Donald Trump en alguno de sus mítines ha proclamado “que
se aplicará la pena de muerte para los inmigrantes que asesinen a ciudadanos de
Estados Unidos”. Esta barbaridad la dice alguien que ha sido presidente de ese
país y que cuando escribo estas líneas aspira a la reelección. Así textualmente decía: “Tenemos que
hacerlo…estoy pidiendo la pena de muerte para cualquier migrante que mate a un
ciudadano estadounidense o a un agente de las fuerzas del orden…el Congreso lo va
a aprobar”.
En este artículo ni siquiera voy a entrar en el debate
sobre la pena de muerte. Baste decir que soy contrario a su aplicación. Pero lo
que me resulta totalmente escandaloso es que la condena se aplique en función
no ya del delito cometido sino de quien lo haya podido cometer. Si un
inmigrante asesina a un estadounidense según su teoría sería condenado a la
pena de muerte. Pero claro parece que sería distinto si el asesinato lo comete
otro estadounidense y ya no digamos si el asesinado es un inmigrante.
Vamos que la teoría que defiende Trump es que el castigo
se aplicaría en función de quién comete el delito y no tanto del acto cometido.
Que alguien que defienda estas cosas pueda ser uno de los hombres más poderosos
del mundo la verdad es que da mucho miedo.
La imagen que representa la justicia es la de una mujer
con los ojos vendados. Con ello se ha querido significar que la justicia se
aplica a todos por igual con independencia de cualquier circunstancia como el
estatus económico, la ideología, la orientación sexual y desde luego el origen.
Es contrario a cualquier sentido de la libertad o de los derechos humanos que
se tenga una justicia que actué en función de quien sea el que cometa el
delito.
En Europa defendemos una “justicia igual para todos” y
creo que en ello puede haber un consenso básico entre las diferentes fuerzas
políticas. Podemos admitir incluso que haya imperfecciones en su
funcionamiento, pero lo que no creo es que haya un líder político que defienda
que haya diferentes varas de medir en función de quien haya cometido un delito.
El tema de la inmigración entiendo que es un problema
complejo y delicado. Algunas fuerzas políticas defienden la expulsión de todos
aquellos que hayan cometido delitos. Pero ello se aplicará en función de lo que
son sus actos y hay que evitar una generalización que lleva directamente al
racismo.
La inmigración en la última encuesta del CIS aparecía
como la principal preocupación de la ciudadanía. Es innegable que este tema también
está cobrando gran importancia a nivel mundial y en concreto en Estados Unidos.
También es claro que el crecimiento de los partidos de extrema derecha en
Europa y en el mundo tiene mucho que ver con este tema y con el creciente
rechazo a la inmigración. En Gran Bretaña el triunfo del Brexit también podemos
decir que estuvo muy asociado a buscar “defender las fronteras británicas
frente a la inmigración”.
Algunos países pactan acuerdos con Albania (el caso de
Italia) o con Ruanda (el Británico) para expulsar de sus países a los
inmigrantes. Más allá de los criterios éticos para llevar este tipo de
actuaciones, también hay que considerar que no es algo eficaz para detener esos
procesos migratorios. Habrá siempre límites en esa admisión.
La inmigración surge como alternativa ante los graves
problemas ya sean de tipo económico, político o de seguridad que se viven en
los territorios de procedencia. Se arriesgan la vida en esos viajes y muchos la
pierden, es todo un drama. Claro que en esa avalancha habrá personas de todo
tipo y algunas de ellas cometerán delitos. Lo que no cabe es aplicar la
uniformidad a todas ellas, ni todos son “santos” ni todos “asesinos”.
Es un fenómeno que se está dando a nivel mundial y que
llega a diferentes países con gobiernos no ya distintos sino contrarios. Hoy
por hoy parece imparable y no creo que las murallas que quiere hacer el señor
Trump vayan a detenerlo.
Entiendo que tampoco es deseable la llegada de personas
sin ningún tipo de control. Hay que conseguir una regulación que permita una
integración social. Todos tenemos experiencias de como personas que han venido
de otros países han colaborado en la atención a nuestros familiares o los hemos
encontrado desarrollando tareas en nuestro barrio.
El desarrollo económico y social , el ganar en seguridad
en sus países de origen será clave para evitar esos trasvases migratorios. Por
ello será fundamental establecer mecanismos de cooperación que consigan un
mundo más equilibrado.