jueves, 5 de marzo de 2020

LA ESPAÑA DE PABLO CASADO.





Lo que ha hecho Pablo Casado con la dirección del PP Vasco no se puede entender, es inadmisible e indigna. Que hagan una coalición electoral con Ciudadanos puede resultar perfectamente comprensible. Sin embargo no ha sido ese el punto que ha separado a Casado y a Alfonso Alonso. Más bien lo ha sido la falta de autonomía de los populares vascos para negociar ese pacto y las listas electorales.

            Si nos atenemos a los sondeos publicados con carácter previo a ese acuerdo tenemos que en el de GAD-3 para ABC el PP obtenía en Euskadi un 7,9%  de los votos y 7 escaños; Ciudadanos lograba el 0,8% y ni asomo de posibilidades de lograr representación. En el sondeo de Gizaker para EITB al PP le daba un 6,9% de los votos y 5 escaños mientras que Ciudadanos obtenía un 0,9%. En definitiva Ciudadanos no tenía posibilidad alguna de alcanzar representación y los votantes del PP eran entre 8 y 10 veces más que los votantes de Ciudadanos.

            Si nos vamos a los datos reales de las últimas elecciones generales el PP obtuvo un 8,9% de los votos por un 1,1% Ciudadanos. Es decir vuelve a darse la ratio de unas 8 veces más votantes del Partido Popular. Por otra parte Ciudadanos carece de cualquier tipo de representación institucional en Euskadi.

            Con esos datos en la mano es normal que Alfonso Alonso pusiera el grito en el cielo cuando le dicen que de los posibles escaños a obtener al menos 2 deberían ser para Ciudadanos.

            Es aún menos comprensible la posición del PP de Casado cuando en Galicia toma la posición contraria y admite la tesis de su candidato de no ir coaligados con Ciudadanos. Es todo un signo que “la fuerza” se impone a “la razón”. En Galicia no pueden poner en peligro el liderazgo de Feijoo. Es una falta de respeto a los dirigentes del PP vasco que han dejado hasta sus vidas en el ejercicio de representar a ese partido.

            La incoherencia llega hasta el punto de que se ven en la necesidad de expulsar a aquel al que días antes habían nombrado su candidato a lehendakari. En un gesto de arrogancia la dirección de Pablo Casado nombra un nuevo candidato sin tener para nada en cuenta lo que puedan opinar las bases de su partido en Euskadi. Para esa función eligen a alguien que anteriormente había abandonado la política por discrepar en el puesto que el propio Pablo Casado le había dado en las últimas elecciones europeas. Así “resucita” para la política vasca, Carlos Iturgaiz.

            El nuevo candidato desde el principio marca su línea de actuación dirigiendo un guiño a los votantes de VOX. Declara que ellos son los únicos que defienden la unidad de España y el marco constitucional.

            Pues mire desde mi punto de vista ustedes son más bien la anti España. Y se lo dice alguien que es y se siente español. Que cree en la necesidad de respetar el marco constitucional. Yo más bien considero que el modelo de España que usted defiende se asimila bastante a la España franquista y también creo que ese modelo excluyente ni antes ni ahora es beneficioso para España y para los españoles. Ese modelo es tan excluyente que hasta expulsa a los propios militantes de su partido.

            Es inadmisible esa división de que únicamente son españoles los que asumen sus planteamientos. España es plural y diversa. Es plural en sus territorios y no se puede entender que desde posiciones autoritarias se niegue la posibilidad de expresarse a su propia militancia. ¡Qué menos que sean los militantes de cada territorio los que elijan a los que sean sus representantes y cargos políticos!

            España es también diversa en sus criterios ideológicos. Desde luego es negar España el limitarla a aquellos que votan PP o VOX. Es conocido que en Euskadi los independentistas son alrededor de un tercio de los votantes. Es decir sobre un 66% no desean la independencia de Euskadi. Sin embargo si sumamos los votos de PP, Ciudadanos y Vox en las últimas elecciones es suma no pasa del 12,5%. ¿Cómo explican ustedes esa disparidad?  Son minoría incluso también entre los vascos que se sienten españoles.

            No entiendo muy bien que con ese discurso excluyente pretendan recuperar votos del PP que pudieran haber optado por votar al PNV. En principio esos votantes no parece que estarían muy conformes con una dirección que niega voz a su propia militancia vasca.

            Además todo este embrollo deja traslucir un excesivo apego a los cargos. Iturgaiz abandona la política no por discrepancias con su partido a nivel ideológico sino más bien por considerar que había sido relegado en las listas electorales. Ahora vuelve por cuanto es nombrado candidato a lehendakari.

            Los valores de la pluralidad y de la diversidad son banderas de libertad. Es necesario recuperarlas en España y en Euskadi frente a aquellos que prefieren la imposición de la uniformidad.
 
 

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