Vaya por delante que no seré yo el
que apueste por la veracidad o no de si el Grial auténtico es el que se
encuentra en San Isidoro de León o en Valencia. Pero claro tampoco diré aquello
de que para determinar esa cuestión: “doctores tiene la iglesia”. Creo bastante
más en los pronunciamientos de Margarita Torres y de José Miguel Ortega que en
aquellos otros que son claramente interesados.
Suena
como muy mal que 6 días antes de ser nombrado Arzobispo de Valencia, Antonio
Cañizares siendo perfecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina
de los Sacramentos firme el documento de pronunciamiento favorable a la opción
valenciana. Ello no es baladí por cuanto permite a Valencia celebrar un Año
Santo Jubilar cada cinco años en conmemoración del Santo Cáliz de la Última
Cena. En teoría ese pronunciamiento podría suponer ingresos económicos
importantes derivados de un turismo que se calcula incluso en millones de
personas que se pueden acercar a ver esa reliquia que el ahora arzobispo de
Valencia ha “santificado”.
A
mi todo eso me suena a un claro mercadeo y me hace recordar que Jesús expulso a
los mercaderes del tempo. Se nos comunica la decisión, no los argumentos que la
puedan justificar. Es la sanción del poder (eclesiástico pero también político)
que parece no necesitar razones para llegar a esas conclusiones.
Esta
situación me recuerda a muchas otras de las que ocurren en nuestra tierra
leonesa. Por un lado desde personas particulares se impulsa una iniciativa que
apuesta por la investigación desde el rigor. Son profesionales de gran
prestigio que exponen sus razones y las dan a conocer en un libro (los reyes
del Santo Grial) para que todos las podamos conocer e incluso rebatir. Diríamos
que en otro terreno me recuerda el papel que ha jugado Rogelio Blanco en que
León fuera reconocido como “cuna del parlamentarismo”.
En
mi opinión se ha vuelto a reproducir la lucha entre “ciudadanía” y “poder” que
también asocio a aquellas razones de estado a las que aludía Martin Villa para
incluirnos en la autonomía de Castilla y León. Tal vez aquí sólo cambia
“razones de Estado” por “razones del poder eclesiástico”.
Leía
en una entrevista a Margarita Torres que decía que ha faltado el apoyo
institucional y que el mismo si se hubiera producido si el hallazgo se hubiera
dado en Valladolid. Efectivamente estoy convencido de que hubiera sido así y de
que también es algo bien triste y es un dato más que apunta a como este marco
autonómico es contrario a los intereses leoneses.
Sin
embargo esa falta de apoyo a las iniciativas de la ciudadanía (y como tal situó
la aparición de ese libro) se extiende más allá de las propias instituciones. Tampoco
los partidos que son oposición o los que aspiran a ocupar el poder han dado
muestra alguna de respaldar estas iniciativas. Una vez más la ciudadanía
leonesa y sus investigadores se han encontrado solos.
En
esa misma entrevista con Margarita Torres diríamos que mostraba hasta una
cierta “envidia” por el respaldo institucional que había recibido la opción de
Valencia (que entendía como algo natural y normal) frente al desapego de las
instituciones leonesas y aún mayor de las autonómicas.
¿Alguien
conoce las razones por las que el vaticano ha optado por el Grial de Valencia?
Yo diría que ni siquiera se han molestado en darlas a conocer. Es el apoyo
desde la afirmación “de lo nuestro” (a modo de respaldo a su propia candidatura
como arzobispo de Valencia), por estar en “nuestra ciudad”. Desde el respeto
asociado al “conocimiento científico” todos hemos tenido oportunidad de ver en
el programa “cuarto milenio” a Margarita Torres explicando los motivos por los
que consideraba que el auténtico Grial estaba en San Isidoro de León.
Diría
que en el devenir del Reino de León el poder del Papa ha actuado más bien
contra esos intereses. Así por ejemplo recordamos como propiciada por la
iglesia y con el beneplácito del Papa surge en Portugal un proceso de
independencia frente al Reino de León. Portugal se comportaba como un
protectorado vaticano*.
Lo
que más me ha molestado es que no ha sido un debate de “razones” y “argumentos”
sino entre “el conocimiento” y un “poder ligado muy directamente a intereses”. Ya
me gustaría que alguna vez se imponga la racionalidad al poder interesado. Ese
sería un buen día para los leoneses.
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