En este momento histórico es
particularmente importante definir lo que se entiende por España. Desde algunas
fuerzas nacionalistas se ha abandonado el concepto de “independencia”, tal vez
por su insuficiente aceptación, y se ha sustituido por el de la “relación
bilateral”. Para ello establecen dos partes, una de ellas es su territorio de
referencia (Euskadi, Catalunya…) y la otra “España”. Es una visión
uniformizadora que únicamente distingue y opone dos polos. Ni siquiera queda
muy claro, en esa relación “bilateral”,
donde incluirían los nacionalistas
vascos a Catalunya o los nacionalistas catalanes a Euskadi. No veo sustancial
diferencia entre lo que es ese modelo de relación y el que pueda existir entre
Francia y España o Italia y España.
Es el modelo
que niega formar parte de un proyecto común (España) y se consideran que ellos
mismo son “el todo”. Estas teorías rupturistas llevan consecuencias muy peligrosas tanto en el ámbito de la
convivencia social como en lo que son las condiciones de vida y bienestar de la
ciudadanía.
Desde otros
polos ideológicos se viene a defender un modelo de España basado de modo
exclusivo en dar respuesta a los que no se sienten españoles. El resto del
territorio no cuenta. Yo diría que es un modelo que alienta el secesionismo. Es
como decir “para que a usted se le tenga en cuenta debe amenazar el proyecto
común de España”. En mi opinión es también un camino equivocado. Se hace
necesario y hasta urgente el recuperar la defensa de España y de lo español
desde la izquierda. Diría que a veces esa supuesta izquierda ha venido a
defender los privilegios de los poderosos frente a los territorios con menor
poder económico y político.
Hay personas
(como yo mismo) que siendo y sintiéndose españoles sin embargo no compartimos
el actual modelo de organización territorial. Esto hace que para algunos seamos
unos nacionalistas y nos asocien a modelos territoriales a los diría que
combatimos. Nos resulta complicado explicar que la defensa de la identidad
leonesa no tiene nada que ver con los planteamientos de los partidos
nacionalistas. Espero que este artículo ayude a explicar lo que son nuestros
puntos de vista.
La España
plural que defendemos no puede ser nunca la que recoja modelos de “relación
bilateral”. El reconocimiento de la diversidad no puede estar en oposición a la
igualdad de derechos. La historia es un recorrido a través de los siglos y no
cabe vincularla a unos pocos años (con lo cual habría que hacer una relectura
de lo que son y significan las llamadas “nacionalidades históricas”).
La España
que queremos debe regirse por los principios de la solidaridad y esta se ejerce
desde el “que tiene más” hacia “el que tiene menos” (ya sea a nivel individual
o territorial). Sin embargo muchas veces no es así. Es el caso del reparto de
los sacrificios y los beneficios en la generación de electricidad. Así en
territorios con menos recursos es donde se hacen los pantanos que inundan
pueblos y valles, mientras que la generación de empleo y la tributación fiscal
se hace en zonas con mayor poder económico y político. Incluso eso supone que
el precio de la electricidad es más caro para las empresas que están ubicadas
allí donde está el pantano que para otras que están donde tiene su sede fiscal
la eléctrica propietaria de la central. Ello supone además que se favorece la
concentración de empresas en las zonas
donde se tienen esas condiciones favorables y la despoblación allí donde se han
hecho los pantanos.
Un reconocimiento de la pluralidad tiene como
punto de partida la existencia de una “unidad”. No compartimos los modelos que
nos dibujan mosaicos de unidades distintas (“la mía” y “la tuya”). Diría que la
libertad se ejerce desde el reconocimiento de la pluralidad y que todo aquello
que supone el reducirlo a unos determinados esquemas de pensamiento lleva
asociado modelos exclusión social muy peligrosos.
El marco
unitario es España. Unidad no significa uniformidad. Ni pluralidad cabe
circunscribirla a los territorios con mayor implantación de los partidos
nacionalistas. Hay que tener una cierta perspectiva histórica que nos lleve a
comprender como surge España para desde allí poder plantear unos modelos de
futuro. Hay que conseguir una estabilidad en esos marcos de relación.
La España
concebida como una “unidad plural” se recoge en el Regnun Imperium Leonés.
Había un “emperador” que era “rey de reyes”. La traducción podría ser hoy la de
considerar la Constitución Española como el marco de referencia unitaria para
todos. Ella debe acoger a lo que podemos considerar diferentes formas de ser
españoles. Entre ellas habría de estar la de aquellos que somos y nos sentimos
leoneses sin que ello suponga ningún tipo de oposición a nuestra condición de
españoles.
El acertar
en ese modelo de lo que es España será clave para desde esa estabilidad
proyectar unas mejores condiciones de vida para la ciudadanía.
Buenos días David.
ResponderEliminarMe ha resultado muy interesante, como siempre, el artículo que has escrito, te traslado mi enhorabuena.
Solo quería hacer una aclaración sobre lo que dices del término "pueblo". Sin quitarte un ápice de razón, a veces las circunstancias te obligan a hacer uso de términos como ese para que en algunos foros, instituciones... te reciban y te escuchen, porque si les hablas de territorio comienzan a temblar y te llaman "separatista" (como bien explicas en tu artículo).
Muchas personas, que estamos en las antípodas del totalitarismo, en muchas ocasiones nos vemos "obligadas" a utilizar términos determinados para que nos escuchen.
Y en cualquier caso, las palabras son universales, no son patrimonio de ninguna ideología. Únicamente varía su significado dependiendo de quien las utilice y con que fin.
Solo es una reflexión que se me ha ocurrido al leer tu artículo.
Recibe un abrazo cordial.