martes, 30 de septiembre de 2014

AVANZANDO DE ESPALDAS A LA JUNTA.


 
            En la explanada de San Marcos suena el himno a León, los pendoneros izan sus pendones y avanzan por la Gran Vía de San Marcos. Atrás, a la espalda, queda el edificio de la Junta de Castilla y León. Para mí todo ello adquiere un especial simbolismo si tenemos en cuenta que han sido las Cortes de Castilla y León las que han negado “el pan  y la sal” a los pendones del Reino de León, o lo que vendría a ser los mismo, que fueran declarados Bien de Interés Cultural. Sin embargo esos pendones lucen en todo su esplendor y avanzan desde el respaldo popular que contrasta con ese rechazo institucional. La alegría y algarabía se traslada a las calles leonesas contrastando con un edificio grande, pero vacío y sin alma. Por una lafo es la opulencia de la Junta, por el otro la sencillez de las personas que desfilan alrededor del pendón de su pueblo. El edificio es un símbolo de una imposición antidemocrática que se hizo contra la voluntad de la gran mayoría de los leoneses. Ahora se va allí o bien por cumplir con un trabajo o por una obligación de algún tipo. Las personas que van con los pendones de su pueblo lo hacen desde la propia voluntad, buscan tener camisetas identificativas para que todos sepamos a que pueblo pertenecen, lo hacen desde el orgullo con el que enarbolan su pendón. Al edificio de la Junta se va por “no quedar más remedio”

            Esta situación es todo un ejemplo de cómo pueblo e instituciones en la Región Leonesa caminan por caminos opuestos y cada vez más distantes. El pueblo y los pueblos leoneses se organizan a través de sus Juntas Vecinales, las instituciones quieren suprimirlas. Sin embargo ¿Habría alguien que dijese que de forma general funcionan mejor las instituciones políticas que las populares como son las Juntas Vecinales?, sinceramente pienso que muy pocos. Paradójicamente se quiere suprimir algo que funciona bien y sin costes para la ciudadanía por unas instituciones políticas que desgraciadamente están demasiadas veces asociadas a escándalos o mala gestión.

            A diferencia de otro tipo de desfiles en el de los pendones (en cualquier  acto que celebren) no vemos una representación política. Puede que haya personas que tienen cargos políticos pero en ese desfile van como uno más de su pueblo, no se diferencian o distinguen de los demás. En ese ejemplo de comunión popular tras los pendones podemos encontrar jóvenes y viejos, hombres y mujeres, negros y blancos, creyentes y ateos, personas ideológicamente de izquierdas o de derechas. Esa amalgama es lo que mejor define el concepto de pueblo. Es la diversidad que es capaz de avanzar como una unidad no uniforme (que gran ejemplo para la España de las autonomías).

            Lo he dicho algunas veces pero como lo creo importante, lo repito. Este desfile de pendones ejemplifica lo que debería haber sido la actuación pública respecto de la crisis. El pendón hay que tener fuerza para levantarlo (al igual que cualquier obra pública), pero luego hay que tener el equilibrio para mantenerlo (no como esas obras que se hacen pero luego no hay dinero para sostener sus gastos fijos de luz, agua… y hay que cerrarlas). El pendón para llegar al final de su meta debe pasar entre varios pendoneros, nadie lleva el pendón sólo todo el camino. En ese trasvase del pendón hay que procurar hacerlo de la mejor manera posible para evitar que se caiga (no como en los trasvases políticos que prima más bien aquello de “el que venga detrás que arree”). Además entre los pendoneros hay un ambiente de unidad alrededor de aquello que representa los valores del pueblo (no como en muchos casos en que los partidos que están en la oposición tan sólo persiguen aquello de “quítate tú que me pongo yo” y para ello están más para destruir que para construir).

            Allí donde el pueblo cobra protagonismo hay ausencia de banderas de Castilla y León. Las banderas del marco autonómico impuesto están en las alturas y en los balcones institucionales, las banderas leonesas están a pie de calle y la llevan libremente los ciudadanos. Son notables diferencias.

            Sin embargo a pesar de todo, de espaldas a la Junta se avanza. Se recuperan pendones en muchos pueblos, se llevan esos pendones a muchos lugares dentro del Reino de León, pero también fuera. En ese sentido somos optimistas, los leoneses estamos acostumbrados a que para mejorar las cosas lo mejor es hacerlas por nosotros mismos (en facendera). Son las instituciones las que deben cambiar el rumbo para acercase a la ciudadanía si quieren evitar que la distancia hacia ellas sea cada vez mayor. En sus manos está operar ese cambio.

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