Pablo Iglesias ya dio algún aviso
cuando en las elecciones Europeas planteo una papeleta con su fotografía. En
principio se trato de decirnos que no era un acto de soberbia sino una
estrategia para identificar la marca “Podemos” con la persona que era
referencia de debates televisivos en algunas televisiones privadas.
Podemos
se presentaba como el paradigma de la participación ciudadana. Tenían a orgullo
diferenciarse en ello del resto de partidos y querían instaurar el régimen de
“castas” en las que los demás eran “los intocables” (eso sí con derecho a mofa
y escarnio) y ellos los elegidos.
De
su visión centralista de la política dieron un primer aviso al considerar de
escaso interés las elecciones municipales y autonómicas, lo suyo eran las
elecciones generales. Pero el paso definitivo lo han dado ahora en lo que es el
modo de elegir a sus candidatos a esas elecciones generales. Lo hacen por lista
única para toda España. Luego serán los que salgan en esa lista y en función
del puesto en que salgan los que elegirán la circunscripción por la que se van
a presentar. Vamos el centralismo más absoluto, que llevará a que alguien de
Almería (pongamos por caso) se pueda presentar por León y el de León por
Almería. La desconexión de representantes y representados será absoluta. El
territorio de referencia importa poco o nada y con ello también las personas
que residen en ella. Todos somos súbditos al servicio del líder. Así digo que
hemos pasado del Podemos al Puedo.
En
su propia organización las provincias no existen y por ello mismo abogan por la
supresión de las Diputaciones Provinciales. La sensibilidad hacia León y lo
leonés es nula, no existe. Con Podemos las referencias a “lo leonés” y a la
“identidad leonesa” desaparecen. Que esto se nos presente como un ejercicio
democrático no deja de ser chocante.
En
la elección de listas al senado Podemos se explaya algo más y dice que esos
candidatos se eligen por Comunidad Autónoma. Vamos que los candidatos por León
los elegirán en Valladolid, estupendo ¿o no? Sin embargo la circunscripción en
la que se eligen diputados y senadores, mal que le pese al señor Pablo Iglesias,
sigue siendo la provincia.
Me
resulta del todo incomprensible que está
visión supercentralista de España busque apoyo incluso en partidos
independentistas. Que se contemple “el derecho a decidir” como algo válido pero
no para los candidatos de Podemos sino para el debate territorial. Es algo como
decir apoyamos que los catalanes puedan decidir si se separan o no de España
pero no cuál puedan ser los candidatos de Podemos por Barcelona o Girona.
¿Ustedes lo entienden?, yo no.
Claro
han surgido muchas voces dentro del propio movimiento que tampoco lo llegan a
entender. Aunque Pablo Iglesias dice que en Podemos las discrepancias son
bienvenidas, luego parece añadir “siempre que gane yo”. De Podemos a Puedo.
Este
sistema refuerza el control del partido por el líder. Desaparecen las
referencias espaciales y territoriales. En consecuencia también se aboga por
sistemas electorales que no tengan en cuenta esas referencias espaciales. A mí
este sistema se me asemeja bastante al concepto de centralismo democrático de
los partidos marxistas-leninistas. Hay que sacrificar la libertad y todo se
pone al servicio de los objetivos del partido que un líder se encarga de
establecer.
Uno
diría que aquellos que buscan ser referentes en el medio social en el fondo
están anclados en el plano más individual, del yo luego yo y al final también
yo.
Es
cierto que este modelo organizativo no lo tienen el resto de formaciones
políticas, aunque tampoco se puede decir que sea nuevo. Diría que es más propio
de sistemas de partido único (aunque la propia denominación recoge una
incoherencia).
El
proclamar “un gobierno del pueblo pero sin el pueblo” puede ser excesivamente
peligroso. El vincular los procesos de elección exclusivamente a los marcos
virtuales también. La calle y la ciudadanía de “a pie” quedan excluidas.
También lo están todos aquellos que se distancian de esas formas de comunicación.
Las
ficciones, también en política, se alimentan en gran medida de eras realidades
“virtuales”. La distancia entre lo “es” y lo que “parece que es” puede ser
importante. Ver la realidad social a través de una pantalla de móvil o de
ordenador puede suponer riesgos graves de distorsión de esa realidad. También
es cierto que nos aleja del medio geográfico, del propio territorio. Es esa
“nube” a la que le faltan montañas y ríos.
En
ese modelo de organización al servicio de un líder, los representantes de ámbitos geográficos
locales pierden toda importancia. Es algo absolutamente opuesto al sistema que
se da en Gran Bretaña donde se establece una gran unidad entre el elegido y la
circunscripción por la que ha resultado elegido. De esta forma se favorece que
la ciudadanía pueda exponer sus problemas e inquietudes a alguien que les
resulta cercano y que con ello puedan
llevarse al propio Parlamento. Aquí lo que se apuesta es justo por lo contrario,
por la circunscripción única para toda
España y con ello por el distanciamiento de representante y representados.
En
definitiva tenemos que Podemos cada vez más se conjuga en singular “Puedo” como
un proyecto que se vincula a un liderazgo muy concreto de Pablo Iglesias. Sin
embargo cuando un partido se vincula a un líder (EA con Garaikoetxea, Juan Cruz
Alli con CDN) suelen durar más bien poco y tienden a desaparecer. Pero en todo
caso, el futuro no está escrito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario