miércoles, 5 de abril de 2017

EL RETROVISOR.


 
          Recientemente en una entrevista el señor Antonio Silván indicaba algo así como que “los retrovisores son para los coches y no hay que mirar lo que pudo ser y no ha sido”. Con ello se refería a la aspiración de muchos leoneses de alcanzar una autonomía propia y el respeto a lo que es su identidad social y territorial.

            Evidentemente no puedo estar más en desacuerdo con esas palabras. Vivo en el País Vasco y aquí todos demandamos (y su partido especialmente) que se mire el retrovisor en el recuerdo a las víctimas del terrorismo. También es absolutamente necesario que para evitar errores pasados, ese retrovisor nos recuerde lo que fue el nazismo o Chernobil. Conseguir un mejor futuro se hace desde el conocimiento de lo que han sido los errores del pasado.

            ¡Claro que hay que mirar hacia atrás para ver lo que se ha hecho bien o mal! Es necesario tanto en el plano social como en el plano individual. Usted no entra en el debate de lo que ha supuesto para la Región Leonesa y para los leoneses la integración en esta autonomía, simplemente lo obvia. Es de los que apuesta porque el Reino de León pase a ser el Reino de los cementerios.

            Antonio Silván pertenece a esa larga estirpe de políticos que han utilizado a los leoneses para alcanzar lo que serían sus metas políticas. En ella estarían tanto Rodolfo Martín Villa como Pablo Fernández (de Podemos). Ha querido utilizar en su beneficio político el discurso de que un leonés al frente de la Junta de Castilla y León promovería la integración leonesa en ese marco autonómico. Mire es poco comprensible que alguien que hace defensa de su candidatura, en un artículo titulado “Silván una oportunidad que no se debe perder” no sepa ni tan siquiera el nombre de esta Comunidad Autónoma. De forma reiterada dice cosas como “Presidente de PP de Castilla León”, “Buenos proyectos para Castilla León” o “Debe hacer su partido en Castilla León”. Ya ve ni siquiera se respeta lo que es el propio marco institucional. Igual hay que recordarle que esta Comunidad se denomina Castilla y León y que la conforman dos regiones con identidades diferenciadas, la leonesa y la castellana.

            Somos y queremos seguir siendo leoneses. Nos sentimos orgullosos de un pasado que debe proyectarnos hacia el futuro. La integración en ese marco autonómico ha generado pobreza, despoblación y declive tanto social como económico. Tal vez por ello mismo usted apuesta por el olvido, por no mirar el retrovisor.

            El coste económico de esa posición de “no tener en cuenta el pasado” puede ser muy importante. De los errores siempre debería de deducirse un aprendizaje que nos permita avanzar. La investigación en cualquier campo se fundamenta en el análisis que nos diferencia lo que es un avance de lo que nos lleva por caminos equivocados. No hay mayor error que no tener en cuenta lo que se ha hecho y seguir hacia adelante con anteojeras (sin retrovisor).

            La capacidad de rectificar se dice que es de sabios. Los errores no caducan y no creo que sea la mejor opción simplemente permanecer en ellos y olvidarse tanto de los procesos como de las consecuencias.

            Los que si tenemos en cuenta ese pasado no nos olvidamos de que la Diputación de León por 20 votos a favor y 4 en contra se pronuncia contra la integración en la actual autonomía. Que ese proceso fue impulsado por Martin Villa en su diseño del mapa de las autonomías para contrarrestar el efecto de los nacionalismos periféricos de catalanes y vascos. No olvidamos, que contrariamente a lo que pretendía su impulsor hoy nos encontramos con un proyecto independentista catalán que amenaza la ruptura de España. Incluso desde sus propios objetivos ese diseño autonómico ha resultado un fracaso. La autonomía de Castilla y León no sólo no ha fortalecido España, sino que la ha debilitado.

            Igual hay que pensar que “no mirar el retrovisor” pueda beneficiar sus intereses personales en detrimento de los que serían el conjunto de los leoneses. Es un poco “mírenme a mí en lugar de mirar lo que ha hecho mi partido o las consecuencias que se han podido derivar de las decisiones adoptadas en otro momento sin consentimiento de la ciudadanía”.

            El resultado de las elecciones primarias en el PP de Castilla y León, si algo ha dejado claro es la ausencia de debate en función de proyectos o programas. La elección ha puesto de manifiesto la capacidad de las dos candidaturas en aglutinar y controlar los votos de sus respectivas agrupaciones. Sólo así se entiende que Mañueco arrasase por completo en Salamanca (cerca del 100% de los votos) y que Silván ganase exclusivamente en las provincias de León y Palencia.

            Diría que se hace necesario que en política se prime el interés público por encima de lo que puedan ser las ambiciones personales. En demasiadas ocasiones se ha utilizado a la ciudadanía leonesa como ariete con el que justificar unos determinados objetivos políticos. Si miramos al retrovisor encontraremos varios ejemplos.

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