sábado, 28 de noviembre de 2015

LEÓN VA DE CINE.


 

          Si, admitamos que el título de este artículo puede llevar a confusión y que pudiera llevar a pensar que defendemos que León está en el mejor de los mundos. También a que alguien pudiese llegar a creer que es una especie de slogan de un partido gobernante a modo de propaganda de su gestión. Sin embargo nada más lejos de la realidad. En nuestra trayectoria, en diferentes estudios, hemos tratado de demostrar que tras la implantación antidemocrática del actual marco autonómico ello ha derivado en pérdida de cuotas de bienestar para los leoneses y que en ello ha tenido bastante que ver la gestión de los que ocupan posiciones de poder.

          Entonces ¿Qué queremos decir con eso de que León va de cine? Pues es un ciclo de cine organizado por leoneses que viven lejos de su tierra y que  recoge tanto a autores leoneses como al cine hecho sobre León.

          León va de cine es tanto una ilusión óptica (a modo de espejismo) como el triunfo de la iniciativa y el impulso del “querer es poder”.  El cine tiene la capacidad de trasladarnos en imágenes a otros mundos, a ver las cosas a través de aquello que se nos proyecta. Nos recuerda al mito de la caverna de Platón.

          Este ciclo nace de la capacidad de iniciativa y del impulso de una persona joven. Su idea se traslada a las personas responsables del Hogar Leonés en Bilbao que  dan acogida  a la idea y ofrecen sus locales para que pueda ser proyectada.

          El entusiasmo juvenil promueve la capacidad de arrastrar a la colaboración en la iniciativa. Hay un espíritu de solidaridad que hace que los directores de las diferentes películas se presten no sólo a autorizar esas proyecciones sino a facilitar los medios necesarios para que se puedan llevar a cabo.

          El diseño de los carteles, su impresión o la distribución de los mismos es tarea también de la misma persona que ha tenido la iniciativa de hacer este proyecto.

          Hace falta complementar las tareas del espíritu con las más materiales de la gastronomía. Se contacta con diferentes empresas y algunas de ellas nos han mandado sus quessines, vino o embutidos de la comarca de Cistierna.

          ¿No echan en falta a alguien en este proyecto?, pues si faltan las instituciones públicas, que una vez más dan la espalda a aquello que busca dinamizar el medio social y promover lo leonés fuera de las fronteras de la propia Región Leonesa. La colaboración ha llegado de modo exclusivo desde la iniciativa privada. Son empresas y personas que de forma voluntaria han prestado su trabajo y su dinero  para que este tipo de cosas puedan salir adelante. Las instituciones públicas simplemente administran  recursos que a todos nos pertenecen.

          A mí este proyecto me ha recordado lo que son las tareas de hacendera que se tantas veces han solventado las necesidades de los pueblos leoneses. En ellas el concejo define una necesidad y el modo en que se puede solventar. Desde la colaboración de los vecinos con su trabajo y con sus recursos se consigue avanzar en la solución que se necesita.

          Creo que los leoneses a veces pecamos de excesivamente derrotistas. Ello nos lleva a ser demasiado contemplativos y a quedarnos en un permanente lamento de nuestra situación. Es como si esperásemos que las soluciones nos viniesen como llegadas del cielo. Nuestro individualismo (seña importante de nuestra identidad social) hace que desarrollemos pocas conductas de colaboración. Sin embargo todo ello son frenos a nuestro desarrollo como pueblo.

          En ese sentido creo que este proyecto al que alude este artículo recoge en buena medida una serie de valores que sería conveniente trasladar  a otras muchas cosas. El optimismo, la capacidad de iniciativa, el impulso generoso que arrastra a la colaboración a otros. También es el ejemplo de que para avanzar, lo principal es la voluntad de hacerlo y no vale esperar a que las instituciones públicas nos resuelvan las cosas.

          En nuestro medio social hacen falta más que nunca personas creativas y con capacidad de iniciativa. Pienso que estamos en una sociedad excesivamente ramplona que en muchas tareas (también en el cine) vive de glorias pasadas, de reposiciones o de recrear historias que se han producido en otro momento.

          La administración entiendo que debería de estimular y canalizar esa creatividad e iniciativa hacia tareas que supongan un beneficio social para el conjunto de la comunidad. Habrá que armonizar en ello los intereses personales con los sociales. En todo caso no pueden ser diques de contención, sino que más bien deben ser impulsores.

          Una forma de conocer en qué medida una determinada iniciativa supone un beneficio para la comunidad será tanto en términos económicos (en unos casos) como en la capacidad de interesar (medible en asistencia a los actos organizados). No nos identificamos tampoco con aquellos que simplemente invocan que “ellos son la cultura” y por tanto reclaman dinero público a modo de derecho propio y desligándose del medio social. Diríamos que son élites autoproclamadas que desprecian al conjunto de la sociedad.

          En definitiva para que León vaya de cine entiendo que sería necesario que haya muchos proyectos (de cualquier tipo) que unan conceptos como iniciativa, entusiasmo y capacidad para suscitar colaboración. Esperemos que así sea.

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