Los
leoneses somos muy dados a crear asociaciones, pero luego cada una de ellas no
suele superar los 10 miembros (como mucho). Muchas veces pueden compartir
objetivos pero sin embargo se prefiere que sigan siendo asociaciones distintas.
Las diferencias pueden ser mucho más de tipo personal que de los objetivos que
se pudieran perseguir.
Diría
que hay miedo a abrir esas asociaciones
al conjunto del medio social por cuanto ello pudiera suponer una cierta pérdida
de control y de poder en la misma. Se opta muchas veces por algo “que yo
controlo” a “ una asociación mucho más amplia en número de personas”. Conozco
algún caso en que hay muchas solicitudes para entrar en una asociación, que sin
embargo no son atendidas. No es un rechazo puntual, es algo general a todos que
han intentado integrarse. Se opta por el control antes que por la ampliación.
En mi opinión es un planteamiento erróneo. Necesitamos asociaciones fuertes y a
ser posibles que tengan implantación en toda España. Esa posición de primar el
control lleva al propio debilitamiento de la asociación, que también necesita
relevos en su dirección y sabia nueva en cuanto al diseño de actividades. La
alternativa a la “no ampliación” es “perder miembros asociados” (y es justo lo
que pasa).
Uno tiene la sensación de que para un leonés
solo es correcto lo que hace él
personalmente o como mucho su grupo de referencia. Todo lo demás o no existe o
tiene algún grado de imperfección.
Este
modo de ser y de actuar hace que cada leonés necesite “descubrir el
Mediterráneo por sí mismo”. Entiendo que esto es un obstáculo importante para
poder avanzar. En demasiadas ocasiones se parte de cero, cuando ya hay cosas
que se han hecho anteriormente.
Todo
ello supone que los leoneses nos llenemos de múltiples asociaciones pero con
muy pocos miembros cada una de ellas. Podríamos decir, sin caer demasiado en la
exageración, que hay más asociaciones que personas que las integran. Si las
examinamos una a una podríamos decir que “esta asociación” es la de “tal
persona” y aquella otra la de… Puede ser más complicada la diferenciación de
esas asociaciones por los objetivos que intentan perseguir. Es decir resulta
más sencilla la diferenciación “nominal” que la vinculada a los objetivos de las diferentes asociaciones.
Si
es verdad, que la presentación de un determinado estudio socialmente se tiende
a considerar en mayor medida avalada por una asociación que por una determinada
persona. Por ello es también relativamente frecuente que lo que hace alguien
determinado se revista con el nombre de alguna de las asociaciones que
controla. Eso es así hasta el punto de que alguno de los miembros de esa
asociación (y que aparece entre los firmantes) ni siquiera conoce la existencia
de ese estudio.
Conozco
algún caso, en que alguien elabora un determinado comunicado que firma en
nombre de otra asociación sin que tenga la autorización pertinente para ello.
Si a eso unimos una falta de prudencia en lo que se afirma, es normal que se
produzcan tensiones y enfados.
Recuerdo
en unas elecciones generales en las que probablemente el leonesismo haya batido
el récord Guinness del individualismo.
En las papeletas para la elección de senadores figuraba “Prepal (sección
Garzo)” y “Prepal (sección Iglesias)”. Todo un resumen de ese individualismo
leonés. La elección se establecía en función de personas y por supuesto
confundía a aquellos que querían votar al Prepal y desconocían las pugnas
personales que había.
Para
avanzar hay que hacer un esfuerzo de flexibilidad tanto en los contenidos como
en las personas que vayan a tratar de hacerlos efectivos. Hay que priorizar lo
que puedan ser los objetivos finales sobre la forma de tratar de llevarlos a
cabo o los protagonistas que lideren ese proceso. Los egos personales son
dificultades para poder avanzar. Así se han dado casos en que alguien firma un
determinado documento que otra persona ha elaborado, pero que cuando se recibe
el documento firmado se suprime esa firma por las discrepancias personales
entre el firmante y quien ha elaborado ese documento.
Estos
importantes egos nos llevan a paralizar las acciones. Como reyes del “bla, bla,
bla…” nos podemos sentar a debatir si son galgos o si son podencos, si es
corcel, caballo o alazán, pero en demasiadas ocasiones nos quedamos en esos
debates eternos. Entiendo preferible que no exista una total coincidencia en
las cosas con tal que ello posibilite una mayor acción.
Hay
que hacer prevalecer los objetivos y fines a lo que puedan ser los
protagonismos personales. Es necesario abrir las asociaciones para que ganen en
número de personas aunque ello suponga pérdida de control. Pero es que la
democracia es fundamentalmente eso, que el control lo ejerza la ciudadanía y no
un pequeño grupo de personas.
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