Asisto un
día tras otro a la lectura de unas noticias que me parecen irreales. Me parece
inaudito que todo un presidente de Francia tenga que poner fotos de su mujer
embarazada para demostrar que pertenece al género femenino. Pero supongo que si
lo ha hecho será por la presión social para desmentir unos rumores. Menos mal
que es el país de las libertades.
Luego veo
que en Afganistán para rescatar a alguien víctima de un siniestro primero debe
preguntar el sexo al que pertenece. Los talibanes anteponen el evitar que una
mujer sea atendida por un rescatador hombre a su propia vida. Vamos que si
alguien ve una mano entre los escombros lo primero no será averiguar si está viva sino ver si se trata
de un hombre o una mujer. ¡ Que barbaridad ¡
Corea del
Norte dicen que es una República. Pero claro el actual dirigente es hijo de su
padre y ya esta preparando para que su hija sea su sucesora. En eso puede tener
rasgos comunes con las monarquías, pero claro hay una diferencia muy sustancial
aquí su poder es omnímodo y no sujeto ni a leyes ni a parlamento. Dirige, manda
y ordena.
Como la
información es poder, pues en Corea del Norte el ver una película o una
información que viene del exterior está penado con prisión o incluso con pena
de muerte. Y ese personaje es uno de los tres líderes que aparecen con el chino
y el ruso para una alternativa al mundo occidental. Bueno pues desde luego no
es algo que yo desee.
En Estados
Unidos que en una cadena privada alguien dice algo que disiente del pensamiento
de Trump pues nada, lo echamos de la cadena. Ah, que dicen que son liberarles,
bueno pues mi concepto de libertad es muy diferente del suyo.
Puedo
entender que en todas las sociedades hay personas que hacen actos “locos”. Eso
entraría en lo que E. Durkheim denominaba “hechos normales” ( y ponía como
ejemplo el suicidio). Pero es que aquí estamos hablando no de la excepción,
estamos hablando de la norma en esas sociedades y también de sus más altos
dirigentes.
Asistimos a
una gran polarización social. Se es de Sánchez o anti-Sánchez, pro-Trump o anti-Trump… Apenas hay lugar a
los matices o a decir sobre que cosas estas de acuerdo y sobre que otras no. La
polarización va de la mano de la personalización con lo que las ideas suelen
quedar a un lado. Coincido que se da lo que Alain Finkielkraut denominaba “la
derrota del pensamiento”.
Pero claro
todo esto tiene un sustrato social. Diría que en este momento tenemos
diferentes alternativas para “que piensen por nosotros”. En el coche ya tenemos
el GPS que nos indica el camino a seguir. Si hay dudas sobre una cosa
consultamos en internet o a través de la denominada inteligencia artificial.
Pero es cuestionable si todo esto favorece un mayor desarrollo o lo que hace es
“embobarnos” en la comodidad de que otros piensen por nosotros.
Hubo un
momento en que en el ámbito educativo se fomentaba el que hubiese el mayor
número de ordenadores en las aulas y que los alumnos tuviesen acceso a ellos.
Hoy sin embargo ya empieza a haber la tendencia contraria por cuanto esos
ordenadores y tabletas lo que hacían era limitar el desarrollo personal de los
alumnos. De la necesidad muchas veces ha surgido la innovación, pero la
comodidad lo que nos hace es ser más vagos.
Esos
procesos también aumentan nuestra dependencia de otros. Somos menos
autosuficientes. Elaborar un pensamiento o una reflexión supone un esfuerzo.
Casi siempre estará llena de matices sobre aquello sobre lo que se quiere
opinar. Sin embargo cuando nos dejamos llevar, eso hace más fácil los gobiernos
de la tiranía que también “piensan por nosotros”.
El que las
opciones radicales estén ganando peso en el mundo igual tiene que ver con el
hecho de pasar del “pensamiento” al “seguimiento” ( y no sólo en el plano
político).
La cultura
de la imagen gana cada vez más peso frente a la lectura, la reflexión o el
pensamiento. Hoy la referencia son los influencers que desde la simplicidad
llegan a un gran número de personas en formatos muy cortos de tiempo. Pero
elaborar un pensamiento supone unas exigencias distintas. Nuevamente aquí la
referencia es mostrar e invitar a seguir. El que recibe este tipo de estímulos
no busca elaborar con ellos otros propios. Quiere que le den las cosas hechas y
cuanto más fácil mejor. Diría que también algunos padres siguen este modelo de
educación para sus hijos. Pero claro cuando se tengan que enfrentar al mundo no
van a tener el bagaje suficiente para hacerlo con éxito.
Para ganar
en cordura debemos avanzar en autonomía de pensamiento y diría que no vamos por
el mejor camino.
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