En
el debate sobre la autonomía leonesa he podido leer argumentos de lo más
variopintos. Alguno de ellos venía a decir que una autonomía leonesa no era
posible por los pobres datos económicos de las provincias de León, Zamora y Salamanca.
Vamos es como decir que sólo los ricos tienen derecho a formar un marco
autonómico propio. Los pobres deben resignarse y como mucho pueden tener el
derecho al pataleo.
Quienes
tienen este tipo de planteamiento igual tendrían que explicar si sería
conveniente suprimir la autonomía de Extremadura. Pero claro, no tengan ninguna
duda, para ello tendrían que contar con la oposición de la gran mayoría de
extremeños. Creo que este ejemplo sería más que suficiente como para deslegitimar
a aquellos que quieren unir poder económico y derecho a un marco autonómico
diferenciado.
Aquellos que
defienden este tipo de argumentos nos dibujan un panorama económico de la
Región Leonesa muy negativo. En eso existe coincidencia con lo que son los
planteamientos leonesistas. En lo que diferimos es en la interpretación de los
datos.
Hay consenso
en que los datos actuales, son claramente negativos. Para los leonesistas ello
es en buena medida son consecuencia del marco autonómico que contribuye al
deterioro de nuestra economía. Es decir se basa en datos reales y se
compara como estábamos al iniciarse la
autonomía de Castilla y León, y su evolución hasta el día de hoy. Esos son
datos verificables y que tampoco plantean demasiada discusión. Estamos mucho
peor.
Desde esa
evidencia habría que analizar las causas de esa evolución. Para nosotros es
claro que la centralización de servicios en Valladolid y la falta de
reconocimiento de una identidad leonesa que dé valor a sus productos sería uno
de los motivos importantes de este declive.
Uno diría
que “si algo funciona mal” hay que cambiarlo. Como decía en alguno de mis
artículos “los errores no caducan” y hay que hacer lo posible por modificar
aquello que no está bien.
Lo que no
creo que sea un análisis correcto es decir “los débiles datos de la economía
leonesa no permiten el cambio hacia un marco autonómico propio. En economía es
muy complicado hacer predicciones de futuro. Por ejemplo ¿alguien nos puede
decir lo que sería la cotización de los precios del petróleo a final de año? o ¿cómo
acabará el índice de la bolsa en el 2020? Parece poco probable que alguien se
atreva a hacer esas predicciones con un mínimo de garantía. Sin embargo si
hacen esas proyecciones en lo que se refiere a la Región Leonesa.
No se
sostienen las afirmaciones que indican la dificultad de mantener unas
instituciones propias. ¿Alguien piensa que habría que añadir nuevos costes a
los ya existentes en la actual autonomía? Como ejemplo cabría indicar
simplemente lo que es el edificio de la Junta de Castilla y León en Eras de
Renueva. Se trata de trasmitir las competencias y los recursos a ellas
asignados. No se busca ampliar la estructura administrativa, ni generar costes
innecesarios.
Si
analizamos la experiencia de las autonomías con menor extensión y población
(como puede ser Navarra, Rioja o Cantabria entre otras) los datos son bastante
contundentes y podríamos afirmar que han tenido una evolución positiva tanto en
sus indicadores económicos como demográficos. ¿Alguien cuestiona la existencia de
esos marcos autonómicos? ¿Por qué entonces se utilizan para negar la existencia
de una autonomía leonesa?
El
desarrollo de este debate está permitiendo ver hasta qué punto se desconoce
tanto la realidad económica, como social o la propia historia. Que el autor de
dos novelas de historia como “Reinos de Sangre” y “Reinos de Ambición” como es
Oscar Emil diga en una entrevista al Diario de Sevilla que “León dice ahora que
está incomodo con Castilla. ¡Si llevan 700 años juntos!” no deja de sorprender.
Por un lado hay que decir que a la llegada del Estado de las Autonomías seguía
existiendo una Región Leonesa que muchos hemos podido estudiar en los mapas
escolares de la época. Por otro lado olvida que en esa Corona de Castilla y
León de hace 700 años se incluía por ejemplo Andalucía o Murcia. La diferencia
estaba en que mientras León mantenía una diferencia específica en esa
denominación, la misma no existía para Andalucía (por ser más Castilla que
León) o para Galicia. Lo triste es que estos mensajes incluso llegan desde
personas que hacen novela histórica.
Sinceramente
creo que el tener más o menos poder económico no debe estar unido al derecho a
contar con un marco autonómico propio. A la vez también creo que contar con
mayores recursos de gestión de tu economía puede facilitar unas mejores
condiciones de vida. Admitiré que otros opinen lo contrario, pero lo que es una
evidencia es que en la autonomía de Castilla y León las cosas nos han ido mal.
Por ello es mejor arriesgarse al cambio que permanecer en el error.
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