NO ES LEONESISMO, ES DEMOCRACIA.
En enero de 1.983 se hace público un
estudio de Sofemasa que había encargado
la Junta de Castilla y León. En dicho estudio se dice textualmente “los
leoneses tienen un sentimiento muy notorio de ser una entidad con identidad
propia bien diferenciada de la entidad castellana”. Al mismo tiempo añade “el
rechazo que manifiestan los entrevistados leoneses no es tanto al hecho
autonómico como hacia la autonomía conjunta”. Atención que esto se dice en 1.983 y lo dice
un estudio pagado por la propia Junta de Castilla y León (que supongo nadie la
considerará sospechosa de leonesismo). Es decir se conocía la voluntad de los
leoneses y se obro en abierta oposición a sus deseos e intereses.
También al
inicio del proceso la Diputación hace una encuesta entre los ayuntamientos para
conocer su posición sobre el tema. Era un modo de sondear sobre lo que podían
hacer esos ayuntamientos en sus votaciones. El resultado sobre el total del
censo no dejaba lugar a dudas. Un 69.21% deseaba una autonomía leonesa y un
4.45% una autonomía conjunta con Castilla.
Posteriormente
diferentes medios de comunicación se han hecho eco de estudios sociológicos y
en todos ellos sin excepción se detecta una mayoría clara favorable a una
autonomía leonesa. Por no extenderme demasiado en este punto recuerdo una
encuesta de 40DB realizada en Febrero del 2022 en la cual se decía que un 56.3%
de los leoneses eran partidarios de dividir la actual Comunidad Autónoma entre
León y Castilla mientras los partidarios de mantenerla como estaba eran un
17,5%. (un 26.2% no contestaba). Es decir estamos en unas diferencias que no
dejan lugar a dudas.
Pero habría
más indicadores. Por ejemplo a lo largo de los años se han producido muchas
manifestaciones favorables a una autonomía leonesa, siendo alguna de ellas
reconocidas como las mayores de la historia. Ahora díganme alguna favorable a
Castilla y León. No, aquí no existe la división de opiniones, lo que hay es una
imposición a la voluntad democrática de los leoneses.
Vamos ahora a los acuerdos municipales. Tenemos que
77 Ayuntamientos (72 en la provincia de León) que han votado
resoluciones favorables a una autonomía leonesa. Lo han hecho concejales de
todos y cada uno de los partidos, no importaba que en ese ayuntamiento no
tuviese representación UPL. En muchos de esos ayuntamientos la decisión se ha
adoptado por unanimidad. Los rechazos son insignificantes. También la propia
Diputación de León ha aprobado una disposición favorable a una autonomía leonesa.
Sin embargo
esa voluntad popular ha sido “secuestrada” por una clase política que no ejerce
su papel de representantes de la ciudadanía que les ha votado.
Por eso es
un poco el título de este artículo. No hace falta ser leonesista para apoyar
una autonomía leonesa, basta con ser demócrata y respetar la voluntad de la
ciudadanía. Los concejales y alcaldes de muchos ayuntamientos así lo han
entendido y se han rebelado a las propias directrices de sus partidos.
Hoy
asistimos a un gran distanciamiento de la ciudadanía respecto de la clase
política. Algo que considero que no es bueno y puede fomentar populismos que se
alejan del marco democrático. Esta sucediendo no sólo en España sino también en
Europa y en general en el mundo. Pero claro si el político se distancia de su
papel de representante de sus votantes y desliga su poder de voto con lo que
piensan sus votantes es normal que suceda esto.
Es necesario
y hasta urgente que se restablezca la conexión entre los políticos y sus
votantes. Que ejerzan su papel de representantes.
Hay datos
más que suficientes para dejar muy claro cuál es la voluntad de los leoneses.
Diría que no hacen falta más. La duda no es “lo que desean los leoneses”, la
duda es si los poderes políticos van a respetar esa voluntad.
Si se admite
ese papel de representantes luego habrá que examinar como se canaliza esa
demanda, pero lo que no se puede hacer es ignorarla. Hay que tener en cuenta
como decía al principio de este artículo que ese deseo mayoritario también lo
era en el origen de ese proceso y que incluso era conocido por la propia Junta
de Castilla y León. Es decir siempre hemos estado en un marco autonómico
impuesto. Es hora de reconducir esta situación. Los errores no caducan y los
valores democráticos lo exigen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario