centro neurálgico de la villa.

            Diría que estos centros actúan a modo de “embajadas leonesas” ya sea en otros puntos de España o también en el extranjero. Allí se presentan libros de contenido leonés, se proyectan películas que estén hechas por leoneses o traten temas de León (en Bilbao en el ciclo “León va de Cine”) o se colabora para que los productos de León se puedan ver y vender en las calles de la ciudad. También son fundamentales para que se pueda visualizar “lo leonés” fuera de León. En ese sentido a través de ellos se canaliza la presencia de los pendones en las calles de sus ciudades (por ejemplo).

            Pero también en  estos centros se deja notar el paso del tiempo y hay dificultades para poder seguir haciendo lo que antes se llevaba a cabo. Una ley excesivamente restrictiva ha llevado a que no puedan tener unos modos de financiación suficientes (por ejemplo prohibiendo que pueda haber bingos en sus locales). Además el tiempo no sólo recae sobre la propia organización, también lo hace sobre las personas que son sus socios. Eso supone la dificultad de integrar a generaciones jóvenes que buscan modos de relación que no encuentran en esas instalaciones (los jóvenes buscan lugares donde van los jóvenes). Todo ello provoca que no se hagan cosas que antes se hacían. Por ejemplo en Bilbao había un corro de aluches que se hacía delante mismo del Teatro Arriaga, se hacía un magosto en el Arenal de Bilbao y también cada año se hacía una reunión alrededor de un cocido maragato o también del Botillo.

            Estos Centros son también un ejemplo de resistencia y resiliencia. La Junta viene tratando desde hace muchos años en transformarlos en Centros de Castilla y León. Para ello la presión es de tipo económico, negando apoyo a los centros leoneses. A ello se ha venido dando respuesta de que “la dignidad no está en venta” y siguen siendo lo que han sido siempre, leoneses (y en el caso de Bilbao son casi 100 años). Ello no supone que se niegue el derecho a ser socio a personas que han nacido en otros lugares (fuera o dentro de la actual Comunidad Autónoma), pero siempre manteniendo la esencia leonesa.

            En unos tiempos en los que en los medios hay un ataque continuado a la identidad leonesa, la presencia de estos centros es fundamental como un “faro que reivindica la propia existencia leonesa fuera del ámbito leonés”. Y esto no es algo que sólo encaje en la esfera de los sentimientos, también tiene una importante repercusión económica . Es imposible vender “lo que no existe”. Dar a conocer la propia existencia y prestigiarla es el camino para ganar cuota de mercado . Todas las grandes marcas lo saben y por eso gastan grandes cantidades de dinero en ganar notoriedad y prestigio.

            Creo conveniente el potenciar el papel de esos centros como “altavoces” de lo leonés en cualquier ámbito (cultural o económico). Hay que aprovechar el potencial que tienen de estar ubicadas en el centro de las ciudades. Por otra parte,  se hace necesario el apoyar esos centros y a sus directivas para lograr el mantenimiento de sus sedes y también el favorecer la incorporación de personas jóvenes que vean representados sus intereses en las actividades que se realizan. La sociedad no es la misma hoy que hace 100 años y hay que favorecer que se produzca esa adaptación (sin por ello perder sus esencias).

            Los leoneses que vivimos fuera sentimos nuestra tierra y también necesitamos que esa tierra nos sienta como algo propio. Un buen ejemplo de ello es el reciente premio “leonés en el extranjero” a Pilar de la Puente. Hay que aunar las necesidades que habría que cubrir y ampliar los servicios que se pueden prestar . Hacerlo será la clave del futuro y puede permitir mantenerlas y que sean altavoces de todo aquello que se desarrolla en el ámbito leonés.