Es probable que alguno de ustedes al
leer el título de este artículo se lo tomen a broma, pues no, es ¡real como la
vida misma! Nos cuenta la revista National Geographic (Octubre 2016) que para
dar solución a los espermatozoides aletargados han inventado el Spermbot. Se
trata de “un motor diminuto en forma de
sacacorchos diseñado para impulsar los espermatozoides adormecidos hacia su
destino”.
Eso sí hasta el momento los
experimentos realizados (con óvulos bovinos) no han logrado el éxito en la
fecundación. Es decir “lo que ganan en rapidez
lo pierden en eficacia”. Son más rápidos pero no por ello logran en
mayor medida sus objetivos.
Lo que aquí hemos descrito es un
reflejo de la evolución social actual. Se prima la rapidez sobre la calidad de
las cosas. Se busca “llegar antes” aunque ello no signifique “llegar mejor”.
Podríamos decir que este concepto se aplica desde el ámbito de la comida (fast
food) hasta el de la información (vinculado a las redes sociales). El análisis
o todo aquello que requiere una mayor elaboración queda en un segundo plano con
lo que se pierde en calidad.
Cabría preguntarse si efectivamente
estamos en un medio social “adormecido” que necesita de impulsos externos. Pero
a la vez también si el dotar de “motores de aceleración” podría suponer
incrementar la pasividad social. El que se nos den las cosas hechas puede
conducir a no ejercitar nuestras propias capacidades y con ello dificultar el
poder actuar en un momento dado. Cada vez
dependemos más de las máquinas para poder desarrollar distintas
funciones.
En mi opinión evolucionamos hacia un
medio social cada vez más dependiente, menos autónomo. Definía Benjamín
Franklin que el hombre era “el animal que
fabrica herramientas”. Habría que preguntarse en qué medida actualmente
somos capaces de fabricar esas herramientas o simplemente nos limitamos a
adquirirlas. Es también la contraposición de un modo de actual “urbano” frente
a otro “rural”. Las personas que residen en nuestros pueblos están mucho más
habituadas a “hacer”, a “construir” (tal vez empujadas por una mayor carencia
de medios) que aquellos otros que viven en las grandes ciudades.
Esta evolución que prima “la rapidez” y empuja hacia “mayor uso
de la máquina” castiga especialmente a las personas de mayor edad. Se les exige
unos procesos continuados de aprendizaje
a los que no siempre están preparados o simplemente no desean hacerlos.
Pondría el ejemplo de lo que fue el proceso de instalación de la TDT en las
televisiones que inicialmente obligaba a contar con un aparato suplementario,
con dos mandos… lo cuál para algunas personas ancianas supuso tal dificultad
que a partir de ese momento prácticamente dejan de ver la televisión.
Sin embargo se da la paradoja de que
cada vez hay un mayor porcentaje de personas ancianas. Es decir hay un
contraste entre lo que es la evolución social hacia el concepto de “todo más
rápido” con lo que es una evolución demográfica que lleva a “mayores
dificultades para adaptarse con rapidez a los diferentes procesos”.
El valor de “la duración” se ha
sustituido por el del “cambio”. En las generaciones anteriores se concedía
especial valor a que algo “durase” (la ropa, un electrodoméstico…) ahora aún
cuando algo pueda estar en condiciones de uso se busca cambiarlo acortando voluntariamente
su duración. Así por ejemplo las camisetas de los diferentes equipos de futbol
cambian cada temporada en su diseño. Antes era “la camiseta del equipo” ahora
se añade “la temporada”. Todo ello en una sociedad que se dice “más ecológica”,
pero que en muchos casos tiene conductas mucho más consumistas. Ese ejemplo se
podría extender a otras muchas facetas. En todo caso hay amplios sectores que promueven
este tipo de evolución y no cabe hablar de modo exclusivo de la “obsolescencia
programada” (aunque también).
El valor de lo efímero lleva a que los
discursos que desarrollan contenidos se sustituyan por los tuits. En mi opinión
todo lleva a un empobrecimiento social y a que “falten ideas”. Hay un cierto
déficit de pensamiento que también alcanza el medio político. En la Cámara
parlamentaria actual no encontramos paralelismo con los Ortega, Azaña o
Unamuno. No es algo que se asocie a uno u otro partido sino que se extiende al
conjunto del Parlamento. A la vez hay que decir que el propio medio social no
quiere discursos extensos sino que desde la comodidad prima la rapidez.
Igual habría que evolucionar a un
“menos pero mejor” en lugar de ir hacia “más y con mayor rapidez”. Creo que
estos “espermatozoides sociales” con motor incluido, tampoco fecundan
demasiado. Llenamos el universo de comunicación de mensajes y reducimos el
tiempo de uso del coche, del móvil, del ordenador o de la ropa que vestimos. La
duda es si todo ello nos lleva a mejorar o a derrochar. Nuevo no significa
automáticamente mejor como muchas veces se nos quiere hacer creer.
No creo que debamos renunciar a los
beneficios que se puedan derivar de la tecnología. Nos ayudan en muchos casos.
De lo que se trata es de decir que ello tiene también unos riesgos y que se
hace necesario evitarlos para conseguir una sociedad mejor, aunque sea “menos
rápida”.
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