miércoles, 3 de febrero de 2016

ENTRE LO NUEVO Y LO VIEJO, EL VACÍO.


 

        Hay algunos partidos que han tratado de dibujar unos ejes de clasificación política entre lo que sería “lo nuevo” y lo viejo. Buscan la capacidad de seducción que siempre tiene cualquier novedad (algo que se ha utilizado en las más elementales estrategias comerciales). Ya se sabe que “nuevo mistol lava más blanco”. Diríamos que especialmente la tiene cuando se ha dado una epidemia de corrupción que ha afectado a una parte considerable de la clase política. Cuando se solicitan sacrificios a la población ello no es compatible con ver actuaciones deshonestas en sus gobernantes. Las formas de conducta se vuelven aún más importantes en esos momentos.

          En todo caso esos aires de cambio no es algo exclusivo que se está dando en España sino que está dando en muchos países. Es algo que también tiene una trayectoria temporal suficiente como para que sea un movimiento social relevante. En Francia es el ascenso del Frente Nacional, en Italia ha tomado la forma del movimiento Cinco Estrellas, en Grecia es Syriza y en España la referencia es Podemos y Ciudadanos. Son movimientos que todos ellos se plantean como “alternativos” a los partidos socialistas o conservadores que han ido ocupando sucesivamente el poder en sus respectivos países.

          Pablo Iglesias tiene una especial capacidad para generar conceptos de comunicación como “la casta”, “las puertas giratorias”, “remontada”… Es algo propio de un medio social en el que priman cada vez más  las imágenes sobre los contenidos. Diría que es un buen comunicador que además ha tenido el respaldo inequívoco de algunas televisiones.

          Todos estos movimientos tienen liderazgos muy personalistas. La crisis aviva sentimientos de rechazo hacia los que ocupan o han ocupado el poder. Los problemas siguen, persisten y ello se asocia a una cierta incapacidad de los gobernantes para solucionarlos. Creo que hay una sociedad que se comporta de un modo excesivamente expectante en espera que otros les solucionen sus problemas. La participación en las decisiones lleva a que luego también se haga en las tareas que llevan a solucionar una determinada necesidad. Es el modelo leonés de hacendera en que todos los vecinos deciden sobre lo que hacer y luego todos ellos colaboran en las tareas para la mejora que se  ha acordado realizar.

          Estos movimientos se fundamentan más en la oposición que en proponer unas nuevas ideas o proyectos. Excepto en Grecia y por su particular sistema electoral, que regala 50 escaños al ganador de las elecciones, en el resto no han llegado a ocupar posiciones de gobierno al menos al frente de sus países. No han demostrado suficientemente el tener capacidad de gestión, sencillamente no han tenido la oportunidad de hacerlo. Diríamos que incluso en Grecia Syriza tiene una autonomía de gestión bastante limitada en función de la propia situación económica del país y de las exigencias de la Unión Europea.

          Son movimientos que generan adhesiones pero también un rechazo importante,  tensionan el medio social. El Frente Nacional gana la primera vuelta de las elecciones regionales en Francia pero pierde la segunda al agruparse el voto de aquellos que prefieren a cualquier otra opción a ellos. Los estudios del CIS también nos muestran que uno de los partidos que alcanzan un mayor nivel de rechazo es Podemos (también el PP).

          Esas tensiones dificultan el que se puedan alcanzar acuerdos y hay un peligro importante de situarse en un vacío de poder. Por un lado se hace evidente la necesidad de llegar a acuerdos, pero por otro es muy patente la dificultad para poder llegar a alcanzarlos. Por eso decimos que entre lo nuevo y lo viejo hay una cierta sensación de vacío. Socialmente se detestan las mayorías absolutas, se habla de la bondad del diálogo y de los acuerdos. Sin embargo ello es algo más teórico que real. Luego hay demasiadas posiciones excluyentes, se busca tratar de imponer condiciones imposibles de aceptar por el partido con el que se quiere (en teoría) establecer pactos. Hay actitudes excesivamente soberbias y prepotentes que priman sus propios intereses personales a los de la ciudadanía.

          Un principio importante sería aceptar que la sociedad es plural y que nadie tiene la verdad absoluta. Sería un factor básico para tratar de buscar puntos de acuerdo que faciliten la gobernabilidad. En la actual situación mundial de crisis económica, de problemas de seguridad con el terrorismo internacional…Si hay algo que no puede permitirse un país es el estar sin gobierno, sin tener una capacidad de decisión suficiente como para afrontar esos retos tan importantes.

          La desesperación lleva a adoptar posiciones extremas que dificultan la superación de los problemas. La cohesión interna de un país es un valor en sí mismo, especialmente si más allá de los partidos se extiende al conjunto del medio social.

          La consistencia de un proyecto la mide el tiempo. Un ejemplo cercano podría ser UPyD que de ser considerado referente de alternativa política ha pasado a desaparecer como partido.

          En un plazo no demasiado lejano se aclarara si los “nuevos” partidos son suficientemente consistentes y la capacidad de renovación de “los viejos”. Ello podrá ser clave para evitar el vacío político.

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