viernes, 7 de noviembre de 2025

NO ES LEONESISMO, ES DEMOCRACIA.

 

NO ES LEONESISMO, ES DEMOCRACIA.

            En enero de 1.983 se hace público un estudio de Sofemasa  que había encargado la Junta de Castilla y León. En dicho estudio se dice textualmente “los leoneses tienen un sentimiento muy notorio de ser una entidad con identidad propia bien diferenciada de la entidad castellana”. Al mismo tiempo añade “el rechazo que manifiestan los entrevistados leoneses no es tanto al hecho autonómico como hacia la autonomía conjunta”.  Atención que esto se dice en 1.983 y lo dice un estudio pagado por la propia Junta de Castilla y León (que supongo nadie la considerará sospechosa de leonesismo). Es decir se conocía la voluntad de los leoneses y se obro en abierta oposición a sus deseos e intereses.

            También al inicio del proceso la Diputación hace una encuesta entre los ayuntamientos para conocer su posición sobre el tema. Era un modo de sondear sobre lo que podían hacer esos ayuntamientos en sus votaciones. El resultado sobre el total del censo no dejaba lugar a dudas. Un 69.21% deseaba una autonomía leonesa y un 4.45% una autonomía conjunta con Castilla.

            Posteriormente diferentes medios de comunicación se han hecho eco de estudios sociológicos y en todos ellos sin excepción se detecta una mayoría clara favorable a una autonomía leonesa. Por no extenderme demasiado en este punto recuerdo una encuesta de 40DB realizada en Febrero del 2022 en la cual se decía que un 56.3% de los leoneses eran partidarios de dividir la actual Comunidad Autónoma entre León y Castilla mientras los partidarios de mantenerla como estaba eran un 17,5%. (un 26.2% no contestaba). Es decir estamos en unas diferencias que no dejan lugar a dudas.

            Pero habría más indicadores. Por ejemplo a lo largo de los años se han producido muchas manifestaciones favorables a una autonomía leonesa, siendo alguna de ellas reconocidas como las mayores de la historia. Ahora díganme alguna favorable a Castilla y León. No, aquí no existe la división de opiniones, lo que hay es una imposición a la voluntad democrática de los leoneses.

            Vamos ahora  a los acuerdos municipales. Tenemos que 77  Ayuntamientos  (72 en la provincia de León) que han votado resoluciones favorables a una autonomía leonesa. Lo han hecho concejales de todos y cada uno de los partidos, no importaba que en ese ayuntamiento no tuviese representación UPL. En muchos de esos ayuntamientos la decisión se ha adoptado por unanimidad. Los rechazos son insignificantes. También la propia Diputación de León ha aprobado una disposición favorable a una autonomía leonesa.

            Sin embargo esa voluntad popular ha sido “secuestrada” por una clase política que no ejerce su papel de representantes de la ciudadanía que les ha votado.

            Por eso es un poco el título de este artículo. No hace falta ser leonesista para apoyar una autonomía leonesa, basta con ser demócrata y respetar la voluntad de la ciudadanía. Los concejales y alcaldes de muchos ayuntamientos así lo han entendido y se han rebelado a las propias directrices de sus partidos.

            Hoy asistimos a un gran distanciamiento de la ciudadanía respecto de la clase política. Algo que considero que no es bueno y puede fomentar populismos que se alejan del marco democrático. Esta sucediendo no sólo en España sino también en Europa y en general en el mundo. Pero claro si el político se distancia de su papel de representante de sus votantes y desliga su poder de voto con lo que piensan sus votantes es normal que suceda esto.

            Es necesario y hasta urgente que se restablezca la conexión entre los políticos y sus votantes. Que ejerzan su papel de representantes.

            Hay datos más que suficientes para dejar muy claro cuál es la voluntad de los leoneses. Diría que no hacen falta más. La duda no es “lo que desean los leoneses”, la duda es si los poderes políticos van a respetar esa voluntad.

            Si se admite ese papel de representantes luego habrá que examinar como se canaliza esa demanda, pero lo que no se puede hacer es ignorarla. Hay que tener en cuenta como decía al principio de este artículo que ese deseo mayoritario también lo era en el origen de ese proceso y que incluso era conocido por la propia Junta de Castilla y León. Es decir siempre hemos estado en un marco autonómico impuesto. Es hora de reconducir esta situación. Los errores no caducan y los valores democráticos lo exigen.


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