Para
empezar, creo conveniente explicar algunos conceptos. Una cosa son las
opiniones que pueden ser todas respetables por mucho que podamos discrepar de
ellas. Sobre lo que opina cada cuál siempre se puede establecer un diálogo y
buscar puntos de encuentro o por lo menos intentar aclarar las posiciones de
cada uno.
Sin
embargo, también hay cuestiones que escapan del ámbito de la opinión y
simplemente son o verdaderas o falsas. También cabría aquí distinguir entre
“falsedad” y “mentira”. En la mentira encontramos una intencionalidad de
engaño, es un acto que se hace desde la voluntad. No siempre el que difunde
algo falso lo hace con esa intencionalidad de engañar, sino que más bien actúa
por desconocimiento. Pongamos un ejemplo, alguien nos puede decir que “la
tierra no gira alrededor del sol”. Hoy tendríamos pruebas más que
suficientes como para decir que esa afirmación es falsa sin ningún tipo de
duda. Sin embargo, quién mantiene esas posiciones lo puede hacer sabiendo que
lo que dice es falso (entonces diríamos que es un mentiroso) o por simple
desconocimiento.
En
este mundo que nos ha tocado vivir el problema es que muchas cosas nos llegan
sin el tamiz necesario para valorar si más allá de una opinión lo que podemos
ver en un medio es verdad o no. Así por ejemplo en TVE entre los comentaristas
de las elecciones autonómicas de Castilla y León estaba Lucía Méndez que entre
otras cosas dijo “Zamora históricamente siempre ha pertenecido a Castilla la
Vieja”. Esa es claramente una
afirmación falsa y como tal no es una opinión que pudiese entrar en algo que se
pueda debatir. No creo que ningún historiador pueda mantener esa afirmación. En
mi opinión la misma se hace desde la ignorancia y no con voluntad de engañar,
por lo que creo que es algo falso sin que se pueda aplicar a la que dice esa
afirmación que es una mentirosa. Sin embargo, esa falsedad hace mucho daño y si
creo que quien tiene cargos de responsabilidad en medios de comunicación debe
evitar difundir cosas que son falsas. A los medios ya más que neutralidad en
sus planteamientos y opiniones lo que hay que pedir es que eviten difundir
cosas que no responden a la verdad. La libertad de opinar se tiene que basar en
recibir informaciones verdaderas. La capacidad de discernir una información
correcta de otra que no lo es debe exigirse a quién es responsable de
trasmitirla a los demás. Otras personas pueden recibir esa información falsa y
tomarla como verdadera y con ello hace un gran daño. Se convierte en agente
difusor de algo que es falso y que otras personas pueden tener dificultades
para detectar esa falsedad.
Incluso he
visto como un catedrático de Historia Contemporánea de la UPV y colaborador
habitual en algún periódico ha publicado un artículo comentando las últimas
elecciones autonómicas como “de Castilla La Vieja”. Ese autor dice que “recupera la antigua
denominación”, pero claro mientras esa Castilla la Vieja a la que alude incluía
a Santander (hoy Cantabria) y a Logroño (hoy Rioja) sin embargo en ella no
estaba ninguna de las 3 provincias leonesas (Salamanca, Zamora y León). En definitiva,
identificar la autonomía de Castilla y León con Castilla La Vieja es falso por
mucho que lo diga un catedrático de Historia Contemporánea. En esa línea los
residentes en esa autonomía los identifica como castellanoleoneses (sin ni
siquiera guion) y a UPL lo califica de “localista” (algo que también es falso
por cuanto se presenta por la Región Leonesa). En esa Comunidad conviven 2
identidades (algo que asumen todos los partidos en principio). El Acuerdo por
la Identidad Leonesa se dice textualmente en su primer punto: “En la actual Comunidad Autónoma de Castilla y
León, conviven dos identidades diferenciadas, la identidad leonesa y la
identidad castellana”. A
lo que se añade en su punto tercero “Se considera incorrecta la expresión
"castellano-leonesa" o "castellano-leonés" como referida a
personas o tierras de la Comunidad de Castilla y León. En cada caso habrá de
recogerse las referencias al territorio de Castilla y León (o de León y
Castilla) y de personas castellanas o leonesas”. Ese Acuerdo lo firmaron en su momento PP,
PSOE y UPL. Unidas Podemos sabemos que se ha posicionado por celebrar un
referéndum sobre la autonomía leonesa. En definitiva, es otro ejemplo en el que
se difunden cosas falsas.
También hay otros que en la misma
línea del anterior publican un artículo que titulan “Castilla no es Madrid” y
en el que también difunden la imagen de que todo lo que hay en ese marco
autonómico es Castilla. Todo ello aún cuando los resultados electorales han
supuesto un incremento muy importante de UPL que ha pasado a ser la primera
fuerza política en tres de los cuatro primeros ayuntamientos de la provincia de
León. Pero aquello que no encaja en su visión “a priori” simplemente se
desecha. Creo necesario hacer un mayor esfuerzo por parte de aquellos que son
encargados de trasmitir y comunicar. Hacerlo en base a la verdad y evitar difundir
lo que es objetivamente falso.
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