George
Kelling fue el autor que en su momento formuló la teoría de “las ventanas rotas”. Esta viene a
decirnos que “evitar el vandalismo menor (ventanas rotas) previene crímenes mayores”. Luis Arroyo, que se hace
eco de esta teoría en su libro “el poder político a escena” nos dice: “si las ventanas rotas son rápidamente
repuestas, las ciudadanas y los ciudadanos viven en otro mundo posible, con
menor propensión a la comisión de faltas o crímenes mayores”. Esta teoría
fue aplicada por diferentes alcaldes como el que lo fue de Nueva York en la
década de los 90 (Giuliani). Por cierto con éxito importante en la reducción de
la delincuencia.
En esta
misma orientación, en Holanda se hizo un experimento en el que se pusieron 5€ a
la vista en un buzón en buenas condiciones y en otro pintado con grafiti. Los
5€ del buzón en buenas condiciones se los quedaron un 13% de los que por allí
habían pasado, pero en el caso del buzón pintado con grafiti esa tasa se duplicaba
hasta llegar al 27%. Los autores del experimento concluían que cuando otros
violaban una determinada norma social ello propiciaba el seguimiento en que
otros siguiesen ese mismo camino. Un entorno limpio favorecerá conductas de
limpieza en la ciudadanía, que no son las mismas si la ciudad se percibe sucia.
Hay conductas de seguimiento que llevan a repetir lo que otros han hecho
primero (especialmente si lo hacen los líderes sociales en cualquier campo y
actividad).
En mi
opinión está teoría de “las ventanas rotas” es perfectamente aplicable a la
identidad leonesa. Habría que decir que en este caso la culpabilidad de ello
recae principalmente en el ámbito institucional y particularmente en la Junta
de Castilla y León. Anualmente se dedican presupuestos millonarios a “romper
ventanas identitarias”. Para ello vale tergiversar la historia y acomodarla a sus
propios intereses o dar subvenciones en función de que se contribuya a lo que
conviene a ese poder político.
En este
panorama en el que la referencia a lo “leonés” se promueve institucionalmente
que desaparezca, se puede entender las conductas de seguimiento que se dan no
tanto desde la convicción como desde la imitación. Es como tirar un papel en
una calle que ya es un estercolero, como que un papel más no importa.
Además hay
que tener en cuenta que los “reparadores de ventanas” cuentan con muchos menos
medios que los que promueven romperlas. Por otro lado reparar siempre es más
complicado que destruir.
Este
panorama de “ventanas rotas” afecta muy directamente a la prestación de
servicios. En el estado de las carreteras, feve, mantenimiento general de las
ciudades y especialmente de los pueblos, sanidad… se visualiza fácilmente ese
deterioro social.
Alguna vez
he dicho que actualmente el Reino de León es el “Reino de los Cementerios”. Uno
de los cuatro grandes referentes del escudo de España (los otros son Aragón,
Castilla y Navarra) hoy ha quedado relegado poco más que al nombre de un
estadio de futbol. En ese sentido la división social, al menos en estos temas,
se establece entre aquellos que creen que hay que asumir la realidad actual por
cuanto piensan que cualquier otra es inviable y los que creen que sólo desde el
cambio es posible la recuperación social y económica.
En este
“buzón roto” de lo leonés parece que son más los que se apuntan a llevarse el
dinero. Si ponemos como referencia Asturias podemos ver en qué tramo de la
autopista se paga peaje y en que otros no, en que pueblos hacen paradas los
trenes y en que otros no para. Se podría poner en duda si los recursos públicos
se utilizan en base a las necesidades sociales o más bien en función del poder
territorial.
No creo que
haya muchas dudas de que la creación de la autonomía de Castilla y León ha
resultado lesiva para la ciudadanía de León, Zamora y Salamanca. Los datos de
evolución económica y demográfica admiten poca contestación. Es un panorama de
“ventanas rotas” que estimula ese declive social. Es como indicar que importa
poco una ventana rota más o menos y no se fomenta el cuidado del propio medio.
Sin embargo
los que desean un desarrollo más equilibrado deberían de favorecer políticas de
“reparación de ventanas” que fijen la población en el territorio y favorezcan
conductas responsables en su mantenimiento.
Las voces
que se escuchan tendentes a eliminar las Diputaciones y que la división
territorial de España lo sea tan sólo en base a las Comunidades Autónomas lo
único que hacen es promover el ahondar aún más en la evolución negativa de la
economía y la población leonesa. Se trata de reparar las ventanas y no de
destruir la casa que las sustenta.
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