En mi opinión
el comportamiento de Isabel Díaz Ayuso al frente del Gobierno de la Comunidad
Autónoma de Madrid tiene muchos paralelismos con lo que vienen teniendo los que
defienden posiciones independentistas. A la presidenta del Gobierno de Madrid le
da igual lo que se dicta desde el Gobierno de España y marca posiciones propias
e independientes en diferentes temas y asuntos. ¿Qué hay que adoptar medidas de
ahorro energético? , bueno eso será para el resto de los españoles y europeos,
para los madrileños no. Incluso cabe decir que en esas posiciones van más allá
de las que adoptan gobiernos con mayoría de independentistas (como el gobierno
de ERC).
Una cosa es
tener criterios distintos y discrepar de las normas del Gobierno de España y
otra desobedecerlas. Ayuso suele hacer alusión al concepto de “libertad” para
justificar sus propias posiciones. Así en campaña electoral promovía el elegir
entre “socialismo o libertad” (y desde luego con buen resultado). Pero claro el
concepto de libertad ha sido utilizado también desde el independentismo e
incluso cabe recordar que ETA se traduce por “Euskadi hacia la libertad”.
El
funcionamiento de cualquier sociedad exige un respeto a las normas. Eso parece
fuera de duda. La cuestión será entonces si las mismas surgen en base a
criterios personales de un dictador o a través de procedimientos democráticos
en las que son las urnas las que expresan la voluntad popular. No puede ser que
esas normas se sigan o no en función de lo que sea la forma de pensar de cada
uno. Si una carretera indica un límite de 80 km/hora habrá que respetarlo por
mucho que alguien pudiera considerar que habría que subir ese límite a 120
km/hora. Lo contrario supondrá una multa (como todos sabemos)
Ayuso viene a
tener un concepto en el que Madrid es igual a España. Desde posiciones
netamente centralistas viene a considerar que el resto de España vienen a ser
una especie de “aledaños de Madrid”. Incluso se ha permitido insultar a los
leoneses que reclaman un reconocimiento de la Región Leonesa llamándonos
“paletos”. Vamos que el señorío y la grandeza pertenecen a Madrid. Por cierto
en sus discursos ha mostrado un importante desconocimiento de la historia de
España.
Las posiciones
de Ayuso de identificar España con Madrid lo que hacen es reforzar al
independentismo. Vendría a ser “yo no soy madrileño, luego no soy español”. Pero
claro somos muchos los españoles que no somos madrileños ni tampoco estamos de
acuerdo con las posiciones que adopta Ayuso desde la Comunidad de Madrid.
Creo que el
reconocimiento de una España plural y diversa puede ser un factor de cohesión
importante. El reduccionismo que se práctica desde el Gobierno de la Comunidad
de Madrid puede tener el efecto contrario. Hay que conseguir avanzar en la
unidad desde el respeto a la pluralidad. Mi posición es de rechazo hacia las
posiciones independentistas pero también a ese “independentismo madrileño”.
El
reconocimiento de la diversidad es esencial para lograr la unidad. No puede ser
que como el que gobierna no es de mi partido entonces no cumplo su normativa. Esa diversidad también
lo es en lo que puede ser su ideología y tiene su reflejo en el Parlamento. Hay
españoles que se consideran mejor representados por Unidas Podemos, otros por
Vox , otros por el PSOE, otros por el PP y unos más por cualquier otro partido.
También los hay que prefieren abstenerse. Todos ellos son por igual españoles. La
representación de España y los españoles se da en el conjunto del Parlamento y
no es exclusiva de una parte.
No entiendo que
se utilice la bandera de España en la confrontación entre equipos españoles. Por
decirlo claro, esa bandera de España representa por igual al Barcelona que al
Real Madrid y no cabe utilizarla para animar a uno de esos equipos (lo que
vendría a promover que el otro equipo no considerase esa bandera como propia).
Si podría tener sentido utilizarla cuando se trata de animar a un deportista o
equipo español frente a otro que no lo es. Para conseguir que todos nos
sintamos identificados con esos símbolos es importante evitar cualquier
apropiación ya sea a nivel geográfico o ideológico.
Creo importante
que esa “otra España” gane protagonismo en los medios y en el plano social. Hay
que evitar plantear el debate territorial como una confrontación entre “Madrid
con Cataluña o con Euskadi”. En la medida que el plano se abra hacia el
reconocimiento de esa pluralidad y diversidad ganaremos en avanzar en una mayor
cohesión social. El independentismo madrileño no contribuye precisamente a
ello, sino más bien todo lo contrario.
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