La
noche va exhalando
bocanadas
de humo negras.
La
luna, que aún sigue blanca,
se
va escondiendo en la niebla.
Que
dicen que ya no soy
ciudadano
de mi tierra
y
la luna, que aún es blanca,
se
me está yendo en la niebla.
De
luto se habrán cubierto
los
torreones de piedra
y
la luna que era blanca,
la
he perdido entre la niebla.
El
viento disipará
mañana
las nubes negras.
Es
la hora de gritar:
León,
si estás vivo ¡despierta!
David
Díez LLamas.
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